Las empresas tienden a no tocar nada material. Ponen su marca, hacen el marketing y "gestionan" pero ellos ni tocan el producto, ni lo ensamblan, ni hacen nada, y como mucho marcan unos estándares para sus fabricantes, y si no se cumplen se lavan las manos. Los estándares en materia de derechos de los trabajadores, seguridad en el trabajo, etc son maravillosos porque el papel lo aguanta todo.
Por ejemplo, Nike y Apple siguen esas estrategias. Los productos de esas MARCAS los fabrican, ensamblan etc otros... las zapatillas en el tercer mundo y lo de Apple igual, en contratas y subcontratas.. en fin, que NO tocan el producto.
Hablemos ahora del tocho, del ladrillo: el ladrillo es exactamente lo opuesto a lo que hacen Nike y Apple, es pringarse hasta el fondo tocando el producto.
La propaganda del ladrillo para alquilar significa que por una renta ridícula cedes a otro el uso de un bien que vale un pastizal, y cuyos materiales y elementos valen un dinerito (puertas, pintura, cocina, muebles, electrodomésticos etc), con el telón de fondo de una inseguridad jurídica brutal, juzgados cerrados y leyes que protegen a okupas e inquiokupas.