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Avatar, el fuego… y la mayor contradicción de las criptos

Ayer fui al cine a ver Avatar: Fire and Ash.

Sales con la retina quemada, el sonido aún vibrando en el pecho y esa sensación rara de haber visto algo bonito… pero incómodo.

Porque esta vez no va solo de colores, selvas o bichos raros.

Va de control.
De quién vigila.
De quién manda cuando todo arde.

Y mientras volvía a casa pensé en una de las mayores paradojas que veo cada día en la red:


“¿Cuáles son los 7 mejores exchanges para comprar criptos?”

Cada vez que veo algo relacionado con esto suelen estar entre:

Los posts más leídos.
Los más compartidos.


Y a mi, que quieres que te diga, me parece una gilipollez monumental.




El mundo de Avatar… y el nuestro




En Fire and Ash el conflicto ya no es solo la invasión.

Es algo más fino.
Más moderno.
Más peligroso.

No va sólo de quitarte tu territorio.

Va de identidad.


Y esto está a la órden del día. Porque te quiren clasificar.

Te qieren etiquetar.
Te quieren decir quién eres y dónde encajas.


Porque, amigo Rankiano.

No hace falta violencia si hay control.

Ahora vuelve a nuestro mundo.

El real.
El aburrido.
El que no tiene Na’vi, pero sí cookies, KYC y bases de datos infinitas.

Vivimos en una época donde:

  • Todo queda registrado.
  • Todo se cruza.
  • Todo se almacena “por tu seguridad”.



Y, aun así, hay gente que entra en cripto diciendo cosas como:


  • “No quiero que el banco sepa lo que hago con mi dinero.”
  • “Esto es para protegerme del sistema.”
  • “Bitcoin es libertad.”



Y acto seguido…

Va a un exchange.


Sube el DNI.
Se hace un selfie.
Conecta la cuenta bancaria.
Y duerme tranquilo.




¿Te das cuenta de la contradicción?

Las criptos no nacen para ganar dinero rápido.
No nacen para “pillar el próximo pelotazo”.
No nacen para que Rankia haga rankings.

Nacen porque el sistema no es neutral.
Porque el control avanza siempre en una dirección.
Porque cuando todo se centraliza, alguien decide por ti.

Pero el neófito entra pensando:

  • “Esto es como comprar acciones, ¿no?”
  • “Mientras suba…”
  • “Ya lo moveré más adelante.”



No entiende el para qué.


Solo ve el cuánto.

Y ahí está el problema.




Avatar lo explica mejor que muchos whitepapers

Porque en la peli nadie dice:

 “Bueno, entramos en el sistema enemigo un ratito y luego ya veremos.”

Porque saben una cosa muy básica:

Cuando delegas el control, ya lo has perdido.

Da igual que sea Pandora.
Da igual que sea tu dinero.
Da igual que sea tu identidad digital.

El fuego no llega de golpe.
Llega despacio.
Y cuando te das cuenta, ya estás dentro del perímetro.


Bien.

Comprar criptos de forma centralizada es la versión moderna de decir:

“Sé que esto va de libertad…pero prefiero no complicarme.”

Es cómodo.
Es fácil.
Y es exactamente lo contrario de lo que crees estar haciendo.

No pasa nada por no saber.
Todos hemos sido nuevos.

Pero sí pasa algo cuando no quieres entender  y aun así opinas, recomiendas y consumes contenido basura envuelto en titulares brillantes.




No va de exchanges.
No va de wallets.
No va de técnica.

Va de una pregunta mucho más incómoda:

¿Para qué coño existen las criptos?

Si no puedes responderla, quizá el problema no es el mercado.

Quizá eres tú mirando Avatar…


Creyendo que la película va de efectos especiales  cuando en realidad va de otra cosa mucho más seria.



Y mucho más real.


PD:

"Entre dos tierras estás
Y no dejas aire que respirar, oh, oh"


(Héroes del Silencio- Les gusta el Maldito duende de avatar)

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