(Desactivando modo irónico)
En serio. Lo flipo. Cuando empezó la batalla de estrategias comerciales -recordad: la reducción brutal de costes vía marca de distribuidor de M. frente a la diversificación de producto con precios presuntamente bajos todo el año de C.- no pensé que nos iban a bombardear con el tema hasta los propios medios de comunicación. Y que conste que yo no compro ni en C. ni en M., sino en L. que me queda al lado de casa y encima es producto de mi tierra. Y no es ni la más barata ni la que mejor trata a sus empleados. Pero a mí eso de ir a hacer la compra en mi flamante San Fernando me mola. Y que me la lleven a casa free (*) and by the face también. Es lo que tiene la libertad, que uno compra lo que quiere y donde quiere, y me apetece poco ponerme a calcular los costes explícitos y ocultos de cambiar de establecimiento y/o de etiqueta. En esto me reconozco muy conservador.
Aprovecho la ocasión para presentar mis respetos a M. Me he dado una vuelta por uno de sus centros y he probado algunos de sus productos marca de la casa. Estupendos. Un amigo me ha dicho que les llaman cariñosamente La Secta por la felicidad que irradian sus empleados y empleadas. Brillante. Como no te entretienes comparando ocho tipos distintos de garbanzos -me dice otra amiga- te gastas menos y tardas también menos -doble reducción de costes-. Vamos como el supermercado D. -que es la versión pobre de C. pero puesta bonita-. Y, por si fuera poco, esos rumores de que algún producto viene del norte de Africa despierta mis instintos más solidarios y antiproteccionistas. En este aspecto, admito protestas, si os parece, pero os advierto que os cascaré un post de inmediato -si el tiempo me lo permite- sobre consecuencias e inutilidades del compre usted producto nacional.
Con esto no quiero decir que C. esté equivocado y que M. vaya a triunfar. Veo dos estrategias bien diferenciadas -incluso complementarias- y totalmente respetables. Faltaría más. Son ellos los que asumen el riesgo y ya tiene su mérito en el país del que arriesgue otro.
Ya sólo nos falta que salgan El Coyote y el Correcaminos unidos en favor de la marca ACME. Ahí tenéis una idea gratis, publicitarios.
Saludos.
(*) A partir de 60 euros de compra.