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Bonos del Estado

Al contrario de lo que pueden creer muchas personas, los países de todo el mundo, incluido España, no se financian exclusivamente vía impuestos, sino que cuentan con más herramientas a través de las cuales obtienen el capital que necesitan. Entre ellas se encuentran las Letras del Tesoro o las Obligaciones y Bonos del Estado, que son instrumentos que los propios Estados emiten y ponen a disposición del público general. Hoy nos centraremos únicamente en los Bonos del Estado. 

Antes de comenzar, es fundamental comprender qué es un activo de renta fija y en qué se diferencia de uno de renta variable. Expliquémoslo brevemente: un activo de renta fija es una especie de préstamo que emite un agente económico con el objetivo de obtener un determinado capital con el que financiar su actividad. Este emisor recompensará a todo aquel que adquiera los títulos que ha emitido mediante el pago de una cierta cantidad de dinero. Por lo general, estos cupones se pagan de forma anual. Además del pago de estos cupones, el emisor se compromete a devolverle el capital que inicialmente le prestó en la fecha de vencimiento del título. Ahora sí, expliquemos en qué consisten los Bonos del Estado. 

¿Qué son los Bonos del Estado? 

De forma breve, los Bonos del Estado son unos títulos de renta fija que emite el Estado para financiarse. Al igual que las empresas, el Estado puede poner a disposición del público general parte de su deuda para que los inversores la adquieran y obtengan unos rendimientos por ello. Como se suele decir, es un win-win: el Estado consigue la financiación que necesita para acometer sus diversos proyectos o sufragar determinados gastos -el Estado suele emitir Bonos para cubrir el déficit-, mientras que el público invierte su dinero en estos títulos y a cambio recibe periódicamente una determinada cuantía prefijada. 

Para verlo más claro, pongamos un ejemplo: el Estado emite unos Bonos a un precio de 100€ cada uno con la promesa de que pagará 2€ cada año a todo aquel que los adquiera. Así, el inversor que esté interesado en adquirir estos títulos deberá pagar por ellos el precio fijado en el momento de la emisión y, a cambio, el Estado le recompensará con 2€ cada año durante el plazo prefijado. Cuando llegue el final de dicho período, pongamos cinco años, el emisor -en este caso, el Estado- deberá reembolsar al inversor la cuantía que éste le pagó el día de la emisión por obtener sus Bonos (los 100€). 

Los Bonos guardan importantes diferencias que hay que tener en cuenta con respecto a las Letras del Tesoro, que es otro de los instrumentos que utilizan los Estados para financiarse. Éstas se emiten para plazos inferiores a dieciocho meses y, además, no reparten cupón. Las Letras del Tesoro se emiten “al descuento”, es decir, a un precio inferior a su nominal, con el fin de devolver exclusivamente dicho nominal al inversor en el momento del vencimiento. 

Los Bonos del Estado se emiten para unos plazos determinados: tres y cinco años. De hecho, en el plazo de vencimiento reside la única diferencia entre los Bonos y las Obligaciones del Estado (estas últimas se emiten a diez, quince y treinta años). 

Formas de tener acceso a los bonos y obligaciones del estado

Tanto a los Bonos como a las Obligaciones se puede tener acceso mediante dos vías:
  • Mercado primario: El inversor obtiene los títulos directamente del propio emisor en el momento de su emisión. En este caso, se adquieren a través de subastas, un método por el cual los inversores pujan por conseguir el mejor precio de la operación. El nominal mínimo que se puede solicitar en cada subasta son 1.000€ y las peticiones superiores deberán ser de múltiplos de 1.000. 
  • Mercado secundario: En este caso, el inversor adquiere títulos ya emitidos a otros inversores, sin necesidad de acudir a la emisión. Estos títulos, una vez que son emitidos, se convierten en valores negociables que los inversores pueden intercambiar libremente en los mercados, y cuyo precio lo fija la oferta y la demanda. 

¿Tienen riesgo estos títulos? 

La respuesta a esta pregunta es que sí. El principal riesgo al que están sometidos estos títulos es al riesgo de crédito, es decir, a que el Estado no cumpla con sus obligaciones de pago con los inversores, en este caso los cupones y/o, al final de la operación, el principal. Y aunque creamos que solo pueden ser insolventes las compañías, la historia nos ha ofrecido numerosos ejemplos de países que quiebran y no pueden hacer frente a sus deudas. 

Por lo general, aunque varía en función del país, el Estado suele tener menor riesgo que las empresas, por lo que la rentabilidad que generan sus títulos es inferior a las de las compañías. Recuerda siempre la ecuación fundamental de la inversión: a mayor riesgo, mayor rentabilidad, y viceversa. 

En el contexto actual de tipos anormalmente bajos, los cupones de los Bonos españoles, así como de otros países desarrollados, están ofreciendo un 0%. Es decir, por inverosímil que parezca, el inversor no está recibiendo rendimiento alguno por prestar su dinero al Estado, mientras que el Estado se aprovecha de la situación consiguiendo la financiación que necesita a coste cero. Situación curiosa cuánto menos. 

No obstante, estos títulos se caracterizan por su escaso riesgo, aunque depende también del país del que hablemos. Por lo general, el riesgo de impago de los Estados suele ser muy bajo y, por ello, la rentabilidad que se deriva de los títulos que emiten, también lo es. El nivel de riesgo de cada emisor lo fijan las llamadas agencias de calificación o rating, las cuales, en función de determinados indicadores, publican la calidad crediticia con la que cuenta cada país. A mejor rating, menor riesgo y menor rentabilidad exigida. 

Tipos de riesgos más importantes

Sin embargo, no solo cuentan con el riesgo de impago estos títulos, sino que podemos encontrar algunos más importantes. A continuación, adjunto los cuatro más importantes: 

  • Riesgo de tipo de interés: A los precios de los activos de renta fija les impacta de lleno las variaciones que se producen en los tipos de interés. Es lo que se conoce como sensibilidad a los tipos de interés, por la que cuanto más suban los tipos, más cae el precio del bono. No obstante, este riesgo afecta únicamente en el caso de que el inversor quiera deshacerse de los títulos antes de su vencimiento.
  • Riesgo de inflación: Es otra de las principales fuentes de riesgo de la renta fija, por la que una escalada en el nivel de vida origina un deterioro -una pérdida de valor- de los flujos fijos prometidos por el emisor. Los euros del cupón pagados por el bono dentro de cinco años valdrán menos que los mismos euros pagados hoy. 
  • Riesgo de liquidez: Una vez que los títulos se negocian en los mercados secundarios, puede darse el caso de que sean poco líquidos al no contar con suficientes órdenes de compra y venta. Ello puede implicar que no sea fácil adquirirlos en el mercado. 
  • Riesgo de tipo de cambio: Las inversiones en divisas extranjeras cuentan con un riesgo añadido a la hora de convertir el resultado de esa inversión en la divisa nacional del inversor, derivado de la fluctuación continua de los precios de las divisas. 

Vías para adquirir bono del Tesoro en España

Para terminar, veamos rápidamente a través de qué vías podemos adquirir un Bono del Tesoro en España. 
  • A través de la web del Tesoro Público. 
  • A través de cualquier oficina del Banco de España
  • A través de cualquier entidad financiera, así como de agencias y sociedades de valores.

 
 Interesante para ampliar información: Mercado de deuda publica anotada

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Bonos del Estado, Antonio Blanca, 22 de marzo del '22, Rankia.com

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