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España país de pandereta y genocidio

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España país de pandereta y genocidio
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España país de pandereta y genocidio
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Re: España país de pandereta y genocidio

En 1930 Sartaguda ( Navarra) contaba con 1.200 habitantes. Las sucesivas elecciones habían dado la mayoría en el pueblo primero a la Conjunción Republicano-Socialista (municipales y generales de 1931), PSOE (1933) y Frente Popular (1936). Por ello, la genocido fascista iniciada en el pueblo al iniciarse la Guerra Civil Española se cobró la vida de por lo menos 86 personas. Entre ellos el alcalde del PSOE Eustaquio Mangado Urbiola y los concejales Antonio Martínez Sádaba, Eusebio Moreno Mena, Ricardo Moreno Sola, Valentín Narcue Moreno, Benigno Oteiza Viguera. El 9 de septiembre numerosos hombres fueron llamados a la plaza del pueblo para acudir "voluntarios" a la Bandera General Sanjurjo de la Legión Española. De estos "voluntarios", 45 de ellos fueron fusilados entre el 2 y 4 de octubre.

En el frente de batalla murieron 15 vecinos, de ellos tan solo cinco eran de derechas. El resto simpatizaba e incluso eran afiliados de la izquierda, seis de ellos murieron bajo la bandera de la Bandera Sanjurjo, tras sobrevivir a las matanzas de octubre.

Esta sangrienta represión provocó que en lo sucesivo el pueblo fuera denominado "el Pueblo de las Viudas". Las viudas, además sufrieron el desvalijamiento de sus casas y sufrieron multas; les embargaron tierras, maíz, remolacha, sacas de harina, aceite... Sus tierras se convirtieron en objetivo de algunos, por lo que las viudas hicieron causa común para trabajarlas y defenderlas.

El parque de la memoria en Sartaguda con el nombre de los ceraca de 4.000 navarros asesinados por los genocidas, esta es la razon de que los navarros se unieran a los sublevados: el terror al que fueron sometidos por Mola y sus esbirros s

El parque de la memoria en Sartaguda con el nombre de los ceraca de 4.000 navarros asesinados por los genocidas, esta es la razon de que los navarros se unieran a los sublevados: el terror al que fueron sometidos por Mola y sus esbirros s

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Re: España país de pandereta y genocidio

entre ellos un familiar mio...

Vuelven a darse en Santander, cuando ya se cierra 1936, numerosas coincidencias con lo acaecido en otras ciudades costeras, fuesen éstas mediterráneas o cantábricas. El puerto y sus buques anclados brindaban fácilmente un alojamiento a buen resguardo para, los detenidos políticos que había que retirar de la circulación.

De prisión flotante hizo esta vez el “Alfonso Pérez” (La mayor parte de los detenidos en Santander fueron encarcelados en el penal del Dueso. A él fueron a parar numerosas expediciones de presos procedentes del Alfonso Pérez, que figuraba allí como prisión auxiliar), buque de 7.000 toneladas, anclado en un principio en el fondeadero de los Mártires, en la bahía antigua, y posteriormente en la dársena de Maliaño o “El Cuadro”, en la parte del muelle de la Junta de Obras del Puerto.

La vida en sus bodegas ofrecía durante el último trimestre de 1936 una imagen menos tétrica que la recogida en otras embarcaciones habitadas por presos políticos en las ciudades costeras de la España roja. Esta impresión podía recogerse sobre todo durante los meses que el “Alfonso Pérez” estuvo anclado en “El Cuadro”. Aunque para que no todo fuese bien, aquí empezó su zozobra por la vecindad de los barrios urbanos, donde los sindicatos de la C. N. T. actuaban sin cortapisas, como absolutos dueños y señores.

Las cifras espeluznantes de fusilados que obraban ya en la hoja de servicios del Frente Popular santanderino a finales de 1936 no restaron alientos a los milicianos más bizarros para matar en un rato a 160 presos, pasados dos días de la fiesta de Navidad de 1936.

Abundaron los contrasentidos en aquella semana memorable, que vio alternarse sucesivamente la alegría de las visitas familiares y los regalos navideños a bordo del -Alfonso Pérez. con la sangre, inesperada y violenta, derramada brutalmente cuarenta y ocho horas después. La ocasión volvió a ofrecerla un bombardeo nacional a cargo de 18 trimotores, que sembraron el terror y la indignación en las ya crispadas masas rojas de Santander. Eran poco más de las doce del día 27 de diciembre.

El drama tuvo dos actos, entre un prolongado cierre de telón. La primera parte estuvo protagonizada por las turbas sin control; que cayeron sobre Maliaño a los veinte minutos escasos de desaparecer los bombarderos. Su actuación, y la más organizada de los milicianos, que iban a consumar la gesta como actores del segundo acto, está recogida para la historia por testigos presénciales o, mejor dicho, por personajes de la gesta, sustraídos providencial- mente a la lista del exterminio. Sirve aquí de guía Ramón Bustamante y Quijano, que dedicó todo un libro (A bordo del “Alfonso Pérez”. Escenas del cautiverio rojo en Santander –Madrid 1940) a su odisea de prisionero.

La masa de asalto pudo reclutarse con facilidad al grito proferido por barrios y plazas de “¡Al barco! ¡Al barco! ¡A por los presos!” Cada cual a su modo, todos iban armados: fusiles, pistolas, escopetas, cuchillos de cocina e instrumentos agresivos de toda índole. Algún profesional de la guerra debía figurar en la anárquica expedición, puesto que entre las municiones prestaron buen servicio las bombas de mano. Situados los más audaces sobre cubierta, se asomaron a las escotillas y ordenaron airadamente a los presos que se colocaran en filas compactas sobre el centro de la bodega.

“Naturalmente, el engaño era demasiado burdo. La voz de mando de la bodega fué rebelde:

¡Nadie salga al centro; todo el mundo a los ángulos muertos! Nos quieren asesinar cómodamente. ¡Preparemos los colchones!

La palabra colchones corrió de boca en boca y todos comenzamos a parapetamos en ellos...

-¡Salir al centro de la bodega, que nada os pasará! ¡Salir, canallas, perros! -repetían ya descaradamente las voces de los asaltantes-. Si no lo hacéis, será peor, porque bajaremos y no quedará uno vivo.

Nadie hacía caso y comenzaron a hablar las armas asesinas... Hablan empezado también las bombas de mano. El efecto de las explosiones sobre la chapa era extraordinariamente mortífero. Empezaban los primeros ayes lastimeros y las ametralladoras de nuestros verdugos seguían segando vidas...

Poco a poco se fueron distanciando las detonaciones; indudablemente había pasado la agresión principal. De vez en cuando un tiro o una bomba de mano nos hacía pensar de alguien que había llegado tarde a la fiesta. Por fin, el silencio. Se contentaban con lo hecho y no bajaban a la bodega".

Un compás de espera de más de dos horas separó las incidencias descritas de las más organizadas que montaron conscientemente los milicianos profesionales. El paréntesis sirvió a varios presos, médicos algunos de ellos, para practicar una cura de urgencia a sus compañeros malheridos. Estos y los muertos habían sido subidos a cubierta.

¿Esperaban los supervivientes la reacción del asalto? Los responsables, si así podían llamarse, de la vigilancia del “Alfonso Pérez” les aseguraban con toda seriedad que ningún otro desmán ocurriría, puesto que se había reforzado la guardia. Ello no obstante, y seguramente sin la anuencia de los que así perjuraban, cayó inopinadamente sobre el barco la segunda tromba: el consejero de Justicia, Quijano; el comisario de Policía, Neila; el gobernador civil, miembro de las Juventudes Socialistas, Ruiz Olazarán, y el anarquista Hermenegildo Torres. Con ellos, como escolta de la muerte, varios piquetes de milicianos dispuestos a lo peor, Se habían trazado el programa en una reunión celebrada poco antes en un conventículo de la calle de Pereda. Llevaban listas preparadas y hasta montaron un tribunal de urgencia, que redujo su actuación a preguntar a los presos nombre y procedencia para dictar seguidamente sentencia fulminante, basada, cuando más, en el apellido ilustre, la filiación derechista o el carácter eclesiástico.

Luego de varios titubeos decidieron jueces y fusileros diezmar ordenadamente las bodegas desde la primera a la cuarta. Bajaban primero lista en mano el recinto de los presos y obligaban a los designados a subir a cubierta. Ya aquí, y a veces en la misma escalera de la escotilla. disparaban a quemarropa sobre ellos y volvían por otra tanda. Si estas primeras ejecuciones respondieron a un plan selectivo, ciñéndose a los marcados en la lista, lo que luego se siguió fué una auténtica embriaguez de sangre a costa de los indefensos reclusos de las bodegas, señalados a bulto y sin cuidar apariencias. «A ver -decían, señalando con el índice de la mano-. ese que tiene cara de cura...» Por el hecho de vérsele a un preso un trozo de escapulario que llevaba en el pecho fué ordenada su muerte.

Está comprobado que la menor apariencia religiosa motivó aquel día la condena inmediata de quien la presentaba. ya fuese seglar o clérigo. Si con estos últimos se hizo una tanda especial, no es fácil de probar, aunque así lo exprese claramente otro testigo:

“Aparte de los que fueron ejecutados de esta manera, luego la tropa de pistoleros se dirigió a las otras bodegas y ordenaron que los sacerdotes dieran un paso al frente. Sin más preguntas, sin ni siquiera un simulacro de justicia, se asesinó de esta forma a todos los sacerdotes que había en el barco”.

Resulta casi imposible señalar con precisión los nombres correspondientes a la primera matanza en las bodegas y los que luego sucumbieron a las descargas sobre cubierta. En la lista nominal de 160 víctimas publicada por Mazorras (Cincuenta y siete semanas de angustia. Trozos de las memorias de un caballero de España –Santander 1937-) hemos podido identificar a diez miembros del clero secular y a un seminarista, un capuchino. un escolapio y un carmelita.

Sacerdotes seculares: don Eliseo Alonso Pumarejo, don Hilario Arce Cañete, don Lorenzo Diez Morana, don Francisco González de Córdoba, don Bernardino Hoyos Bustamonte, don Vicente Poo Noriega, don Aurelio Velasco Martínez, don Serafín Villar Laso, don Eloy Martínez Muñoz (diócesis Madrid), don Manuel Navarro Martínez (diócesis Plasencia).

Seminaristas: don Jesús Serrano Calderón (de la diócesis de Solsona).
Capuchinos: Fr. Ambrosio de Santibáñez.
Escolapios: P. Alfredo Parte.
Carmelitas: Fr. Maximino de la Virgen del Carmen (Maximino Sáez Martínez).

El sacerdote don Lorenzo Diez Morana no murió instantáneamente en el asalto al Alfonso Pérez, sino en el sanatorio Morales algún tiempo después y a consecuencia de las heridas.

La incansable labor apostólica desarrollada con los presos por estos sacerdotes de ambos cleros tocó cimas de heroísmo en la angustia indescriptible del asalto. Entre las explosiones de las bodegas o bajo el rumor espeluznante de las descargas de cubierta; administraron. con alta presencia de ánimo, el sacramento de la penitencia a los que estaban muriendo o esperaban la muerte inmediata. Del P. Ambrosio, capuchino (“Un silencio profundo siguió a cada explosión, y únicamente, según dice don José María de Udías, se oyó luego la voz del P. Ambrosio, que invitaba al arrepentimiento, e incorporándose un tanto sobre su colchoneta, trazaba la señal de la cruz sobre aquellos cuerpos en agonía, mientras pronunciaba las palabras sacramentales: Yo os absuelvo...), y de los dos sacerdotes, don Eloy Martínez y don Manuel Navarro, se sabe testificalmente que ejercieron este ministerio momentos antes de ser ellos mismos sacrificados.

A eso de las cinco de la tarde cesaron los tiros; los milicianos que estaban en la bodega subieron a la cubierta y comenzó a alejarse el espantoso rumor del populacho. La noche se echaba encima. Las bodegas, lóbregas, tristes, silenciosas, no se podían iluminar, porque las bombas habían roto todas las luces. En cubierta estaban hacinados y calientes aún los cadáveres del padre del hijo, del hermano, del amigo...

Ya muy entrada la noche, los cuerpos fueron arrojados por una rampa a una lancha, después que les despojaron de cuanto llevaban de algún valor, y luego cargados en camionetas, operación que llevaron a cabo unos veinte presos, quienes asimismo, por voluntad de los milician06, les acompañaron en las camionetas y abrieron la fosa, una fosa grande en el cementerio de Ciriego, donde fueron depositados los 160 hermanos de un mismo ideal.(Mazorras Septién).

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Re: España país de pandereta y genocidio

Mártires Montañeses
1. Mártires de La Montaña.
2. D ichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 5, 1-12a
3. Nuestra Memoria Histórica ….
4. Asesinados: 77 sacerdotes regulares Decenas de religiosos Cientos de seglares 42 templos completamente destruidos.
5. En Santander capital existieron al menos 3 checas: la Municipal, la de la calle del Sol y la de los Ángeles Custodios. Manuel Neila, militante socialista, dependiente de comercio de profesión, fue nombrado Jefe de Policía del Frente Popular y comenzó a ejercer la represión, el terror y el asesinato en las citadas checas. Ante la escasa colaboración de la Policía Municipal en las tareas asesinas, ya que exigían a sus superiores legalidad en sus actuaciones, Manuel Neila decidió formar una guardia de milicianos bien dispuestos al asesinato y al saqueo. Ser o tener sospechas de ser sacerdote, religioso o de derechas era motivo de sentencia de muerte. Pronto las checas estuvieron rebosantes y fue necesario empezar las “sacas”, es decir los asesinatos: bien arrojando a los detenidos vivos por los acantilados del faro de Cabo Mayor o fusilándolos en las tapias del cementerio de Ciriego. Otros detenidos fueron llevados al barco prisión Alfonso Pérez. La primera víctima de la Checa municipal fue el agente de Tráfico de la Policía Municipal Santos Rubio Peñalver.
6. Los asesinatos del Frente Popular en La Montaña se calculan por millares. Hasta tal punto llegó la barbarie que el Cónsul ruso tuvo que llamar la atención al Gobernador Civil, Juan Ruiz Olazarán, camarero de La Mundial, diciéndole que iban a provocar un escándalo internacional si no actuaban con más cautela y menos publicidad.
7. Barco-prisión Alfonso Pérez.
8. 160 ASESINADOS EN LAS BODEGAS DEL BARCO. La masa de asalto se reclutó con facilidad entre los barrios cercanos al grito proferido de “¡Al barco! ¡Al barco! ¡A por los presos!” Cada cual a su modo, todos iban armados: fusiles, pistolas, escopetas, cuchillos de cocina e instrumentos agresivos de toda índole. Algún profesional de la guerra debía figurar en la anárquica expedición, puesto que entre las municiones prestaron buen servicio las bombas de mano. Situados los más audaces sobre cubierta, se asomaron a las escotillas y ordenaron airadamente a los presos que se colocaran en filas compactas sobre el centro de la bodega. -¡Salir al centro de la bodega, que nada os pasará! ¡Salir, canallas, perros! -repetían ya descaradamente las voces de los asaltantes-. Si no lo hacéis, será peor, porque bajaremos y no quedará uno vivo. Nadie hacía caso y comenzaron a hablar las armas asesinas... Habían empezado también las bombas de mano. El efecto de las explosiones sobre la chapa era extraordinariamente mortífero. Empezaban los primeros ayes lastimeros y las ametralladoras de nuestros verdugos seguían segando vidas...
9. Luego de varios titubeos decidieron jueces y fusileros diezmar ordenadamente las bodegas desde la primera a la cuarta. Bajaban primero lista en mano el recinto de los presos y obligaban a los designados a subir a cubierta. Ya aquí, y a veces en la misma escalera de la escotilla. Disparaban a quemarropa sobre ellos y volvían por otra tanda. Si estas primeras ejecuciones respondieron a un plan selectivo, ciñéndose a los marcados en la lista, lo que luego se siguió fue una auténtica embriaguez de sangre a costa de los indefensos reclusos de las bodegas, señalados a bulto y sin cuidar apariencias. «A ver -decían, señalando con el índice de la mano-. ese que tiene cara de cura...» Por el hecho de vérsele a un preso un trozo de escapulario que llevaba en el pecho fue ordenada su muerte. Está comprobado que la menor apariencia religiosa motivó aquel día la condena inmediata de quien la presentaba. ya fuese seglar o clérigo. Si con estos últimos se hizo una tanda especial, no es fácil de probar, aunque así lo exprese claramente otro testigo: “Aparte de los que fueron ejecutados de esta manera, luego la tropa de pistoleros se dirigió a las otras bodegas y ordenaron que los sacerdotes dieran un paso al frente. Sin más preguntas, sin ni siquiera un simulacro de justicia, se asesinó de esta forma a todos los sacerdotes que había en el barco”.
10. A eso de las cinco de la tarde cesaron los tiros; los milicianos que estaban en la bodega subieron a la cubierta y comenzó a alejarse el espantoso rumor del populacho. La noche se echaba encima. Las bodegas, lóbregas, tristes, silenciosas, no se podían iluminar, porque las bombas habían roto todas las luces. En cubierta estaban hacinados y calientes aún los cadáveres del padre del hijo, del hermano, del amigo... Hubo casos de hermanos que murieron juntos: Los García Solinis(3), Cossio Escalante(3), Zorrilla Cano(3), Negrete Herrera(2), Chevalier Arenas(2), Quintana San Román(2), Burgués Fernández(2)… Ya muy entrada la noche, los cuerpos fueron arrojados por una rampa a una lancha, después que les despojaron de cuanto llevaban de algún valor, y luego cargados en camionetas, operación que llevaron a cabo unos veinte presos, quienes asimismo, por voluntad de los milicianos, les acompañaron en las camionetas y abrieron la fosa, una fosa grande en el cementerio de Ciriego, donde fueron depositados los 160 hermanos de un mismo ideal. En la lista nominal de 160 víctimas publicada por Mazorra (Cincuenta y siete semanas de angustia. Trozos de las memorias de un caballero de España –Santander 1937-) hemos podido identificar a diez miembros del clero secular y a un seminarista, un capuchino, un escolapio y un carmelita. El resto son laicos.
11. SACERDOTES SECULARES : don Eliseo Alonso Pumarejo, don Hilario Arce Cañete, don Lorenzo Diez Morana, don Francisco González de Córdoba, don Bernardino Hoyos Bustamante, don Vicente Poo Noriega, don Aurelio Velasco Martínez, don Serafín Villar Laso, don Eloy Martínez Muñoz (diócesis Madrid), don Manuel Navarro Martínez (diócesis Plasencia). SEMINARISTAS : don Jesús Serrano Calderón (de la diócesis de Solsona). CAPUCHINOS : Fr. Ambrosio de Santibáñez. ESCOLAPIOS : P. Alfredo Parte. CARMELITAS: Fr. Maximino de la Virgen del Carmen (Maximino Sáez Martínez). El sacerdote don Lorenzo Diez Morana no murió instantáneamente en el asalto al Alfonso Pérez, sino en el sanatorio Morales algún tiempo después y a consecuencia de las heridas.
13. Los asesinados en el faro del cabo Mayor no tuvieron una muerte menos cruenta: El faro se alza sobre un enorme farallón de unos cuarenta metros de altura que cae a pico sobre las aguas y al que sirven de base agudos peñascos barridos continuamente por las bravías aguas del Cantábrico.. Desde lo alto eran arrojadas las pobres víctimas que caían sobre las erizadas rocas y eran arrastradas por las olas. Luis Araquistain en “Por los caminos de la guerra” y Concha Espina en “Retaguardia” cuentan los horribles asesinatos. Dice Araquistain: “Quien se asome a la baranda del faro, si es cristiano, hará que suba a sus labios una oración como encendido holocausto a los pobres mártires asesinados en el faro del cabo Mayor por la barbarie roja” En el libro “Historia de la persecución religiosa en España”,del Obispo emérito de Badajoz, Don Antonio Montero, se narra la muerte de ¡diecisiete! trapenses del Monasterio de Viaceli en Cóbreces (Santander) Los diecisiete fueron maltratados y escarnecidos brutalmente y llevados al faro del cabo Mayor y, con las manos atadas a la espalda, fueron arrojados vivos al precipicio.. Unos días después el mar devolvió a la costa los cadáveres de quince de ellos. Varios de ellos aún conservaban las ligaduras de las manos a la espalda y los labios cosidos con alambre. A la vista de todo esto, es lógico que los sucesores de aquellos criminales, defensores del Gobierno “legítimo” de una República “democrática” hayan desmantelado el monumento. Lo que no impedirá que los santanderinos suban al faro a rendir el homenaje acostumbrado a las víctimas.
14. Mártires cistercienses arrojados al mar por los acantilados del Faro de Cabo Mayor
15. TESTIMONIO DE UNA VÍCTIMA DE LA CHECA DE NEILA, EN LA CALLE DEL SOL. Soy TESTIGO PRESENCIAL DE LOS CRIMENES DEL PSOE, estuve preso en una Checa socialista en la calle del Sol en Santander donde el Comisario socialista se llamaba Neila de triste recuerdo pues en esa Checa se asesinaron a varias personas y a menores de edad. Yo tenia 18 años. Después de ser torturado y quemado con cigarros me trasladaron a la Prisión Provincial donde estuve cuatro días y fui trasladado al Barco Prisión Alfonso Pérez, donde me encontraba el 27 de diciembre de 1936 cuando se cometieron 167 asesinatos en ese barco por hordas marxistas socialistas, anarquistas y comunistas y en presencia del llamado Ministro de Justicia Teodoro Quijano del Gobierno de Santander, Palencia y Burgos. siendo Gobernador de Santander el socialista Juan Ruiz Olazarán. Tuve que ir con otros presos a enterrarlos en una fosa común y no nos mataron porque ya había intervenido la Cruz Roja Internacional y nos volvieron al barco. El diputado socialista Bruno Alonso al otro día dijo que todo fue unos pequeños sucesos cometidos por incontrolados. No cogieron a ningún incontrolado por que eran ellos mismos. El mismo día que este diputado socialista decía eso tiraban por los acantilados del Faro de Cabo Mayor a 16 monjes cistercienses del Convento de Cóbreces. Soy Juan Luis Pacheco Pérez de 89 años Ex-cautivo de Checa socialista, Prisión Provincial, Barco Prisión Alfonso Pérez, Penal del Dueso y Batallón Disciplinario de trabajos forzados de donde me escapé.
16. Muchos mártires fueron salvajemente asesinados por los milicianos del Frente Popular … Otros mártires fueron cazados como alimañas …
17. BONIFACIO ANGULO GÓMEZ, PÁRROCO DE VEGA DE PAS fue asesinado el 2 de diciembre de 1936 en su casa rectoral. Unos milicianos del Frente Popular llamaron a su puerta a las dos de la mañana con actitud agresiva. Don Bonifacio saltó por la ventana para huir, pero como la casa estaba rodeada de milicianos fue asesinado a tiros. No contentos con esta “hazaña”, detuvieron a la prima de Don Bonifacio y a dos sobrinas de ésta y las asesinaron en un monte de San Pedro del Romeral.
18. ANSELMO TORRE FUENTES, ECÓNOMO DE LIAÑO. Después de ser hostigado durante meses, fue detenido el 26 de octubre en su propia casa y conducido al ayuntamiento. Al día siguiente apareció su cadáver quemado en la carretera de Zurita a Torrelavega. LUCIO HERRERO MAZA, SACERDOTE. Detenido en su casa de Santander la noche del 26 de enero de 1937 por un grupo de milicianos que le cortaron las orejas y le obligaron como mofa satánica a entrar en una taberna para beber vino, lo que el mártir rechazó. Fue llevado en coche hasta Peñas Negras, en donde fue asesinado. Recién muerto le sentaron en una piedra con gafas oscuras y un periódico en las manos en actitud de estar leyendo. Así le encontró un sepulturero que había sido avisado de que había un cadáver en la carretera.
19. RICARDO BARREDO SALCES, PÁRROCO DE FRAMA , fue detenido el 1 de septiembre de 1936 por los sicarios de Manuel Neila para trasladarlo a la checa que este asesino tenía en la calle del Sol en Santander. Torturado durante el trayecto Potes-Santander con el objeto de que revelara el paradero de personas significativas de Liébana. El, con gran valentía, se negó a hacerlo. Los milicianos le bajaron del camión que lo transportaba y después de ser atado con alambres y rociado con gasolina fue quemado vivo. El pueblo de Frama lo recuerda con una sencilla lápida en el interior de la Parroquia: El pueblo de Frama dedica este humilde recuerdo a su Párroco DON RICARDO BARREDO Mártir por Dios y España su deber y su honor sacerdotal. 31-8-36
20. FRANCISCO GONZÁLEZ DE CORDOVA, PÁRROCO DE SANTOÑA . A las 12 de la noche del 16 de septiembre de 1936 es detenido en su casa por un piquete de milicianos del Frente Popular. Se despide de su familia y les da instrucciones de qué hay que hacer con el Santísimo y cómo dar la noticia de su detención a su madre. El día 18 de septiembre es trasladado a la Prisión Provincial de Santander. Su estado de salud evita que sea trasladado en primera instancia al barco prisión Alfonso Pérez, aunque finalmente lo trasladan el 4 de noviembre previa estancia en la Prisión de El Dueso. Alienta a los detenidos a morir con confianza en Dios y confiesa a cuantos puede. En una carta escribió a su madre: “ Queridísima madre: Lo único que me preocupa es el Cielo; y quiero ganarlo a toda costa. Si para ganarle hay que morir violentamente, acepto la muerte contentísimo, como un gran beneficio que Dios me hace.”
21. RR.PP. EUGENIO CERNUDA Y MIGUEL SAN ROMÁN O.S.A. Pertenecían a la comunidad agustina dedicada a la enseñanza sita en lo que hoy es calle Alcázar de Toledo. Detenidos el 18 de diciembre de 1936 en una pensión de la Alameda Primera en la que se habían refugiado. Antes de fusilarlos en las tapias del cementerio de Ciriego les cosieron la boca con un imperdible .
22. FELIPE DEL CASTILLO SAURINA, FUE MARTIRIZADO CUANDO NO HABÍA CUMPLIDO LOS QUINCE AÑOS. Había nacido el 1 de noviembre de 1921 en la localidad montañesa de Astillero, y bautizado en la iglesia de San José, en su pueblo natal. Su amor por Cristo anidaba en su alma blanca desde su más temprana edad. Llamaba la atención su dulcísimo fervor, que era señal de la predilección que Dios sentía por esta criatura. Por esta precocidad, fue aspirante desde pequeño a miembro de la Juventud de Acción Católica, de la que formó parte años más tarde. En esta organización, a pesar de su juventud, sobresalía en virtud y en la entrega en el servicio de la Iglesia. Era extremadamente responsable y entusiasta en su apostolado, y en su corazón aceptaba la posibilidad de dar la vida por Dios y por su Patria, de ser un mártir si era preciso. Comenzó la carrera de perito industrial. Era laborioso e inteligente, y obtenía excelentes notas. Consciente del trágico momento que vivía España, se afilia al SEU (Sindicato Español Universitario). Al comenzar la Cruzada, en 1936, a pesar de no haber cumplido aún los 15 años, su fama de católico ejemplar había llegado a sus enemigos, y había despertado los odios contra él. Esbirros del diabólico Manuel Neila lo detuvieron en Maliaño. Llevado a la checa de Santander, fue vilmente torturado. Tres milicianos, sedientos de sangre, lo llevaron entre vejaciones y golpes a la localidad de Quijas, donde lo asesinaron. Felipe del Castillo está enterrado en el cementerio de Astillero, su pueblo natal. Su rostro infantil nos muestra una mirada viril y un corazón puro.
23. ASESINADO POR NEGARSE A BLASFEMAR El Padre Carlos Vela, SJ, Doctor en Derecho y profesor de la Universidad Católica de Quito, refiere un hecho espeluznante que presenció en Santander. La Guerra Civil sorprendió en Santander al Padre Carlos como corresponsal de un periódico de su país, Ecuador. Esta situación le confería cierta libertad de movimientos. Se encontraba en un bar de la ciudad junto a un grupo de milicianos que comentaban las incidencias del día. Junto a ellos, un niño que habían encontrado guardando una de las muchas ermitas que salpican La Montaña. Entre mofas y acaloramientos le conminaron a blasfemar. El niño se negó. Le amenazaron con pegarle dos tiros y el bravo niño volvió a negarse. Efectivamente le descerrajaron la cabeza de dos tiros. El corresponsal,que por ser extranjero gozaba de cierta “inmunidad”, reprendió a los milicianos, que se jactaban de su proceder Ninguno rechistó. Ni se atrevieron a levantar la cabeza.
24. CRIMEN COMETIDO EN UN NIÑO DE QUINCE AÑOS. MIGUEL CRESPO POO. Fue detenido en septiembre de 1936 y conducido a la Checa de Neila , sita en la calle del Sol en Santander gobernado por los rojos siendo el Gobernador Civil, Juan Ruiz Olazarán socialista ex camarero de bar. Torturado hasta la muerte, los verdugos rojos pretendían hacerle blasfemar, dándole golpes con porras. El lamento de dolor que se le escapaba después de cada golpe era ahogado en su garganta por el grito de “¡Viva Cristo Rey!”, en un ejemplo de heroísmo martirial como pocos. Estos monstruos le pegaron hasta matarle. Su madre entró en la checa buscando a su hijo desencajada por el horror. Delante del despacho de Neila halló un cadáver cubierto con una manta, del que manaba la sangre. Al ver los zapatos, que no ocultaba el indigno sudario, reconoció a su hijo. Se abalanzó sobre él, rota de dolor, pero el secretario de Neila, Máximo Castañedo, la arrojó por la escalera. El alboroto hizo que el mismo Neila apareciera, y, molesto por los sollozos de la madre, le proporcionó tal puñetazo que le saltó varios dientes, cayendo por la escalera y siendo recogida por un hombre esposado al que estos demonios llevaban a la muerte. La madre de Miguel pidió que le dejaran ver el cadáver, hacerle la señal de la cruz, cerrarle los ojos… Sin embargo, un hijo de los asesinos confesó a la hermana del mártir que su cuerpo fue arrojado al mar.
25. Y tantos caídos anónimos cuyo sacrificio sólo Tu, Señor, conoces … Señor, Dios de los Ejércitos, cuya mano da a los hombres la vida o la muerte, en la victoria o en la derrota. Acuérdate, Señor, de los que, defendiendo Tu fe, cayeron envueltos con Tu nombre en los campos del honor. Señor, Dios de los Cielos, esencia de amor y de paz, acuérdate de quienes en la lucha por el triunfo de Tu amor entre los humanos, dejaron sus cuerpos rotos en el camino del martirio, ofreciendo sus vidas con serenidad y resignación. Señor, Dios de Justicia, principio y fin de todas las cosas, acuérdate de quienes imitaron el sacrificio de Tu Hijo, muerto en la Cruz, por la redención del mundo, ofrendando el sagrado tributo de su juventud generosa, para hacer mejores a los que quedemos. Señor, Tú que sabes lo efímero de esta vida, bendice los sueños de los que cayeron. Ten en Tu divina presencia a los que tanto te amaron, amando tanto a la Humanidad. Guíalos por Tu Reino para que desde los luceros inspiren nuestros actos y Tu nombre sea bendecido y alabado por los siglos de los siglos. Así sea.
26. Por Dios, por los Caídos, por España, por La Montaña. Para que no se ensucie su memoria, NI SE MIENTA… En un libro recientemente publicado (2006), se refiere a los mártires arrojados por el Faro como “… producto de una leyenda política que quedó incrustada en la memoria colectiva como si los hechos fueran reales, y el monumento allí colocado (en el Faro), vino entonces a conmemorar algo que no había sucedido”.
27. " E SPAÑOLES, ALERTA. LA PAZ NO ES UN REPOSO CÓMODO Y COBARDE FRENTE A LA HISTORIA. LA SANGRE DE LOS QUE CAYERON POR LA PATRIA, NO CONSIENTE EL OLVIDO, LA ESTERILIDAD NI LA TRAICIÓN. ESPAÑOLES, ALERTA. E SPAÑA SIGUE EN PIE DE GUERRA CONTRA TODO ENEMIGO DEL INTERIOR O DEL EXTERIOR".

#155

Re: España país de pandereta y genocidio

Juan Martínez Martínez, fue asesinado y sus restos fueron arrojados junto a los de Andrés Saénz, Epifanio Sesma y Eustaquio Mangado (Alcalde de Sartaguda en 1936), a una cuneta en la carretera que une Lodosa y Sesma, fue asesinado el 14 de septiembre de 1936, cuando apenas contaba con 24 años de edad. Su delito: ser jornalero y estar afiliado a la UGT.

El  30 de enero de 2010 fallecio Dª Victorina Martínez Sádaba, a los 95 años de edad. Su marcha tiene una especial resonancia por tratarse de la última de las "viudas" que dan nombre, tremendo nombre, a Sartaguda.

El 30 de enero de 2010 fallecio Dª Victorina Martínez Sádaba, a los 95 años de edad. Su marcha tiene una especial resonancia por tratarse de la última de las "viudas" que dan nombre, tremendo nombre, a Sartaguda.

#157

Re: España país de pandereta y genocidio

Pero que cansino.

Pon algo de los Reyes Católicos que será mas entretenido.

ARRIBA ESPAÑA.

#159

Re: España país de pandereta y genocidio


El nombre de Paracuellos del Jarama (en realidad, Paracuellos de Jarama) ha quedado ligado para siempre a la mayor matanza perpetrada en la guerra civil española. En las inmediaciones de esta pequeña población de la provincia de Madrid los revolucionarios asesinaron a sangre fría a varios miles de españoles inocentes. Militares que no habían tenido oportunidad de participar en la guerra, religiosos que, por supuesto, nunca tuvieron ninguna participación, políticos que no ostentaban ningún poder, intelectuales alejados de los asuntos políticos… Eran los enemigos de la revolución, personas que estorbaban en el camino al objetivo último de los autores de estas masacres: la dictadura del proletariado.

El nombre de Paracuellos de Jarama ha quedado ligado para siempre a un nombre, Santiago Carrillo Solares. Es, sin duda, el más famoso de los responsables de aquellos horribles crímenes, pero ni mucho menos el único. Nombres como Manuel Muñoz Martínez, Segundo Serrano Poncela o Mihail Koltsov merecen una cuota de protagonismo próxima a la de Carrillo. Asesinatos en masa como los que nos ocupan no pueden ser obra de un solo hombre, y el «genocidio» (como tal lo califican César Vidal y otros historiadores) de Paracuellos tuvo una indiscutible inspiración comunista, procedente de la Rusia soviética de Iosif Stalin e importada a Madrid a través del Partido Comunista de España (PCE).

Noviembre de 1936. Quinto mes de la guerra civil. Las tropas del general Francisco Franco avanzan a paso seguro de sur a norte. La liberación de El Alcázar de Toledo demoró el cerco del bando sublevado a la capital de España. A primeros de noviembre ya estaban a las puertas de Madrid, donde el golpe de Estado, dirigido por el general Joaquín Fanjul, había fracasado (para desgracia de quienes se atrincheraron en el Cuartel de la Montaña, pues casi todos ellos fueron linchados por milicias obreras y fuerzas republicanas el 20 de julio). El día 2 de noviembre cayeron en poder de los nacionales Fuenlabrada y Villaviciosa de Odón. El 4, Getafe. La caída de Madrid, que sin duda hubiera acelerado el fin de la guerra, parecía inminente y eran pocos los que no la daban por hecha.

La huida del Gobierno
El 6 de noviembre el Gobierno republicano cogió las maletas y se marchó por la carretera de Valencia. A la sazón lo presidía Francisco Largo Caballero (PSOE), apodado por partidarios y detractores el «Lenin español». Dos días antes acababa de formar Largo su segundo gobierno, integrado por seis socialistas (además de él, Ángel Galarza Gago, ministro de Gobernación, Juan Negrín López, Julio Álvarez del Vayo, Indalecio Prieto Tuero y Anastasio de Gracia), dos comunistas del PCE, tres miembros de Izquierda Republicana (entre ellos, José Giral Pereira, quien desde la presidencia del gobierno había entregado armas a los partidos y sindicatos afines), uno de Unión Republicana, otro del PNV, otro de ERC y, lo más curioso, cuatro anarcosindicalistas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Fue la primera vez en la historia universal que cuatro anarquistas («anarquía» significa «sin gobierno») alcanzaron rango de ministros: Juan García Oliver (expistolero que tomó la cartera de Justicia), Juan Peiró Belis, Juan López Sánchez y Federica Montseny Mañé. El presidente de lo que quedaba de II República era Manuel Azaña Díaz.

Como decimos, el gobierno del Frente Popular prefirió tomar la radial 3 y delegar en otros la enojosa defensa de Madrid. Para ello, Largo Caballero dejó dos mensajes en sendos sobres: uno dirigido al general Miaja y otro para el general Pozas. Con mucho misterio el presidente les ordenaba no abrir sus respectivos sobres hasta la madrugada del 7 de noviembre. Los generales no pudieron resistir la tentación de desobedecerle y lo primero que comprobaron es que el mensaje para Miaja estaba en el sobre de Pozas y viceversa. Una vez deshecho el equívoco, a José Miaja Menant se le encomendaba organizar y presidir una Junta de Defensa de Madrid, y a Sebastián Pozas liderar el Ejército del Centro desde Tarancón (Cuenca). La carta a Miaja empezaba así:

«El Gobierno ha resuelto, para poder continuar cumpliendo su primordial cometido de defensa de la causa republicana, trasladarse fuera de Madrid, y encarga a V.E. de la defensa de la Capital a toda costa. A fin de que lo auxilien en tan trascendental cometido, aparte de los organismos administrativos que seguirán actuando como hasta ahora, se constituye en Madrid una Junta de Defensa de Madrid, con representaciones de todos los partidos políticos que forman parte del Gobierno y en la misma proporcionalidad que en éste tienen dichos partidos. Junta cuya presidencia ostentará V.E. Esta Junta tendrá facultades delegadas del Gobierno para la coordinación de todos los medios necesarios para la defensa de Madrid, que deberá ser llevada al límite…»

La Junta se pone en marcha
La Junta de Defensa de Madrid se reúne por primera vez a las 18 horas del 7 de noviembre. El veterano general Miaja la preside y la distribución de consejerías queda de esta guisa: Secretariado – Fernando Frade (PSOE), Guerra – Antonio Mije (PCE), Orden Público – Santiago Carrillo (Juventudes Socialistas Unificadas, PCE), Industrias de Guerra – Amor Nuño (CNT), Abastecimientos – Pablo Yagüe (UGT), Comunicaciones – José Carreño (Izquierda Republicana), Finanzas – Enrique Jiménez (Unión Republicana), Información y Enlace – Mariano García (Juventudes Libertarias), Evacuación – Francisco Caminero (Partido Sindicalista). A este grupo de consejeros se le conoció popularmente como los «chicos de Miaja» porque casi ninguno llegaba a los 30 años. Santiago Carrillo, consejero de Orden Público que acababa de formalizar su ingreso en el PCE, tenía 21 años.

El primer número del Boletín Oficial de la Junta de Defensa de Madrid, fechado el 13 de noviembre de 1936, contiene varias disposiciones firmadas por Carrillo entre los días 8 y 11. Algunas de estas dicen: «Se concede un plazo de veinticuatro horas para que todos los ciudadanos de esta capital hagan entrega en las Comisarías de la Dirección General de Seguridad, donde se les extenderá el correspondiente recibo, de todas las armas de fuego que posean». «A partir de la fecha de publicación de esta disposición, la vigilancia del interior de la capital y sus accesos estará exclusivamente a cargo de las fuerzas organizadas que a tal efecto disponga esta Consejería». «Se organizarán los Servicios de Investigación y Vigilancia. Los Servicios de Investigación estarán a cargo del Cuerpo de Policía…» Asimismo, Carrillo nombra el día 8 a los cargos dependientes de su consejería: Luis Rodríguez Cuesta - secretario, Segundo Serrano Poncela – delegado en la Dirección General de Seguridad, Fernando Claudín Pontes – delegado del Gabinete de Prensa, Alfredo Cabello – delegado en la Emisión Radiofónica, Federico Melchor – delegado para las fuerzas de Seguridad, Asalto y Guardia Nacional Republicana.

Comienzan las sacas
El mismo 7 de noviembre que se constituye la Junta de Defensa de Madrid, arrancan los asesinatos de Paracuellos. Desde esa madrugada una barricada de losas rodea la entrada de la cárcel Modelo, custodiada por milicianos. Dentro de la barricada, aparcados, aguardan entre siete y nueve autobuses de dos pisos, pertenecientes al servicio público urbano, más dos autobuses grandes de turismo. En seguida (a las 4 de la madrugada según César Vidal, por la tarde según Ian Gibson) empiezan las temidas «sacas» de presos.

El ordenanza conmina a los reclusos a asomarse a las balconadas para que todos escuchen la retahíla de nombres que van a pronunciar a continuación. Un pelotón de milicianos encañona a los expectantes a la vez que rodea a los dos «jefecillos» que leen las listas. Bajo pena de disparar al primero que hable o se mueva, exigen a los nombrados que bajen «con todo» lo que posean al centro de la galería y se coloquen en orden de llamada. «En un silencio sepulcral pasan instantes indescriptibles; es decir, no pasan, porque el tiempo se detiene en el abismo y la tragedia, cabalgando en el caos, nos suspende sobre el vértigo…» (Emocionario íntimo de un cautivo. Los cuatro meses de la Modelo, de El Duende Azul, seudónimo de Antonio Cobanela Caamaño, 1939).

Los autobuses, con unos sesenta detenidos y una decena de milicianos cada uno, son conducidos a las inmediaciones de Paracuellos de Jarama. Allí han cavado, con ayuda de lugareños, unas zanjas a modo de fosas donde caerán los asesinados. Maniatados con bramante de dos en dos o con las manos a la espalda, los dividen en grupos de entre diez y veintincinco. Les obligan a caminar hacia las fosas comunes y, una vez situados al borde de los agujeros, un pelotón de entre treinta y cuarenta milicianos les ametralla. Muchos caen aún con vida a las fosas. Algunos de estos reciben el tiro de gracia, mientras que otros tienen que esperar a morir aplastados o enterrados. Muchas de las últimas palabras de los caídos fueron para perdonar a sus verdugos, para honrar a Cristo Rey o a España, o para orar a Dios.

Sólo el 7 de noviembre fueron ametrallados en Paracuellos alrededor de un millar de presos «sacados» de la Modelo. Esta era una cárcel diseñada para albergar precisamente a mil presos, pero en aquellos días de la guerra civil se hacinaban en ella 5.000 hombres. Ni fue esta la única cárcel de la que se produjeron «sacas malas» ni fue el 7 de noviembre el único día en que se produjeron ametrallamientos en masa. Nada más lejos, por desgracia, de la realidad. De las cárceles de Ventas, Porlier y San Antón también se «sacaron» a decenas, a veces centenares de presos, para llevar a término su «evacuación… definitiva» (Segundo Serrano Poncela dixit) a Paracuellos del Jarama o a Torrejón de Ardoz (junto al caz de Soto de Aldovea). Y el terror en las cárceles se prolongó hasta que el 4 de diciembre tomó posesión como director general de prisiones una persona digna de tal cargo, el anarquista sevillano Melchor Rodríguez García, apodado el «Ángel Rojo», que con su actuación protectora salvó miles de vidas.

Cifras discutidas
Las cifras de la matanza de Paracuellos aún hoy no son unánimes entre los historiadores. César Vidal, en su ensayo Paracuellos – Katyn, ofrece una relación de 4.021 asesinados en la Guerra Civil en Paracuellos, con sus nombres y sus dos apellidos (salvo contadas excepciones en que da el nombre y el primer apellido) y señala de ellos los que eran religiosos.

El propio Vidal estima el número total de fusilados en Paracuellos en unas 5.000 personas y el del total de «las víctimas del Terror frentepopulista en Madrid» durante la guerra en torno a las 16.000 personas. El también prestigioso historiador Ricardo de la Cierva, que con diez años sufrió el asesinato de su padre en Paracuellos, señalaba una cantidad global de 10.000 asesinados en esta población. Algo menos apuntaban Antonio de Izaga (8.354) y Ramón Salas Larrazábal (8.300). Ian Gibson tomó a inicios de los 80 la cifra de 2.750 víctimas «perfectamente identificadas», recabada por Ricardo de la Cierva de los archivos de la Asociación de Familiares de los Mártires. En la edición de 2005 de Paracuellos. Cómo fue rebaja esta cifra y propone una cantidad aproximada de 2.400 víctimas. Si tomamos la cifra total de 300.000 víctimas de la Guerra Civil (que señala el historiador Juan Pablo Fusi), los muertos en Paracuellos suponen en torno al 1 por ciento de este total.

En lo que sí coinciden los historiadores es en que tanto Santiago Carrillo como José Miaja sabían lo que estaba pasando y no hicieron nada para impedirlo. A estas dos supuestas autoridades se suman otras de la Junta de Defensa de Madrid como de la zozobrante República que conocieron y consintieron lo que estaba pasando, cuando no lo favorecieron. Antes del 7 de noviembre las fuerzas de la República ya habían asesinado a miles de enemigos a través del sistema de checas. Las checas eran centros de detención, tortura y condenación importados de la Rusia revolucionaria. En Madrid llegaron a existir al menos 226 checas, controladas por los partidos y sindicatos que encarnaban el Frente Popular. La más temida de todas estas checas era el llamado Comité Provincial de Investigación Pública (CPIP), también conocido como la checa de Bellas Artes y luego de Fomento. Esta checa fue creada en agosto por el Director General de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, y asumió la tarea de coordinar todas las demás. Muñoz huyó a Valencia con el gobierno y gran parte de las fuerzas represivas de las checas se integraron en el sistema de represión de Carrillo, el discípulo de Stalin.

Otro personaje siniestro, el hombre de los nombres falsos, reconoce en su Diario de la guerra española haber instigado continuamente el exterminio de los presos de Madrid, con el pretexto de su posible liberación por Franco y la unión a su causa. Para ello tuvo que convencer (con gran éxito, a la vista de los resultados) a los comunistas del PCE (que entonces lideraba José Díaz) de lo conveniente de sus diabólicos planes. Se trata de Mihail Koltsov (su nombre verdadero, según Ian Gibson, era Mihail Fridliand y su segundo nombre falso era Miguel Martínez). Este comunista nacido en Kiev en el año del desastre de España (1898) aterriza en El Prat de Barcelona el 8 de agosto de 1936, teóricamente como corresponsal del periódico Pravda, publicación oficial del Partido Comunista ruso. Los historiadores coinciden en señalar que, además, debía ser un influyente jerarca de la maquinaria soviética y un agente en nuestro país del monstruo Stalin.

Las matanzas de Paracuellos y Torrejón tampoco fueron, en su conjunto, hechos aislados ni excepciones dentro de una realidad mucho más amable. Aparte de la actividad frenética de las checas, César Vidal recoge en su ensayo como precedentes al capítulo de Paracuellos el ya mencionado asalto al Cuartel de la Montaña, las matanzas de los trenes de Jaén, la matanza de la cárcel Modelo del 22 de agosto, las sacas de Ventas, los fusilamientos de Boadilla del Monte y las matanzas de Aravaca. No hay que olvidar nunca que durante la guerra civil los creyentes españoles padecieron la peor persecución religiosa de nuestra historia, con al menos 6.832 sacerdotes y religiosos asesinados. Este tipo de crímenes se sucedieron a lo largo de toda la guerra y hasta su final.

Para aquellos que siguen pensando que la guerra civil fue una contienda de buenos contra malos… Para aquellos que siguen pensando que todos los que luchaban con la República defendían la libertad y la democracia… Para aquellos que siguen pensando que el comunismo es una esperanza para la humanidad… Todas estas son las mejores pruebas de que están equivocados.

En el Cementerio de los Mártires de Paracuellos se puede visitar, en los horarios oportunos, a los grandes castigados por este despropósito criminal, brutalmente silenciosos bajo un mar de cruces, y encomendados por la gigantesca cruz blanca que mira al Cielo desde el cerro de San Miguel.

Pedro Muñoz Seca, el humor en el horror
F. D-I. MADRID
El comediógrafo don Pedro Muñoz Seca, natural de El Puerto de Santa María, fue detenido por milicianos anarcosindicalistas en Barcelona, donde la noche del 17 de julio de 1936 había estrenado La tonta del rizo. Casado y padre de diez hijos, fue acusado de monárquico y católico. Trasladado a Madrid, fue uno de los presos de la cárcel de San Antón (patrón de los animales, de los amputados, de los carniceros, de los enterradores y de los porquerizos, entre otros). En esta prisión, y a pesar de todo el horror circundante, el autor de La venganza de don Mendo pronto se hizo inmensamente popular por su inigualable sentido del humor.
Ian Gibson recoge dos anécdotas suyas en la cárcel, transmitidas por el padre Vicuña. En esta frase genial, dirigida a los milicianos custodios, aúna y sintetiza como nadie el humor y el horror de aquellos días: «Me habéis quitado mi libertad, mi empleo, el trabajo, la paz, la familia, todo… Pero hay una cosa que no me podéis quitar… Y es el miedo que os tengo». En otra ocasión, uno de estos milicianos trataba de convencerle de la futura victoria del bando republicano con argumentos blandurrios: «La guerra la ganaremos nosotros, porque nosotros tenemos el oro». La réplica de Muñoz Seca fue fulgurante: «¡Ca! ¡No! La ganaremos nosotros porque tenemos el oro… ¡y el moro!»
Ricardo de la Cierva, en Carrillo miente, dedica este párrafo a la estancia en San Antón de Pedro Muñoz Seca: «Se conservan numerosos testimonios sobre el valor, la simpatía y la popularidad de don Pedro en la cárcel, innumerables anécdotas. Levantaba con su humor inalterable la decaída moral de sus compañeros y hacía reír, riéndose de ellos, a sus verdugos. Que este hombre de bien, pródigo en sátiras amables, el español que ha hecho reír a más compatriotas en el siglo XX, acabase destrozado en una fosa de Paracuellos el 28 de noviembre me parece una prueba suprema de que el Frente Popular merecía perder la guerra por su vacío absoluto de tolerancia y de sentido del humor».

#160

Re: España país de pandereta y genocidio

............ y tú que es lo que reclamas?, porque querrás algo ¿no?, habrá algun motivo por el cual nos castigas diariamente.

#161

Re: España país de pandereta y genocidio

Paracuellos. Asesinatos con nombres y apellidos
CRIMINALES ASESINOS:

INDUCTORES:

- Pedro González Checa (1910-1942). Secretario de Organización del Partido Comunista de España. Exiliado. Fallecido en México en 1942.

Aparejador. Ingresó en el PCE poco antes de proclamarse la República. Asumió la Secretaría de Organización del Partido Comunista de España en 1932, formando un equipo de dirección encabezado por José Díaz y Dolores Ibárruri. Responsable de la sección de "cuadros especiales" e impulsor de la creación del Cuerpo de Guerrilleros. Fue de los últimos responsables comunistas en salir del país en marzo de 1939. Se refugió en México, donde murió de tuberculosis.

- Alexander Orlov (1895-1973). Jefe de grupo del NKVD soviético en España. Huido a Estados Unidos en 1938.

Militar y agente soviético. Oficial de contrainteligencia durante la guerra civil rusa. En 1926 ingresó en la sección extranjera de la NKVD, ejerciendo puestos en París, Berlín, Viena y Copenhague. Entre junio y septiembre de 1935 fue responsable de la NKVD en Londres. En septiembre de 1936 llegó a España como segundo jefe del pequeño grupo de la NKVD en Madrid. Se encargó de vigilar el embarque del oro del Banco de España a la URSS y destacó en acciones de purga contra militantes antiestalinistas. Fue el cerebro del asesinato de Andreu Nin. Desertó a los Estados Unidos en 1938, creando en torno a sí mismo una falsa leyenda que engañó por igual al FBI, CIA y al Congreso de los Estados Unidos.

- Iósif Grigulévich (1913-1988). Agente de contraespionaje del NKVD soviético en España.

Agente soviético. De origen lituano, fue reclutado para la GPU en París, en 1933. En 1934 emigró a Argentina y en septiembre de 1936 partió para España. Trabajó en la embajada soviética y se convirtió en consejero sobre policía y contraespionaje de los consejeros de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid. Subordinado de Orlov, fue quien urdió la falsificación de los planos militares para imputar a Andreu Nin, en cuyo secuestro y desaparición participó.

ORGANIZADORES:

- Santiago Carrillo Solares (1915-2012). Miembro de la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas Unificadas. Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid. Exiliado. Posteriormente, Secretario General del Partido Comunista de España.

- José Cazorla (1906-1940). Miembro de la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas Unificadas. Sucesor de Santiago Carrillo. Fusilado.

Conductor. Dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas. Sustituto de Carrillo en la responsabilidad sobre el Orden Público en la Junta de Defensa de Madrid. Posteriormente, fue gobernador civil de Albacete y de Guadalajara. Apresado por las fuerzas de Cipriano Mera durante el golpe de Casado. Intentó reorganizar el PCE en la clandestinidad. Fue detenido, condenado a muerte y ejecutado el día 8 de abril de 1940.

- Ramón Torrecilla Guijarro (1908-1940). Policía. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

- Santiago Álvarez Santiago (1901- ?). Miembro del Partido Comunista de España. Exiliado. Retornó a España antes de la muerte de Franco, donde murió.

- Lino Delgado (1910-1943). Policía. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

Empleado. Secretario de la Sección de Personal de la Dirección General de Seguridad. Encargado de transmitir las órdenes de extracción de presos a los encargados de llevarlas a cabo y de dar cuenta al delegado de Orden Público, Segundo Serrano Poncela, de su ejecución. Fusilado el 3 de marzo de 1943.

- Resto del Consejo de la Dirección General de la Seguridad.

- Segundo Serrano Poncela (1912-1976). Miembro de la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas Unificadas. Delegado de Orden Público con Santiago Carrillo. Exiliado.

Abogado y escritor. Periodista del diario "Claridad", afín a Largo Caballero. Miembro de la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas Unificadas. Fue designado delegado de Orden Público en la Junta de Defensa de Madrid entre el 7 y el 27 de noviembre de 1936, cuando, según distintas fuentes, fue cesado por Santiago Carrillo. En este periodo se realizaron la mayoría de las "sacas" masivas de presos de las cárceles madrileñas. Permaneció en la dirección de las JSU durante el resto de la guerra, pero alejado del PCE, al que se había unido, en principio, junto a la mayoría de sus compañeros. Se exilió en la República Dominicana, donde ejerció como ensayista y crítico literario. Fue profesor de las Universidades de Santo Domingo, Puerto Rico, México y Caracas. Murió en Venezuela.

- Lucio Santiago (? - ?). Miembro de la Secretaría de Organización del Partido Comunista de España. Exiliado.

EJECUTORES:

- Vicente Gil (? - º1940). Agente de las Milicias de Vigilancia en la Retaguardia. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

- Federico Manzano Govantes (1906-1941). Inspector de las Milicias de Vigilancia en la Retaguardia. Miembro del Partido Socialista Obrero Español. Fusilado.

Funcionaro, Inspector General de las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia. Encargado en varias ocasiones de la ejecución de los detenidos en distintas sacas efectuadas en las cárceles en noviembre de 1936. En abril de 1937 causó baja en el PSOE, dándose de alta en el PCE, al que perteneció hata el final de la guerra. Tras el golpe de Casado, fue apresado y condenado a treinta años de cárcel por el Consejo Nacinal de la Defensa. Trasladado al penal de San Miguel de los Reyes, le sorprendió allí la caída de Valencia. Fue fusilado el 3 de julio de 1941.

- Antonio del Moral (1909-1940). Agente de las Milicias de Vigilancia en la Retaguardia. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

- Mariano del Cabo (1906 - ?). Agnete de las Milicias de Vigilancia en la Retaguardia. Miliciano anarquista. Fusilado.

- Manuel Rascón (1902-1940). Miembro del Consejo de Investigación de la Dirección General de la Seguridad. Anarquista. Fusilado.

- Arturo García de la Rosa (1913 - ?). Policía. Miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas. Exiliado.

- Andrés Urrésola (1906 - ?). Policía. Miembro del Partido Comunista de España. Exiliado.

- Luis Colinas (1915-1943). Policía. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

- Agapito Saiz de Pedro (1904- ?). Policía. Miembro del Partido Comunista de España.

- Álvaro Marasa Barasa (1907-1940). Policía. Miembro del Partido Comunista de España. Fusilado.

Calefactor. Ingresó en la Policía y en el Partido Comunista de España en agosto de 1936. Miembro de la Brigadilla de la calle San Bernardo, dependiente del Radio Oeste. Como delegado del Consejo de Orden Público escoltó una expedición a Paracuellos y dos a la cárcel de Alcalá de Henares. Ingresó en la Brigada Especial de Policía nº 2 de Cazorla. En 1937 fue destinado al Tribunal de Alta Traición y Espionaje, a la Brigada de Información y Control y, por último, a la Brigada Social, hasta su detención tras el golpe de Casado. Fusilado el 9 de agosto de 1940.

VÍCTIMAS ASESINADOS:

A excepción de los trabajos de J.A. Ezpeleta y César Vidal, que cifran los muertos en 4.200 y 5.000, respectivamente, historiadores de distinto signo, como Julius Ruiz (2.532), Ian Gibson (2.400) o Paul Preston (2.500), coinciden en señalar un número muy similar, que, además, se corresponde con el de la "Causa General franquista", que entre fusilados y desaparecidos suma 2.476.

#162

Re: España país de pandereta y genocidio

Tus aportes son muy interesantes entre tanta mediocridad. Así que ánimo.
Ya te avisé de la reacción que tendrían los guardianes de la ortodoxia.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#163

Re: España país de pandereta y genocidio

Si, si, muy interesantes. ¡vamos!, como los tuyos..... de interesantes.

#164

Re: España país de pandereta y genocidio

A mi me hace gracia cuando dicen que los fachas y fascistas vivimos pensando en el pasado.

Yo ya ni me acuerdo de lo que hice ayer y estos están todo el día rememorando lo que ocurrió hace 80 años OCHENTA AÑOS.

Y lo gracioso es que me da en la nariz, que ninguno ha nacido ni en el 1975.

#165

Re: España país de pandereta y genocidio

...cuanta razón tienes.

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