En el diseño de una política tributaria, los dos extremos a conjugar son:
Recaudar mucho de unos pocos (los pocos que verdaderamente pueden pagar mucho), o
Recaudar poco, pero de muchos
Ambas dos opciones tienen ventajas e inconvenientes. Recaudar poco de muchos permite organizar a la sociedad, aunque en términos de eficacia y eficiencia recaudatoria quizás no sea el óptimo. Recaudar mucho de unos pocos puede ser muy eficaz y eficiente, pero tiene riesgos e incentivos morales graves. Esos pocos con alta capacidad económica disponen de amplias redes de complicidades y conocimentos para sesgar e incluso eludir facilmente las obligaciones tributarias.
Muchas veces con el aforismo de que le suban el impuesto a los ricos, lo que en verdad se está diciendo es que yo no quiero pagar impuestos.
Y tampoco hay que centrarse tanto en ver solo un impuesto, el de la renta, cuando existen multitud de figuras tributarias que gravan otras fases del proceso económico, sea las fases productivas, o las de consumo.
Personalmente pienso que existe un exceso de tributación en el momento materialización de la renta disponible (especialmente de ciertas rentas), y en cambio, es muy escaso el gravamen de las fases previas a la formación de renta (especialmente las fases no productivas, la tenencia de patrimonio de vocación rentista), y mejorable la tributación post-renta (el consumo finalista), en cuantía, y sobretodo en composición cualitativa.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!