Lo primero: habrá subida el 3 de Julio. Al amigo Jean Claude ya no le sirve decir que va a venir el lobo. Si en la próxima reunión del BCE vuelve a mantener el tipo los mercados le van a empezar a tomar por el pito del sereno. Y eso no sería bueno para su constatada reputación ni para la eficacia de la política monetaria única del futuro. Aunque admito que el trabajo a corto plazo ya lo hace el interbancario y el euribor, a medio y a largo hacen falta criterios claros y creíbles. No repitamos errores del pasado, que la historia está bastante cargada de patrones monetarios venidos a menos.
Lo segundo: el objetivo del BCE sigue siendo la inflación y sólo la inflación. El crecimiento sigue siendo el homework de cada estado miembro. Qué manía tenemos de escurrir el bulto y pedir que nos hagan el trabajo sucio desde arriba. Expriman sus cerebelos los ministros de Economía y utilicen sus propios instrumentos de política económica.
Por último: no le echemos la culpa de todo a la especulación. Y si lo hacemos, no vale con decir que la inflación no se corrige con política monetaria. Precisamente lo que hace el especulador es aprovecharse de la volatilidad y de la falta de credibilidad de algunos.
No se preocupen por lo que ocurra el 4 de Julio, los mercados ya han descontado el susto. En todo caso habrá que mirar al otro lado del charco, donde celebran el Independence Day. Y eso ya genera bastantes conjeturas de dudoso gusto.