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Visitar Kenia y su Masai Mara había sido toda una experiencia inolvidable, pero su vecino Tanzania aguardaba ante sí enormes maravillas para un friki de la geografía como yo.

Si deseas leer el contexto y la previa del viaje te dejo la primera parte: Memorias de un viaje a África (I)

¿Por qué viajar a Tanzania?

Kilimanjaro, Ngorongoro, Serengueti, Zanzíbar son cuatro maravillas por las que ya valdría la pena dedicarle tus vacaciones a este país. Lo cierto es que en las agencias te venden experiencias completas en Tanzania, pero nosotros decidimos que si viajábamos a África mejor conocer todo lo posible. 

También teníamos la opción que luego de 9 días de safari tener la extensión del viaje a Maldivas, pero se disparaba en coste y visitar la isla donde nació Freddie Mercury también tenía su encanto. 

¿Cómo llegar a Tanzania?


Primero tenemos que situarnos en un mapa. Tanzania tiene tres ciudades muy importantes


- Arusha: al norte situada a los pies del Kilimanjaro
- Dar es Salaam: en la costa del índico
- Dodoma: que aunque nadie la conozca es la capital oficial del país

Desde Nairobi existen conexiones con las dos primeras y desde Europa si quieres ir de forma directa tienes la opción de viajar vía Qatar o Amsterdam y luego moverte en vuelos internos según tu itinerario. 

También puedes desde la capital de Kenia puedes ir por vía terrestre, son alrededor de 270 kilómetros (casi 5 horas) pero luego de varios días de palizas en coche y safaris, agradecerás la comodidad del avión. 


Requisitos para entrar a Tanzania


Nos pedían los siguientes documentos:
- Visa online: cuesta 50€ y se emite online a las 48 horas de la solicitud
- Vacunación o PCR 48 horas antes: tuvimos que hacérnosla en Nairobi por 35€ y resultados en 4 horas (todavía no me lo creo)
- Vacunación de fiebre amarilla: si llegabas al país desde otro país de Àfrica

ETAPA 1: Nairobi-Arusha-Tarangire


Amanecimos a las 5 de la mañana y recorrimos las calles desiertas de Nairobi. Cuando llegas al aeropuerto internacional encuentras cosas curiosas como que todos deben bajarse del coche en un punto de control y pasar sin equipaje por unos detectores de metales por prevención del terrorismo.

Luego nos quedaba encontrar el sitio de check-in de nuestra aerolínea Precision Air.

Lo cierto es que le tenía más miedo a los vuelos internos con esta aerolínea que a encontrarme con un león enfadado.

Su flota compuesta por ATR-72 muy usados en todo el mundo para viajes de corto radio no me transmitía tranquilidad, pero bueno como siempre que te subes a un avión queda encomendarte a las estadísticas.

Como curiosidad la compañía cotiza en la bolsa de Dar es Salaam (efectivamente también Tanzania tiene mercado financiero)

El primer viaje transcurrió sin muchos problemas. A los 40 minutos apareció ante nosotros una de las maravillas del viaje, los imponentes tres picos del Kilimanjaro.

Como mismo me sucedió con el Monte Kenya, lo que más gustó de esta montaña es que surgen como de la nada y de pronto se elevan a miles de metros.

Sus cumbres nevadas en medio de la sábana africana también le da un punto de magia a la montaña.


La mañana nubosa no permitía contemplar lo imponente de la montaña, ni tampoco ver las vistas desde el aeropuerto situado a unos 30 kilómetros al sur de la misma.

El aeropuerto tiene de internacional el nombre solo, daba la sensación de que éramos de los pocos vuelos del día. Con un dato curioso el avión debía volver sobre la pista pues no habían salidas laterales o pistas contiguas.

Salimos dirección Arusha, aunque nuestro destino final sería el Parque National de Tarangire. Enseguida notamos algunas diferencias con Kenia. A pesar de ser un país más pobre, la calidad de sus carreteras y de las edificaciones era mucho mejor.

Arusha como digna ciudad africana, era un caos de comercios, motos y vendedores ambulantes. No estaríamos mucho allí, solo una parada técnica para cambiar algo de dinero a chelines tanzanos.

Para que tengáis una referencia 1€ equivale a 2500 chelines, por lo que nos vimos con cientos de miles de chelines, todos unos millonetis de moneda devaluada.

Lo cierto es que pasaríamos un poco más de tiempo en Arusha, pues justo en la salida nos pilló un atasco un poco peculiar. La presidenta del país se ve que viaja a un aerodrómo de Arusha todos los días en su avión de Air Tanzania y la policia corta el acceso a las carreteras contiguas una hora antes de que pase su excelencia.

No vi mucho cariño hacia la mandataria. La muerte del presidente le abrió el paso al puesto y aunque su retrato aparece en todas las calles no parece que tengan mucho efecto.

Presidenta Tanzania
Presidenta Tanzania

El trayecto a Tarangire era una extensa llanura a la orilla de montañas entre ellas el Monte Meeru. Poco a poco nos íbamos acercando a un viejo conocido el Valle del Rift.

Enseguida que entramos al parque nacional, percibimos una gran diferencia con respecto a las reservas de Kenya.

- Había abundante vegetación, sobre todo de baobab de más de 15 metros de altura
- Los parques eran abiertos por lo que la interacción de los animales era más complicada. Tenías que estar muy atento porque a 5 metros del coche podías tener una leona escondida en los arbustos.
- Al estar los parques abiertos la población estaba más expuesta a los animales salvajes por lo que las tribus estaban más agrupadas

De Tarangire me quedaría con las manadas de elefantes y de jirafas que asombraban por su número. También rodear el lago Burunge al atardecer es uno de esos momentos mágicos que te regala Africa.


A la orilla de ese lago dormiríamos, rodeados de animales e insectos pero con unas vistas impresionantes. Luego de despertar en Nairobi y tantas horas en coche era justo lo que necesitábamos
Burunge Tented Lodge
Burunge Tented Lodge

Burunge Lake
Burunge Lake


ETAPA 2: Tarangire-Manyara-Ngorongoro


El día parecía emocionante. Solo saber que no teníamos por delante 200 kilómetros ya me hacía ilusión, pero en este tipo de viaje nunca sabes que te depara el día y eso también le añade su punto de magia.

La ruta nos llevaría al Parque Nacional del Lago Manyara justo en las laderas del Valle del Rift. El guía nos llevaba por un camino rodeado de arrozales, lo que me hacía sentir como en los campos cercanos a la Albufera.
Valle del Rift
Valle del Rift


La entrada sur del parque nacional nos deparaba emociones fuertes. Justo al cruzar un río literalmente, nos quedamos atascados por un banco de arena.

Rápidamente aparecieron vecinos del pueblo y luego de 20 minutos de pala, logramos cruzar al otro lado de la ribera.

Más adelante nos encontraríamos en un cruce con unos acróbatas que podrían estar en cualquier circo.

Llegaríamos a Manyara buscando el atractivo del parque. Los leones subidos a los árboles.
El parque tendría mucho más que ofrecer. Una vegetación que te hacía sentir en Jurassic Park, un lago precioso lleno de hipopótamos y aguas termales a más de 50 grados. 

Fuente: africa-safari
Fuente: africa-safari

Como curiosidad paramos a comer de picnic en una zona en las alturas donde a 100 metros pasaban manadas de 20-25 elefantes. 

Yo muy tranquilo no comí pero lo cierto que fue el sitio donde más españoles escuché hablar. Luego de tanta hakuna matata, un vale y un cómo mola se agradecía. 

Saldríamos del parque encantados y rumbo a una de las maravillas naturales de África: el volcán de Ngorongoro. 

Pero esta visita la contaré en la siguiente etapa. 

ETAPA 3: 2 días en Ngorongoro

Le dedico un apartado completo a esta parte pues es para mi una de las mejores experiencias del viaje y una de las decisiones más difíciles que tendrás que tomar antes de planificar una visita a Tanzania.

Me explico. Lo icónico y a lo que más horas le dedica LA 2 en Tanzania es el Serengueti. La gran sábana africana es el escenario icónico de la gran migración. Todos los guías te dicen que es su lugar favorito pero también te comentan que casi necesitarías 4-5 días para ver buena parte del mismo.

La parte norte del Serengueti es Masai Mara donde ya habíamos estado 3 días en nuestra visita a Kenya. Nosotros ante este escenario preferimos dejar la visita a esa reserva para otra ocasión y terminar el viaje en el relax de las playas de Zanzíbar.

Esto nos dio la oportunidad de disfrutar con calma de uno de los hoteles y paisajes naturales más bonitos que recuerde.

Seguramente en la lista de mejores hoteles del mundo estará algún Rascacielos o una playa tropical, pero el paisaje del Ngorongoro Farm House es de los que enamora. Os dejo unas fotos que hablan por si solas




Pero ahora hablemos del volcán Ngorongoro. Según cuentan hace millones de años era la montaña más alta de África y una violenta erupción y el paso del tiempo dejo un crater de 20 km de diámetro, siendo el lugar más pequeño donde se pueden ver a los Big Five (aunque jirafas yo no vi y el guía nos dijo que tampoco habían).


Primero subes a la cima del volcán casi a 2200 metros de altitud y rodeas la parte alta del cráter con una vegetación impresionante.


Tanto el descenso como la subida a la vuelta se las trae y más si está el camino mojado por las continuas lluvias cortas que caracterizan la época en que lo visitamos.

Una vez abajo casi a 1600 metros de altitud se abre ante tus ojos un pequeño oasis, con lagos, bosques y una variedad de flora y fauna. Sentirte en el corazón de un volcán y las vistas es algo que no olvidas. Os comparto una foto que quizás resumen un poco la belleza del lugar.
Piscina de Hipopótamos Ngorongoro
Piscina de Hipopótamos Ngorongoro

Aviso importante: si haces picnic cerca del lago cuidado con los pájaros que te puedes quedar sin comida y pasar un buen susto


ETAPA 4: Mto Wa Mbu-Arusha-Zanzíbar

Luego de mas de 9 días de viajes y masajes encima de un coche haciendo safaris. Tocaba buscar el relax en la costa del Índico.

Antes de esto nos quedaba un plan improvisado. Nuestro vuelo salía a las 4 de la tarde desde Arusha y teníamos que rellenar la mañana. El guía nos propuso varios planes y escogimos la visita al pueblo de MTO Wa MBU donde 120 tribus viven en paz.

La visita consistía en un paseo en bici visitando a distintas tribus y conociendo acerca de sus actividades económicas. Aquí venía el primer problema, mi habilidad con la bici es casi nula y si alguna vez tuve fue hace más de 15 años cuando fui capaz de lograr avanzar unos kilometros sin darme una hostia. En algún otro post os cuento más de mi relación con las bicis, que seguro algunas risas os hacéis.

Para mi sorpresa fue bastante bien y sobrevivimos sin mayores sustos. Os hago un resumen de mi visita
- Tribu dedicada al arroz: hacían dos cosechas al año y esa semana estaba luchando contra los hipopótamos que debido a la expansión del Lago Manyara por las lluvias se acercaban al pueblo.


- Tribu dedicada a la cerveza de plátano: con 30 grados beberte una cerveza recién hecha no es una buena decisión, pero ahí estábamos nosotros: todo por la experiencia. La tradición venía de tribus provenientes de las laderas del Kilimanjaro y aunque a mi me gusto más una especie de vino que también hacían, se ve que en el pueblo era de lo más solicitado.


- Tribu dedicada a la pintura: fuimos a una escuela de pintores y quizás fue donde por una vez en el viaje pagamos un precio que creíamos adecuado. 10 días de regateo constante tenían que dar sus frutos.
- Tribu mozambiqueña dedicada al ébano: fue una de las que más me impresionó pues era como estar en una fábrica manual de artesanía de madera en medio de una plantación de plátano.

Para terminar fuimos a un casa de una lugareña que nos preparó más de 10 tipos de platos típicos para degustar. Lo mejor las frutas (mago y plátano) y la yuca. 


De camino al aeropuerto nos esperaría dos viejos conocidos: 
  • El imponente Kilimanjaro. Esta vez si totalmente despejado y en todo su esplendor
  • Y Precision Air con sus ATR

El vuelo a Zanzíbar fue tranquilo. En una hora estábamos ya rodeando la isla y sus aguas cristalinas.

Justo al salir del aeropuerto nos recordaron una frase típica: hakuna matata en Tanzania no hay COVID. Era el indicativo para que nos quitásemos las mascarillas en un país donde el 90% no la usaba.

Lo primero que sorprende de la isla es su tráfico. Llegamos a la atardecer y hasta llegar a la zona donde estaba el Meliá había que cruzar la isla de punta a punta y la verdad que la propina que le di al conductor era casi un "gracias por llevarme a salvo y sin cargarte a nadie".

Del hotel poco que decir, más que te quedan ganas de salir de allí y comprar todas las acciones de Meliá que puedas.
 


Si algo sorprende de la isla es la fuerza de sus mareas, durante casi 4-5 horas al día el mar se retira casi unos 500 metros de Gaby Beach y te deja al descubierto el ecosistema marino.



Aunque la idea era descansar, nos apuntamos a una excursión en barco y snorkel por los pequeños islotes que rodean la zona sur de la isla. Aunque el sol era abrasador, la belleza de los corales y de las playas de arenas blancas hacían que valiese la pena.

De Zanzíbar me quedo con la sonrisa de todos los que te cruzabas y con el apunte de si quieres pasar una navidad en playas paradisíacas y buen tiempo este es un lugar en el que debes pensar.

Así recibí al 2022 sintiéndo lo afortunado que soy por lo que tengo y reflexionando sobre lo bonita que es la vida. 11 años atrás solo tenía un pasaporte y una ilusión, hoy tengo sueños, gente buena con quien compartirlos y razones por las que luchar para que cada uno de los que me importen, al menos, tengan la misma oportunidad que tuve yo.










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  1. #2
    04/02/22 09:16
    Wow Maravillosa presentacion!!!  En hora buena!!!! excelente post!
  2. #1
    30/01/22 22:48
    Me quedo con haber atascado el barco por haber comido mucho en la boda, y con los pantalones de la UV.