Es el aumento del nivel general de precios. En España se mide principalmente por la variación del Indice de Precios al Consumo (IPC), que está compuesto por los precios de una cesta de bienes del mercado (se excluyen productos de lujo y la vivienda, entre otros).
El aumento anual del IPC se utiliza como referencia para efectuar los incrementos salariales en los convenios laborales, o para la subida de los alquileres, entre otras aplicaciones.
El problema principal de la inflación es la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, pero además, en un contexto de tipos de interés bajos, hace que lo poco que obtenemos por nuestros ahorros pierda valor con el tiempo.
Por otro lado, los datos de inflación se deben interpretar en comparación con los de nuestros socios europeos, ya que si la diferencia es elevada perdemos competitividad, además de la reprimenda que recibiremos de Bruselas por poner en peligro los objetivos económicos marcados para toda la eurozona.