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                    FERNANDO ESTEVE MORA

Fue Thomas C.Schelling un extraordinario pensador. Merecido Premio Nobel de Economía en 2005, y persona brillante donde las haya. Uno de sus libros, Micromotivos y macrocomportamiento, que me hizo leer Paco Caballero hace 40 años, sigue siendo para mí uno de los textos más inteligentes, ingeniosos, sorprendentes  y apasionantes que se han escrito nunca acerca de las complejas relaciones entre los deseos y comportamientos de los individuos y su resultante agregado, lo que resulta de sus interacciones mutuas.

Pues bien. Uno de sus más seductores artículos se llama "On the Ecology of Micromotives". En él, sin recurrir a ningún tipo de matemáticas estruendosas (a lo que hoy son tan propensos los malos economistas), sin echar mano de nada más que de un tablero de ajedrez y de unas fichas de jugar a las "damas", Schelling pone en solfa de modo radical la "sabiduría" común, las opiniones compartidas,  de incontables filósofos, sociólogos, psicólogos y moralistas acerca de las causas de la segregación en los mundos sociales, sea esta segregación la que sea. Da igual que la separación observada tenga su "razón de ser" en (o sea, se refiera a) la religión, la lengua, la "raza", la nacionalidad, la biología,..etc. Da igual. Tras entender, y no es nada difícil por cierto el hacerlo  como se verá dentro de un momento, el sencillo argumento de Schelling ya nunca la segregación o la separación entre grupos de gentes del tipo que sea se ven igual. Por ello, por esa capacidad de hacernos ver el mundo desde otro prisma, desde otro punto de vista, es por lo que Schelling era un "genio".

Veamos. Imaginemos un mundo en que hay dos tipos de individuos en sentido identitario: los X y los O. (Aunque el argumento es perfectamente ampliable a un mundo con tres o más identidades). Pueden ser "negros" y "blancos", ateos y creyentes, payos y gitanos, cristianos y musulmanes, vascos y castellanohablantes, etc., etc. Da lo mismo. Supongamos, también, que sus poblaciones son muy semejantes en cuanto al número de miembros (aunque este supuesto que aquí pongo tampoco es demasiado relevante y el argumento se sostiene sin él, o sea, que las poblaciones de X y de O  pueden ser muy distintas). Concretamente, aquí, voy a suponer que hay 40 individuos tipo X y 37 tipo O. Vamos a suponer, también, que ningún individuo, ni X ni O, es racista, y este supuesto SÍ que es determinante, en el sentido de que no hay nadie tan discriminador como para no tolerar vivir cerca de alguien que no sea de su mismo grupo, que no comparta su misma identidad. Pero, también, vamos a suponer que a ningún individuo le gusta estar en minoría identitaria dentro de su vecindario más cercano, aunque sólo sea porque eso le dificulta un poco la vida cotidiana ya que las costumbres de los distintos grupos son algo diferentes. O sea, que los individuos lo que no quieren es estar en minoría en su zona, pero se encuentran satisfechos en una zona donde haya el mismo número de personas de su identidad que de la otra. En suma, nadie es racista.

Pues bien. Supongamos que estamos en una "ciudad" y contemplamos la siguiente pauta de distribución de la población en ella:
             
                        SITUACIÓN I

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Ni qué decir tiene que esta distribución de las gentes haría las delicias de cualquier persona no racista y más todavía si fuera defensora del multiculturalismo, la diversidad, el mestizaje, etc., etc. Sería su mundo ideal. Compruébese  que NADIE en esta concreta pauta distributiva está en minoría. Que no hay ningún X ni ningún O que, contándose a sí mismos, se encuentre en un "barrio" (definido por el conjunto de las 8 casillas pegadas a la que uno ocupa) en dónde esté en minoría identitaria. La implicación es obvia. Esta sociedad es  multicultural, diversa, mestiza y eficiente en el sentido económico de que en ella las preferencias de todos los individuos se ven satisfechas. Nadie vive en minoría. Todo perfecto.

Pero, ahora, introduzcamos un pequeño cambio, un cambio marginal como dicen los economistas. Puede tener su origen en cualquier lugar, puede ser de cualquier tipo. Por ejemplo, puede ocurrir que se muera o se vaya a otra "ciudad" una persona (da igual que sea X o O). Aquí, para no ponernos trágicos, vamos a suponer que el cambio marginal es que una persona X que vivía en el "centro" decide cambiarse de "casilla", e irse a vivir a las "afueras". Concretamente se va a la casilla inferior izquierda que -como se ve- "da al campo".
           
                         SITUACIÓN II
 
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Parecería que nada relevante habría pasado. A fin de cuentas sólo una persona ha cambiado de residencia. Pero no. Todo lo contrario. Ese pequeño cambio basta para desencadenar lo que se conoce como una "dinámica de Schelling". Una tormenta de sucesivos cambios que alteran radicalmente la situación.

Y es que, obsérvese, que al cambiarse de casilla el X del "centro" a la de la esquina inferior izquierda, ello modifica la situación de UNA persona, concretamente del O que vive ahora cerca de ella, la que desde siempre ocupaba la casilla superior izquierda a la que el X se ha mudado.

Ésta, antes de que X se mudase a su "barrio" estaba contenta, como todos, pues no vivía en minoría. pero ahora, en su "barrio" viven 5 X y sólo 4 O (contándose a sí mismo entre ellos). Luego está descontenta. Ya NO es su "barrio" de siempre. Y entonces, si los costes de traslado o de transacción son lo suficientemente bajos, y con el objetivo de recuperar su bienestar perdido, se moverá a cualquier lugar donde NO esté en minoría.

Pues bien, da igual adónde se mueva. Puede irse a cualquiera de las casillas vacías. Puede irse al "centro", a la casilla dónde antes vivía el X que se ha mudado a su barrio alterándolo irremediablemente. Puede irse, si no,  a cualquiera de las casillas disponibles en las afueras. Da lo mismo. Vaya donde vaya, vaya al "barrio" que vaya, donde vaya va  alterar la relación o ratio entre la población de X y de O que en él había, haciendo así que alguien pase a estar en minoría,  lo que inevitablemente desencadena nuevos movimientos de gentes que se desplazan buscando recuperar su equilibrio perdido.

No hay un único resultado final. Depende de la pauta que sigan las gentes en sus desplazamientos, de adónde vayan. Cualquier lector puede plantearse su propia dinámica de Schelling en este juego,. Basta con que se dibuje una cuadrícula, la pueble con individuos X y O y luego les permita moverse por ella  siempre dándose cuenta de que aquellos que vivan en "barrios" en dónde estén en minoría se desplazarán a "barrios" en dónde no lo estén. Pero sea cual sea el resultado final puede observarse que TODOS los resultados posibles son semejantes en un sentido. Y es que al final, sea cual sea el equilibrio final que se alcance, este se va a caracterizar por la presencia de una clara pauta de separación o segregación, de separación entre los individuos tipo X y los de tipo O. Ofrezco aquí el resultado de una de las posibles "dinámicas de Schelling", la que yo mismo he seguido tras unos 15 movimientos o mudanzas:
 
                  SITUACIÓN FINAL
 
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¡Qué mundo tan distinto al inicial! ¿No? Ahora estamos en presencia de una "ciudad" separada, donde por un lado viven los X y por otro los O. Ambos grupos de individuos están totalmente separados. Nada de multiculturalismo, mestizaje o diversidad, ahora. ¡Y pensar que este cambio radical y masivo en el patrón de dispersión lo ha causado un pequeño cambio marginal en el equilibrio inicial!. Pero esto no es nada raro, sino enteramente predecible pues ese equilibrio inicial era un equilibrio inestable. Un equilibrio frágil que se rompe irremediablemente ante el menor "golpe", ante el menor cambio. Un claro ejemplo del de sobra conocido por todo el mundo, "efecto mariposa".

Y una cosa más. Imaginemos ahora que un filósofo, un moralista, un sociólogo o un psicólogo social se pone a observar estudiar  desde fuera esa ciudad. ¿Qué conclusiones sacaría? Pues que es una ciudad fracturada, dividida, en la que claramente hay entre algunos de sus grupos una clara preferencia por la segregación, por el "racismo". Sería para ellos evidente. Les bastaría con abrir los ojos y observar cómo viven las gentes de diferentes etnias, religiones, culturas o lo que sea. Bien separadas las unas de las otras. En "ghettos". Como si no se aguantasen. Como si se odiasen. Pero se equivocaría de medio a medio. Sí, esta ciudad está separada pero, recuérdese que NADIE en ella es racista, luego esta separación no es fruto de ninguna segregación. Yerrarían por tanto todos aquellos que para explicar la separación entre los X y los O se les "calentara la boca" y recurriesen al racismo.

Pues bien. La lección a extraer de este ejemplo es que hay que tener cautela cuando en el mundo real nos encontremos con sociedades o comunidades segmentadas o separadas. Cierto, puede que la causa de ello sea la discriminación, el racismo, el odio entre los miembros de las comunidades separadas que les impide vivir juntos. Puede que sea así. Puede. Pero una vez que uno sabe de las dinámicas de Schelling podemos decir que esa conclusión es demasiado apresurada y dista muchísimo de estar garantizada. Que cabe la posibilidad real de que lo que el filósofo o el moralista que califica lo que ve de racista lo que realmente esté observando sea el equilibrio estable de una comunidad en la que, pese a lo que parezca, ninguno de sus miembros sea racista, pero en la que ninguno quiera tampoco estar en minoría.

Lo anterior no ha de leerse de ningún modo en el sentido de que no exista  racismo o xenofobia, o que estas actitudes no conduzcan a la segregación "espacial", de modo que esta sea sólo el resultado inocuo de la interacción voluntaria entre los individuos. No. Hay claramente sociedades y comunidades que discriminan y segregan "desde arriba", desde el poder político, por razones de etnia o de cultura. o de religión o de nacionalidad o de...cualquier otra cosa.

En suma, la lección a extraer de las "dinámicas de Schelling",  es -repito- que hay que ser mucho más sutiles y agudos al observar la realidad y no juzgar por lo que pueden ser apariencias pues puede surgir la separación, la segregación -si se quiere-, "desde abajo" como fruto de las interacciones interindividuales entre gentes que sólo no quieren estar en minoría.. Es decir, que haría bien la izquierda parroquial en pararse a pensar un poco antes de soltar, como suele hacerlo, como un resorte  la condena de "racista" a cualquiera que no juzgue como discriminatoria una situación de separación vecinal o zonal, por ejemplo, entre población musulmana y "occidental". Los individuos de ambos dos colectivos pueden preferir ese resultado, sencillamente. Y me pregunto con mala intención cuántos de los miembros de la izquierda parroquial estarían dispuestos voluntariamente a vivir, por ejemplo, en un barrio de mayoría musulmana. Me da que ninguno. Y finalmente, es necesario recalcar que la integración forzada, aún entre personas no "racistas",  no es un equilibrio estable (si no, ¿por qué forzarla?), de modo  que empeñarse en fomentarla puede incluso hasta ser contraproducente y acabar generando conflictos y violencia.
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