Como dice el titular, vivimos en una espiral de incremento de deuda que puede poner en peligro la estabilidad del sistema financiero-fiduciario. El tamaño del incremento ha roto todos los moldes y asistimos a niveles no vistos desde la II Guerra Mundial, cuando el conflicto disparó los niveles de endeudamiento.
Esta vez no ha hecho falta. La tendencia desde hace tiempo es muy alcista. En 2008 teníamos un problema de deuda que se "solucionó" con mucha más deuda. En 2020, con la pandemia y los confinamientos, la aceleración de ese aumento cogió forma exponencial y no ha parado desde entonces.
El gráfico de la deuda estatal americana es demencial, pero casi lo mismo podemos decir de la deuda japonesa, china o europea. Lo malo es que no son proyectos de inversión o recuperación lo que dispara la deuda, sino los gastos corrientes o los programas de mantenimiento del estado del bienestar.
Este gráfico solo recoge cinco años.
Y el pago de intereses de la deuda es criminal.
Lo malo no es donde ha llegado ya, sino hasta donde llegará en los próximos años, teniendo en cuenta el déficit permanente y creciente de la economía norteamericana y el aumento del tipo medio de la deuda, que todavía tiene que subir bastante.
Con la aparición estelar de la inflación, los BC se han visto obligados a elevar los tipos al tiempo que comenzaba en USA y Europa, un drenaje de liquidez al no renovar los vencimientos de deuda de los propios BC. El resultado es una presión constante sobre los tipos de los bonos, al aumentar la oferta (vía deuda imparable) y disminuir la demanda (drenaje de los BC). El resultado es un incremento de la rentabilidad de los bonos que amenaza la estabilidad de las cuentas públicas, al elevar hasta niveles peligrosos el pago de intereses.
Este movimiento de realimentación de la deuda y déficit, empieza a llamar la atención de las agencias de calificación, poniendo en revisión la calificación de la deuda americana.
El yen japonés esta a punto de romper una fuerte resistencia en el cambio con el dólar y en general, existen dudas sobre la sostenibilidad del sistema, si este proceso sigue su curso acelerando la ya estratosférica deuda.
Todo esto ya lo he comentado en otros post, por lo que en este toca tratar las medidas para diversificar la inversión y protegernos de una posible devaluación de la moneda contra los activos sólidos o una eventual quiebra del sistema.
El dinero de papel no tiene valor intrínseco. Por lo tanto necesita un respaldo para mantener su valor y a pesar de ello, pierde valor con el paso del tiempo. La devaluación del dólar y su pérdida de poder adquisitivo en el último siglo, es impresionante.
La mejor manera de protegernos es diversificar. Si el dólar o el euro o el yen pierden rápidamente valor, está claro que el efectivo y las inversiones en renta fija se van a devaluar al mismo ritmo, por lo que necesitamos un contrapeso en la cartera que no dependa de las monedas fiduciarias. Por eso,
Hoy le toca el turno al oro y la plata.
Los fundamentos de la inversión no hace falta comentarlos mucho.
Tienen valor intrínseco por si mismos y no necesitan contrapartida, han sido dinero desde tiempo inmemorial y son aceptados en todo el mundo sin ningún problema.
- Por si fuera poco, el banco central holandés certificó el papel del oro en caso de grave crisis del sistema en 2019.
En comentarios que han cogido por sorpresa a los críticos del dinero fiduciario, el Banco Central Holandés, conocido como De Nederlandse Bank (DNB), dijo que el oro sería indispensable en el caso de un colapso del dinero fiduciario.
- Para la plata, ya he comentado muchas veces que es el elemento más infravalorado del planeta.
El aspecto técnico de ambos elementos es muy alcista, con objetivos mucho más altos que la actual cotización. Por supuesto, son objetivos a largo plazo y solo son una referencia, no una ciencia exacta.
En el caso de la formación de un cartera, la compra de oro-plata como parte de la cartera, no tiene como objetivo principal la revalorización, sino que su intención debe ser la protección ante acontecimientos inesperados. Una especie de seguro.
Si recordamos el gráfico de la segunda parte de las ideas de inversión,
la compra de oro y plata encaja a la perfección, en una posible revalorización de las materias primas.
Recordar que solo son ideas de inversión, sin pretender en ningún momento, hacer una recomendación.
Dentro de los muchos escenarios que pueden darse, doy una mayor probabilidad al escenario siguiente.
Fuerte recesión económica en el periodo 2024-2025, que obliga a los BC a intervenir de nuevo, bajando los tipos de interés, mientras vuelven a inyectar de nuevo dinero. En un primer momento, bajada de las bolsas y en función del grado de intervención, fuerte revalorización de los metales preciosos, ante la devaluación de las monedas fiduciarias frente a los activos sólidos.
Saludos.
PD. Muchos siguen preguntándose por qué el oro es dinero y no una reliquia bárbara, una piedra sin valor.
Siempre contesto con este artículo de Alan Greenspan de 1966, donde lo explica de forma extraordinaria por su simplicidad.
Una minera de plata/oro de leyes elevadas que he incorporado recientemente a cartera es SilverCrest. Salud
en respuesta a
Quark1
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#21
15/11/23 01:20
Si lo he entendido bien, hay que poner 3 ceros a la derecha a esas cifras, no,? Es decir la plata acumulada en el LBMA es de 900.000.000 onzas y el oro 275.000.000 onzas.
En el caso de Comex no hay lugar a dudas y son 267 M de onzas troy. Gracias x compartir esos datos. Esas cantidades acumuladas en ambos exchanges justificarían que el déficit de plata de estos últimos años no haya disparado su precio todavía.
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