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"Infiernos fiscales provocan paraísos fiscales"

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"Infiernos fiscales provocan paraísos fiscales"
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"Infiernos fiscales provocan paraísos fiscales"

En los pasados meses de estío con motivo de las vacaciones el programa “La noche en 24 horas” hizo lo que otros muchos otros españoles, tomarse un descanso. Una persona a la que le gusta estar al tanto de la actualidad hizo uso del mando y dio con el programa “El Cascabel” de 13TV. Quedé profundamente impresionado y maravillado con tan magnífico descubrimiento. Es una cadena que no se anda con medias tintas, y donde no hay que hacer el esfuerzo que se necesita en la tele de Rajoy para captar la manipulación informativa de su asalariado Sergio Martín. A mí, que prefiero la gente clara, me divierte ver como ora Antonio Jiménez, ora Carlos Cuesta actúan como jueces (léase moderadores) y parte. Como están prestos al quite y a puntualizar, corregir o interrumpir cuando algún contertulio emboscado se les desmanda. Da gusto ver lo relajado que está Paco Marhuenda entre colegas que le ríen sus ocurrentes y brillantes gracietas. Para él es un lugar de relax donde cargar pilas para torear los sábados los miuras de La Sexta.

Una noche el prestigioso, converso y adaptado catedrático de economía Ramón Tamames, ante el jolgorio generalizado de sus compañeros de fatigas, dejó caer la frase: “Infiernos fiscales provocan paraísos fiscales”. Me llamó bastante la atención su cita.

En el mundo existen en torno a unos 36 paraísos fiscales, aunque la cifra varía en función de lo que se considere como tal. En cualquier caso sean paraísos o pseudoparaísos son territorios con escasa fiscalidad, sobre todo para los no residentes, donde los magnates y grandes corporaciones empresariales ocultan sus haberes para eludir al fisco. Se calcula que un tercio del PIB mundial se encuentra en ellos. La mayoría de las empresas de nuestro IBEX35 también tienen sucursales en los mismos.

Son curiosas las manifestaciones de muchos gobernantes de países desarrollados criticando el fraude fiscal y su determinación a luchar por erradicar los paraísos fiscales. Curiosas más aún si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría dependen de los países del G20. Es de imaginar que si, por ejemplo, se impusieran sanciones a Suiza, su temible ejército apoyado, lógicamente, por una compañía de arcángeles habida cuenta su relación con la Guardia Suiza Pontificia, intervendría en la UE. Es de imaginar igualmente que Luxemburgo no es mantenido por la Alemania de Angela Merkel, que ofreció a Juncker la colocación de presidente de la Comisión Europea. En el país de Merkel no existen lobbies empresariales para influir en las decisiones políticas.

En nuestro país el perrito faldero más leal de Angie no dudó en apoyarlo y en el principal partido de la oposición, el desorientado PSOE, nos encontramos con el malestar que causó en su cabeza de lista, Elena Valenciano, la negativa de Sánchez a votar la candidatura de Juncker. Llamativo en una señora que se pasó la campaña electoral intentando convencernos de que su candidato era Schulz y que había que combatir los paraísos fiscales. Los mismos europarlamentarios del PSOE de Sánchez, que va de progre, se resistieron a apoyar una comisión de investigación en el Parlamento Europeo sobre la actuación de Juncker en relación a los favores fiscales del Gran Ducado a más de 300 multinacionales.

Por otra parte nuestros gobernantes peperos, que llevan una legislatura de recortes de gasto público y de reducción de funcionarios, parece que no consideran que ampliar el número de inspectores de Hacienda pudiera significar realmente una inversión. No tanto por los mayores ingresos que supondría el aumento de inspecciones sino por su efecto disuasorio. Claro, eso siempre y cuando lo dedicaran a investigar las grandes bolsas de fraude, y no tanto a realizar paralelas a las empleadas de hogar.

Pero parece que así son las cosas y cada uno sirve a quien le paga, aunque después se quejan del auge de Podemos. Por cierto hablando de quien paga me pregunto quien lo hace a los economistas del FMI, que cada vez que se refiere a nuestro país nos recomienda mayor precarización laboral y devaluación salarial, y ni se acuerdan de los dichosos paraísos.

El mantenimiento del chiringuito, así las cosas, parece que recae en nuestro país principalmente en las rentas del trabajo y en los consumidores, y no tanto, como se supone que debiera ser en mayor medida, en las del capital. Realmente destacable teniendo en cuenta que las rentas del trabajo suponen menos de la mitad de la renta global. Además son tan “progresivos” que cuanto mayor es la dimensión de una empresa menos paga efectivamente.

Finalizo haciéndome eco de la noticia aparecida de que el 1% de la población mundial acumula casi tanta riqueza como el 99% restante y, evidentemente, los paraísos fiscales son pieza clave del hecho. Como cabría pensar que si el reparto impositivo fuera más justo y equitativo la mayoría tendría que pagar menos, podríamos plantearle al prestigioso y evolutivo Tamames si no cabría la posibilidad de volver su frase por pasiva y decir: “Paraísos fiscales provocan infiernos fiscales”.