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Que los "estrategas" políticos del PSOE carecen de la suficiente inteligencia política para ganar unas elecciones me resulta, cada día que pasa, más evidente. De modo que, si al final acaban ganándolas no será porque no hayan intentado hacer todo lo posible por perderlas con todas sus fuerzas y toda su "anti-inteligencia política". En efecto, influenciados -me temo- por su grupo de economistas de "cabecera",  todavía parece que no se han enterado que el famoso "leit motiv" de la campaña presidencial de Bill Clinton, allá por el lejano año 1992, aquello de que "es la economía, estúpidos" como criterio respecto al que organizar una campaña electoral no sólo entonces, sino que siempre ha sido un lema estúpido y equivocado. Pero da igual, los "listos" del PSOE, erre que erre lo confían todo en esta campaña para las elecciones del 28-A a  tener un programa económico mejor que la derecha. 

 

Y tiene maldita la gracia que el que esto es una estupidez  sea evidente incluso hasta para un político tan escasito en todas las dimensiones imaginables -por ser con él más caritativo que una Madre Teresa- como lo es Santiago Abascal, a quien hace unos días le oí decir, de modo sorprendentemente inteligente, que eso de que lo que importaba era la economía por encima de todo era falso, una tontería, que lo importante en una campaña política como la que estamos padeciendo los españoles es la política. (Si bien ese auténticamente milagroso rapto de cordura y sensatez de su parte lo empañó inmediatamente después, como no podía ser de otra manera,  diciendo que tal lema era de....¡¡¡¡ Mariano Rajoy!!!!).

 

No sé cómo le irá al señor Pedro Sánchez en las próximas elecciones, pero me temo que la victoria que mucha gente de izquierdas y de centro le da ya por conseguida confiados tontamente en las encuestas, y sin tener que desmelenarse mucho para ello,  corre en los próximos días el riesgo de venirse en derrota. Y eso que las campañas soeces y barriobajeras de todos los candidatos de derecha se lo han puesto fácil. ¿Nadie les ha dicho a Casado o Rivera que a la mayor parte de la gente le cae mal la gente que sólo abre la boca para proferir despropósitos e insultos absurdos? Pero, pese a la inestimable ayuda de "bocazas" maleducados y faltones  como Rivera, Casado o Abascal, Sánchez puede al final perder las elecciones por una sencilla  razón, que ya ha salido repetidamente en estas páginas, y que apunta a una falta clamorosa en la formación de los economistas que actúan como asesores de los políticos, y más en un caso como este dado que el propio Pedro Sánchez es también economista.http://www.ingdirect.es/

 

Un político, a la hora de buscar votos no ha de olvidarse que, en algunas circunstancias históricas, tan importante es tratar de satisfacer el interés  público como el interés DEL público, que NO ES LO MISMO: A tenor de los delirantes programas económicos que presentan las tres derechas (PP  + Cś + VOX), que inciden estúpidamente en las políticas macroeconómica de austeridad y en las políticas microeconómicas claramente antiigualitarias, los "estrategas" del PSOE habían considerado que bastaba una campaña que pusiese de manifiesto un hecho tan elemental y obvio como que el mínimo común denominador del interés de la mayoría del público español venía defendido por su programa económico para conseguir la victoria en las elecciones, dado que los programas de los tres partidos de derechas son de un modo descarado y evidente defensores de los intereses de la minoría más rica de entre los ciudadanos españoles.

 

Es decir, que los economistas del PSOE han diseñado una campaña para satisfacer sólo y exclusivamente  el interés o intereses económicos de la mayoría del público o ciudadanía española necesaria para ganar las elecciones, pero me da la impresión que se han olvidado en su programa de smedidas para satisfacer  su interés público. De modo, que  una vez hecho ese programa, lo cual lo han hecho bastante correctamente en términos técnicos en mi opinión,  han pensado que le bastaba al PSOE para ganar con llevar a cabo una campaña de "bajo nivel" político buscando "no meter la pata" y esperar más bien a que los demás la metiesen, como por ejemplo  lo ha hecho repetidamente el "increíble" señor Casado (recuérdese lo del salario mínimo de 850€, o la cuestión de la revalorización de las pensiones), por no hablar del delirio económico ultraliberal del "economista" de Vox no merece la pena ni acordarse, de modo que quedase en evidencia que los partidos de derecha defienden los intereses de la minoría del público o ciudadanía española.  

 

Pero la estupidez se difunde e impregna como el aceite. Y los economistas del PSOE, como bien educados en esas universidades extranjeras tan prestigiosas, están demostrando que lo son pues creen que a los individuos sólo les interesa a la hora de participar en política su propio y particular bienestar material, como les prescribe el modelo económico standard que tan bien han aprendido en sus estudios universitarios internacionales. No es por ello nada extraño entonces que en su programa hayan tenido  en cuenta el interés DEL público, o sea, la suma de los intereses privados o particulares de la mayoría de ciudadanos, pero se hayan olvidado sin embargo de algo tan fundamental como la defensa del interés público de ese mismo público, de esos mismos ciudadanos no como individuos privados o aislados sino como componentes de un colectivo.

 

Para ellos, se diría que ese interés "público" del público, de tan cosmopolitas que son,  es algo "anticuado" y vulgar: tribal, "nacionalista" en una palabra, que es para ellos el epíteto más despreciable, moral e intelectualmente hablando. No es nada extraño que, ellos como sus colegas en el mundo académico, ante fenómenos como el Brexit, Donald Trump, o el auge de la extrema derecha en toda Europa, se queden desconcertados, no sepan qué decir, ni sepan qué incluir en sus programas socialdemócratas para oponerse a esa tendencia, pues sus modelos mentales, que se derivan del modelo económico neoclásico, no son capaces de entenderlos pues -para ellos- son incomprensibles por irracionales.

 

En uno de los más sagaces textos que se han escrito en los últimos años, The Road To Somewhere de David Goodhart, este sociólogo clasifica a las gentes no usando de criterios ecónómicos (ricos/pobres), culturales (educados/no educados), raciales, lingüísticos, religiosos, de género o de edad, sino  en dos grandes grupos: unos a los que llama los "anywheres", los que se sienten de cualquier sitio, son aquellas personas para las que no hay "lugares" sino "espacios", sitios sin carácter emocional, meros espacios geográficos fácilmente cambiables los unos por los otros en función de las ventajas económicas elementales de vivir en unos u otross . Para los "anywheres" sus ligazones emocionales con su nación/patria son escasas o inexistentes,  meramente estéticas si las hay. Frente a ello, Goodhart contrapone u habla de otros, a los que llama los "somewheres", que son los que se sienten y se saben de un sitio, los que para quienes no viven en "espacios" sino que pertenecen a "lugares" que son  elementos definidores básicos para su identidad y su bienestar., y que, en consecuencia, cuesta y muy mucho abandonar, lo que hacen sólo si se ven forzados a ello.  

 

Resulta obvio que los "anywheres" son los que pueden (o creen que pueden) moverse y medrar en el -llamado- "mundo globalizado", o sea, los que cada diez palabras meten al menos una en inglés, los que "pierden el culo" ante un angloparlante y desprecian como paletos a los no han vivido/estudiado/trabajado  una temporada en algún país anglófono o del norte de Europa, a los que viven habitualmente cerca de sus comunidades de origen. Para los "anywheres", en la medida que son "móviles" sólo cuenta su propio interés, pues no hay ningún "interés público" dado que nunca están demasiado tiempo en ningún sitio para convertirlo en su lugar, y para convertir así mismo  a quienes viven con ellos allí en un colectivo, en un "público",  que pueda tener un interés "público" diferente a la suma de "intereses privados" o interés DEL público.

 

Pues bien, lo que apunta Goodhart es que estamos asistiendo a una rebelión de los "somewheres" frente a los "anywheres". Estos,  que son quienes componen las élites intelectuales y ejecutivas de las instituciones se han visto sorprendidos porque los "somewheres" se han rebelado ante su desprecio, incluso aunque esa rebelión vaya contra sus propios intereses materiales particulares o privados. Y, como siempre ha sucedido con toda elite, que se sabe tal, no entiende nada de lo que está pasando cuando el vulgo se le opone: ¿cómo es que los "desarrapados" intelectual, estética, moral o económicamente, o sea, como los "somewheres" se enfrentan a ellos, a los listos, ricos, buenos, cultos y elegantes? ¿acaso no se dan cuenta de que lo que tienen que agradacerles son sus desvelos?

 

Creo que algo de eso es lo que le está pasando a los estrategas del PSOE: que se han olvidado que una buena parte de su público potencial está compuesto de "somewheres", no de "anywheres", cuyo "lugar" o sea, su "somewhere" se define por la palabra España. Y por ello no entienden que en esta tesitura histórica, marcada por las desvertebraciones de la globalización y de los movimientos nacionalistas centrífugos periféricos antiespañolistas,  las cuestiones "públicas" acerca de la  identidad nacional, la exigencia de "respeto" por lo "público" o lo  colectivo, en una palabra, el interés público está cogiendo cada vez más peso frente a los programas destinados a satisfacer los intereses particulares privados o agregados, o sea, los intereses del público. Cada vez , por ejemplo, que como ha sucedido, Inés Arrimadas o  Albert Rivera son  insultados  en un pueblo catalán o vasco por el hecho de defender la identidad colectiva española (y da lo mismo que su presencia allí sea juzgada como "provocación" o no) sin que el PSOE salga a solidarizarse radicalmente con esa defensa, unos miles más de ciudadanos españoles sienten que el PSOE no está haciendo lo que tiene que hacer ante esa "falta al respeto"  no hacia esos políticos concretos de derechas, sino hacia el que para muchos "somewheres"  es uno de sus activos más valiosos: su  identidad (como señalara el premio Nobel de Economía George Akerlof en su artículo seminal, Economics and Identity).

 

Dicho de otra manera, frente a lo que se enseña a los economistas de modo convencional, que es que todos los individuos son "anywheres" y sólo buscan tener más dinero o renta para consumir más, quedando todo lo demás en un segundo plano, hay que contar que para muchos individuos, los "somewheres", la valoración de su identidad colectiva asociada a unos lugares y unas costumbres, es parte determinante de su bienestar, de modo que para los "somewheres" comportamientos que para los "anywheres" serían irracionales en la medida que les suponen pérdidas de renta, de dinero, pueden por el contrario ser completamente racionales en la medida que supongan la puesta en valor o valoración de su identidad colectiva. Dicho con otras palabras, para los "somewheres" el interés público puede superponerse al agregado de intereses privados o interés DEL público.  

 

Las "afrentas"  a España por parte de los nacionalistas periféricos o de los internacionalistas de Podemos,  que tan inanes e irrelevantes les pueden parecer a los cultivados asesores políticos "anywheres" del PSOE, son sin embargo sentidas como un desprecio y, en consecuencia, son  valoradas como una depreciación de "algo", un activo inmaterial,  extremadamente valioso por los "somewheres", que se definen muy fundamentalmente por ser españoles. Dicho en jerga económica, se tiene entonces que bien puede ocurrir que  esa devaluación del "activo"  identidad tenga un  valor en términos monetarios  (la variación equivalente de la pérdida en el bienestar como consecuencia de ese desprecio hacia su identidad pública o colectiva, por usar del término técnico correcto) que puede para muchos votantes más que compensar cualesquiera promesas de mejoría económica que  puedan esperar de la puesta en práctica del programa del PSOE. Para estos votantes, dejar de votar al PSOE sería racional aunque les perjudicase privadamente. Y, en mi opinión, tengo como he dicho la sensación de que los asesores políticos del PSOE no son conscientes de la importancia creciente de este fenómeno que puede acabar dando al traste con sus esperanzas electorales, a menos -eso sí- que en los días que quedan alteren radicalmente su política de campaña. 

                                                    Fernando Esteve Mora

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