Bachelier VS. Dow
Ahora que se estrena en los cines la película X-Men: Origins, y aprovechando que es bueno y saludable empezar siempre la casa por el tejado, voy a dedicar este primer post a los orígenes de la ciencia financiera como tal. Parece una cuestión simplona y de mera curiosidad histórica, y sin embargo, es la que configura en gran medida a las finanzas contemporáneas tal y como son.
A los más novatos puede que no, pero creo que a casi todos nos suena el término CAPM (Capital Asset Pricing Model) de Sharpe y su implicación en la gestión de carteras. A algunos menos, la Hipótesis de los Mercados Eficientes les traerá recuerdos sobre las bases más profundas sobre las que se asienta la teoría financiera. Pero como todo en esta vida, se han establecido así, pero podrían haberlo hecho de otro modo.
Tras esta aparente pseudo-verdad filosófica, nos remontamos a mediados del siglo XVIII para encontrar los inicios de la ciencia económica, los cuales fueron eminentemente naturalistas, o más concretamente, “fisiocráticos” (Quesnay fue uno de sus máximos representantes). Los estudiosos posteriores siguieron en la misma línea; de hecho, los padres de las teorías de equilibrio, fundamentales en el estudio tradicional de la Economía, como Walras y Pareto (siglo XIX), poseían una sólida formación científica, que influyó de forma decisiva en sus trabajos. La idea que debe quedar clara en este punto es que las teorías económicas estaban muy influenciadas por los avances de otras ciencias, principalmente la Física, que con Newton y otros contemporáneos experimentaba su época de mayor esplendor.
La Economía, y las Finanzas sobre todo, son ciencias que necesitan de otras disciplinas para avanzar y desarrollarse, como tendremos oportunidad de comprobar. De esa tendencia a adoptar los principios de otras ciencias, a finales del siglo XIX, surgió la tesis de Louis Bachelier (Théorie de la Speculation, 1900), obra que podemos considerar como el verdadero origen de los estudios sobre los comportamientos en Bolsa. Bachelier, el cual se cree que trabajó en la Bolsa de París, comparó el modo en que se difunde el calor a través de un material, según las leyes de la termodinámica, y la forma en que subían y bajaban los precios de títulos (en su caso, los bonos, producto estrella de la época) y sus productos derivados, para establecer, aunque sin muchas pruebas empíricas, que las variaciones de los precios eran estadísticamente independientes. O sea, que la cotización de los precios en un día determinado no tenía nada que ver con ninguna de las cotizaciones del mismo activo en días previos.
Para las Finanzas, su principal aportación fue la aplicación a esta disciplina de lo que se conoce como “Hipótesis del Paseo Aleatorio” o “Movimiento Browniano”, concepto procedente de los estudios del biólogo británico R. Brown, quien en 1828, analizando partículas de polen en agua, observó que dentro de las mismas existían pequeños cuerpos que se movían sin parar de forma desordenada (aunque se demostró que no era tal el desorden, sino que se debía al choque de los mismos con las partículas de agua, bajo el efecto del calor).
Bachelier sugirió que existía aleatoriedad en la evolución de los precios, en contra de la creencia de aquel momento, que afirmaba el carácter cíclico de los mismos, y afirmó que se comportaban como un “juego justo” (fair game). Esto implica que la esperanza de ganancia de cualquier especulador es cero, y que los precios están generados por una acumulación de cambios puramente aleatorios, sentencia que después sería modelizada y especificada como paseo aleatorio o random walk. Por tanto, bajo esta óptica, sería imposible predecir los futuros movimientos de las cotizaciones, ni a corto, medio ni largo plazo.
En aquellos años, Charles Dow, periodista del Wall Street Journal, siguió el camino opuesto a Bachelier, y en vez de coger una teoría y “meterla con calzador” en los datos del mercado, observó el desarrollo del mercado durante años y fue publicando sus conclusiones en las editoriales del WSJ. Él sí creyó que los precios de las acciones se movían por ciclos y que sus variaciones no eran plenamente aleatorias, y fruto de su experiencia dictó las bases del Análisis Técnico.
Pero esto ya es otra historia. O mejor dicho, otro post :)