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Yo también soy Charlie. Libertad de expresión y religiosa, blasfemia, fascismos

El atentado contra el equipo de Charlie Hebdo (incluidos los policías que trataban de proteger a los redactores) invita a realizar una serie de reflexiones sobre diversas cuestiones: los límites de la libertad de expresión; el alcance de la libertad religiosa; el uso de la violencia y cómo evitarla; las razones de esa violencia; las reacciones contra el terrorismo.

La libertad de expresión
Bajo el título “El derecho a blasfemar”, el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Miguel Presno Linera hace un breve e interesante estudio sobre este derecho constitucional, con referencias a algunos pronunciamientos judiciales y a algunas previsiones legales un tanto chocantes. Coincido en todo con su defensa de esta libertad fundamental como elemento transcendental de la democracia que no debe quedar limitado por la conformidad de las manifestaciones realizadas por cada cual con las opiniones, ideas o creencias propias o de la mayoría social.
Ahora bien, toda libertad o derecho puede entrar en conflicto con otros derechos. Así, en particular, la libertad de expresión frecuentemente entra en conflicto con el derecho al honor de otras personas; en cualquier base de datos de jurisprudencia pueden encontrarse innumerables sentencias que se resuelven demandas civiles o querellas penales presentadas por personas que se sienten agraviadas por lo manifestado por otros; se condena por el delito de calumnia a quien realiza manifestaciones que suponen atribuir falsamente a otro la comisión de un delito; se condena por injurias a quien realiza actos o manifestaciones dirigidos a lesionar la dignidad de otro, menoscabar su fama o atentar a su propia estima; en román paladino, a quien insulta o difama a otro, entendiendo por difamar incluso la difusión de información veraz con el ánimo de perjudicar la fama del interesado si ello no tiene interés público. Se impone a los autores de manifestaciones que afectan al honor de otros que les indemnicen por el perjuicio moral causado cuando esas manifestaciones exceden el derecho a la libertad de expresión, en una compleja casuística cuyo desglose sería excesivo para el propósito de esta entrada del blog. Baste decir que en el campo de la dialéctica política, entendida en su más amplio sentido, se entiende con carácter general que la libertad de expresión prevalece sobre el derecho al honor.
Existen sin embargo algunas excepciones un tanto incongruentes, como el caso que señala Miguel Presno de la quema de la bandera, que es delito en España pero que los tribunales han considerado lícita en un país que tiene tan arraigado el patriotismo como Estados Unidos. También se considera delito en España insultar al Rey en cuanto tal, lo cual tiene una evidente connotación de posicionamiento político que en cuanto tal me parece más que discutible que debiera ser sancionado.

Libertad de expresión vs libertad religiosa.
Más en relación con el criminal suceso que motiva esta entrada, la libertad de expresión puede entrar en conflicto con las creencias o sentimientos religiosos. Miguel Presno señala algunos casos recientes vividos en España que muestran este conflicto: el proceso penal abierto a Javier Krahe por un vídeo denunciado como atentatorio contra los sentimientos religiosos de los cristianos (fue absuelto); o la injustificable prohibición de las procesiones ateas, prohibición que desconoce la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que reproduce el mismo profesor: (asunto Plattform Ärtze für das Leben c. Austria): “sucede a veces que una determinada manifestación molesta o irrita a personas contrarias a las ideas o reivindicaciones que promueve. Sin embargo, los participantes deben poder celebrarla sin temer los posibles actos violentos de sus oponentes, ya que este temor podría disuadir a las asociaciones o a grupos que defienden sus opiniones de expresarse abiertamente sobre cuestiones palpitantes de la vida de la sociedad… la libertad real y efectiva de reunión pacífica no se reduce a un mero deber de no injerencia por parte del Estado; requiere, a veces, medidas positivas”.
Al final de su artículo, Miguel Presno cita un estudio jurídico de la Catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Santiago Mª Paz García Rubio sobre el conflicto entre libertad artística y sentimientos religiosos, publicado como comentario del caso de Javier Krahe. Ese estudio describe algunos casos históricos en que se produjo este conflicto, desde un cuadro de Veronese hasta exposiciones artísticas muy modernas, pasando por las Majas de Goya o la película La última tentación de Cristo. En la pag. 19/57 señala que ni las declaraciones internacionales de derechos humanos ni las constituciones de las democracias avanzadas recogen como contenido del derecho de libertad religiosa que las propias creencias deban ser respetadas por los demás o una protección frente a ofensas por terceros, lo cual no quiere decir que cualquier manifestación pueda ser lícita: se ha propuesto una distinción entre expresiones ofensivas que atacan a la religión y expresiones ofensivas que se dirigen a determinados grupos religiosos; las primeras estarían amparadas por la libertad religiosa de quien las formula (y por ello, en el caso de Javier Krahe lo que habría sería un atentado a la libertad religiosa del propio Javier Krahe por ser denunciado y enjuiciado en vía penal); las segundas no serían admisibles en tanto puedan conducir al odio religioso o el racismo: los ataques antisemitas o antimusulmanes, p.ej. Resume luego cuatro argumentos para defender la libertad de expresión en este contexto: como herramienta para el descubrimiento de la verdad; como medio para el pleno desarrollo de la personalidad individual; como instrumento de participación democrática; y como límite a la intromisión del poder en la libertad de los individuos. Sigue con la exposición de una sucesión de casos enjuiciados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que muestra una evolución desde unos pronunciamientos iniciales muy controvertidos y criticados, con votos particulares disidentes, que parecían reflejar los criterios de una sociedad fuertemente religiosa, hasta unas últimas sentencias ya más acordes con la libertad religiosa y la de expresión en el seno de una sociedad democrática y laica o, al menos, aconfesional. Señala luego que en el Derecho español, el art. 525 del Código Penal castiga el delito de escarnio, que protege según unos autores la religión misma o el sentimiento religioso de un grupo o una persona; según la doctrina mayoritaria, protegería el derecho a la libertad religiosa de cada persona; esto resulta contradictorio con la delimitación del propio derecho fundamental de libertad religiosa, en cuanto que, según queda expuesto más arriba, no incluye la protección frente a las ofensas por parte de terceros. Continúa el artículo con un resumen crítico de la sentencia absolutoria de Javier Krahe, destacando positivamente la presentación de las creaciones satíricas y provocadoras como parte de la libertad de expresión. Luego hace una presentación de la cuestión en otros países europeos, con cita entre otros de la fatwa que condenaba a muerte a Salman Rushdie y de las caricaturas de Mahoma publicadas por una revista danesa. En fin, la autora se muestra partidaria, en línea con la doctrina mayoritaria, de no penalizar la blasfemia, el escarnio ni otras ofensas a los sentimientos religiosos (salvo que incurran en algún otro tipo penal); muestra además que su penalización tiene un efecto disuasorio de la creación artística en cuanto que induciría a los artistas a crear obras que estén conformes con los sentimientos mayoritarios en la sociedad para evitar sanciones; al mismo tiempo que tiene un efecto contrario al que se pretende con la sanción, que es presentar al artista como mártir dándole mayor notoriedad.
Un buen ejemplo de este efecto que expone la profesora García Rubio lo constituye la notoriedad que han alcanzado las Pussy Riot merced a la desproporcionada reacción del régimen autoritario de Vladimir Putin ante su actuación de denuncia provocadora en una iglesia, que ha llevado a convertir a este grupo en adalid mundial de la libertad de expresión y religiosa, cuando de no haberlas perseguido y condenado como criminales seguramente no habría pasado de ser un grupo disidente local.
Otra modalidad de ejercicio de la libertad de expresión en forma de provocación ofensiva a postulados establecidos, asociados a una sociedad patriarcal, machista y de dudosa calidad democrática, es el de Femen.
 
El valor político de la sátira.
Habitualmente se reconoce el valor de la crítica satírica, ácida, corrosiva, provocadora, para desafiar prejuicios, posturas o creencias afianzadas en la sociedad o en la cultura política induciendo al debate y a replantearse su razón y legitimidad; incluso para forzar la autocrítica en personalidades de la política, la sociedad, la cultura o el deporte; así, constituye un acicate, a menudo desagradable, obsceno, poco elegante, para cuestionar el estatus de instituciones, personas o ideas y facilitar la renovación de unas y otras. De la  misma forma que la ciencia progresa mediante el falseamiento de las hipótesis de partida, la sociedad avanza y se transforma mediante el diálogo y confrontación entre ideas, diálogo que puede plantearse en los términos más agrios.
Entre las instituciones, personas, ideas o creencias a cuestionar, no existe motivo para excepcionar las de orden religioso. Y no sólo porque el debate sobre las creencias religiosas puedan contribuir a la depuración y el progreso de postulados éticos (por mucho que se quiera plantear una dicotomía artificiosa e interesada entre religión o ética, cómo si aquélla no debiera estar sujeta a ésta), a la aproximación a verdades ontológicas (acercando la religión a la ciencia), a la convivencia entre distintas confesiones; también porque con excesiva frecuencia la religión ha sido un instrumento para fortalecer el poder establecido, cuando no han coincido jerarquía religiosa y política (confundiendo así el debate religioso y el político).

El derecho a blasfemar: libertad de expresión y religiosa.
Corolario de lo anterior es que la blasfemia, en el contesto descrito, está amparada por la libertad de expresión. Es decir, siempre que no constituye simplemente y llanamente un insulto a otros, proferido con el único ánimo de ofender (caso en el que debería castigarse como delito o falta de injurias) o en la incitación al odio, a la discriminación o a la violencia por razón de las creencias religiosas, sino la expresión de una crítica a los postulados de una religión o a actuaciones de sus instituciones, la crítica acerva, incluso ofensiva, ha de considerarse lícita.
Es más, en línea con lo expresado por la profesora García Rubio referente al enjuiciamiento de Javier Krahe, creo que cabe defender que  la blasfemia forma parte del derecho a la libertad religiosa. Por un lado, hemos visto que ésta no ampara a los fieles de una determinada religión (o no-religión) frente a las ofensas por razón de su creencia, salvo que incurran en algún otro tipo penal. Por otro, la blasfemia puede constituir una forma de expresión de las propias creencias religiosas, formulada en el modo verbalmente más ofensivo, como exabrupto en reacción al carácter absurdo de los postulados de una religión (el “creo porque es absurdo” atribuido a Tertuliano, uno de los “Padres de la Iglesia”; la creencia basada en la fe, en la “revelación”, el fideísmo, frente a todo tipo de evidencia racional, propia tanto del cristianismo como del islamismo); a los crímenes cometidos en nombre de esa religión; a la acumulación de riqueza por la jerarquía eclesiástica; a los abusos cometidos por sus predicadores o sacerdotes; a su apoyo a, o promoción de gobiernos dictatoriales y asesinos;  a su defensa de una sociedad patriarcal con sometimiento de la mujer; a su resistencia al progreso de la ciencia, la sociedad, la cultura, las artes.

Sátira e intolerancia.
En este contexto, la línea editorial de Charlie Hebdo podría ser ofensiva para muchos, maleducada, chabacana; pero es aceptable en una sociedad moderna, democrática y libre. Todo dirigente, personalidad o responsable de cualquier nivel debe aceptar la crítica; y qué mejor forma de asumirla e interiorizarla haciéndola autocrítica que por medio de la sátira, del humor.
Sólo quienes son incapaces de aceptar cualquier discusión sobre sus ideas, de replantearse sus postulados, de cuestionarse sus “verdades”, rechazan la crítica satírica. Los dictadores y sus secuaces, los inquisidores, los tiranos, los déspotas, los fanáticos, carecen de sentido del humor y responden con la violencia a la crítica, incluso la humorística. Y en esto han coincidido, en el caso de Charlie Hebdo, los yihadistas y Le Pen con sus seguidores.
Compárese con su actitud la pragmática exigencia, hace algunos años, de Gaspar Llamazares a Canal + de que se le dedicase un muñeco del guiñol que le ridiculizara, para no ser discriminado frente a otros líderes políticos.

Asesinos vs mundo musulmán.
Quienes han asesinado al equipo de Charlie Hebdo no defienden una religión, una fe, una ética. Los fanáticos que ahora han asesinado a estos dibujantes asesinan sobre todo a musulmanes: en Irak, en Afganistán, en Pakistán, en Siria..., sus víctimas son principalmente otros musulmanes. Estos individuos deshumanizados matan para proclamar una autoridad, un califato, que sojuzgará a los musulmanes, acabará con todos los derechos de las mujeres, y creará un infierno en sus dominios, como ya ocurrió en el Afganistán de los taliban. Por ello, su primer enemigo es todo musulmán que no acepte su postulado inhumano, fanático, oscurantista.
Pero también asesinan en Occidente, y el crimen que ahora lamentamos es significativo en cuanto que se dirige contra quien más daño hace a los fanáticos: contra quienes les ridiculizan mediante el uso del sentido del humor, algo de lo que carecen y no comprenden esta clase de sujeto que han perdido las cualidades que cualifican al ser humano.
 
Yihadismo y fascismo.
Así, no hay que confundir a estos grupos criminales con el Islam en general, de la misma manera que no hay que confundir la Inquisición o las Cruzadas con la Cristiandad (por favor, lean Las cruzadas vistas por los árabes, para eliminar prejuicios y abrir la mente a la perspectiva del “otro”). Quienes reaccionan a los atentados que estos criminales realizan de tarde en tarde en Europa promoviendo actitudes xenófobas, islamófobas, racistas, no son mejores que ellos; son los herederos de quienes cubrieron de infamia casi toda Europa en el segundo cuarto del siglo pasado, desde Portugal a Rumanía; son los herederos de los creadores de los campos de exterminio, con prácticas similares a las que realizan los que ahora critican: quemas de libros, masacres de los grupos designados como enemigos, indignos o inferiores,  adoctrinamiento de sus seguidores para anular su personalidad y capacidad de crítica, uso de una violencia extrema, eliminación de las libertades democráticas. El líder histórico de esos xenófobos franceses luchó en defensa del imperialismo francés en Argelia, uno de los episodios más vergonzosos de la historia francesa; entonces eran los franceses quienes invadían el territorio de los musulmanes; ¿no se debería aplicado entonces a los franceses lo mismo que ahora postulan para los musulmanes?; o, a la inversa, ¿no se debería aplicar ahora a los musulmanes que residen en Francia lo mismo que los franceses que ocupaban Argelia entonces defendían? Y esto mismo cabe aplicarse a los xenófobos belgas, respecto a la ocupación por su país del Congo; a los holandeses, respecto a su ocupación de Nueva Guinea; a los españoles, ingleses, portugueses, respecto a sus extensos imperios; o a los alemanes, respecto a su ocupación de Tanzania, Namibia, Camerún o, más recientemente, la “gran Alemania” que pretendía la expansión hitleriana.
Y estas actitudes no son exclusivas de un grupo, una sociedad o una raza: se han dado a lo largo de la historia por todo el planeta y al amparo de todo tipo de religiones, incluso las seculares: lo han hecho los cristianos (inquisición, cruzadas, trata de negros, dictaduras del siglo XX...); los israelitas (masacres de Gaza...); los hindúes (matanzas de musulmanes); los budistas (en Birmania contra minoría musulmana); los comunistas (las checas, el Gulag, la Revolución cultural...), etc., etc., etc.

Educación, justicia y paz.
El antídoto contra el odio y el crimen no es más odio, no es la expulsión de los pobres, los refugiados, los inmigrantes; no son las vallas inhumanas ni las ilegales expulsiones en caliente. No se pueden poner fronteras al hambre ni a los que huyen del crimen institucionalizado. El remedio contra la violencia, la intransigencia, el miedo y el odio al diferente, es la educación, la cultura, el contacto y el diálogo entre personas, ideas y culturas. ¡VIAJEN!
Y también, muy importante, es la justicia social. El hecho de que los terroristas sean franceses (en este caso, en otros casos fueron ingleses, españoles o de otras nacionalidades occidentales) de segunda o tercera generación no se debe a que los musulmanes sean violentos asesinos por naturaleza. Se debe al desarraigo, a la exclusión social, a la pobreza. Los inmigrantes que llegan huyendo del hambre, de la dictadura criminal, de la trata de blancas, de los desastres ambientales, de la desertización, del agotamiento de sus recursos vitales hoy explotados por la industria occidental, no vienen para cometer crímenes, sino para salvar su vida y la de sus familias; con toda seguridad habrían preferido poder llevar una vida normal en su lugar de origen, en el paisaje conocido, con toda su familia y conocidos; pero han venido por necesidad vital, y se mostrarán agradecidos si son admitidos en el país de llegada; e incluso admitirán vivir en peor situación, con trabajos peor pagados y en peores condiciones laborales que los nativos, porque en cualquier caso serán mejores condiciones que las que soportaban en sus lugares de origen. Pero sus hijos y nietos ya no tienen la referencia de las dictaduras, el hambre, el crimen o la persecución de su lugar de origen; su referencia es el desequilibrio social en el país en que viven, que ya es su país, el único país que han conocido. Si no tienen acceso a una educación de calidad, a unos servicios sociales adecuados, a unas expectativas de vida equiparables a las de sus vecinos, no podrán integrarse en la vida social y política que llevan sus vecinos. No alcanzarán referencias vitales en este país y deberán buscarlas en el medio social próximo al de procedencia de sus padres: serán presa fácil para los predicadores del odio que fundamentan su discurso en la injusticia y la “depravación de costumbres” de Occidente para convertirles en soldados fanatizados del imperio que quieren crear.
Por esto, debe perseguirse implacablemente a los predicadores del odio; y facilitar educación, cultura, salidas laborales a todos los residentes en el país.

La paz es el camino.
Quiero acabar esta entrada con un himno a la paz y la concordia, un clásico con una letra que es todo un programa político y vital y cuyo autor fue también víctima de un loco fanático.

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  1. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #100
    13/01/15 15:33

    El silencio es la palabra de los sabios, y es la palabra más difícil de pronunciar.
    El sabio no calla porque le censuren, calla porque si no tiene nada sabio que decir, no dice nada.
    Imagino que las caricaturas de Hebdo eran un compendio de sabiduría entonces...

  2. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #99
    13/01/15 14:39

    Buenos ejemplos los que nos traes de como se puede convencer al poder...sin insultos...sin menosprecio a las ideas de los demás ...sin auto censura...desde la inteligencia...un abrazo...y un sólo dato ...galileo era protegido del papa...y en la posible mofa sobre el simplicio ...perdiera la libertad ...y un atraso en el desarrollo de sus ideas...no quiero decir que Galileo no fuese inteligente ...si esto hubiese sido así...sino que tal vez la soberbia intelectual le jugará una mala pasada con alguien que denotaba más poder y soberbia que el...te quier decir que al poder no le ganas echandole un pulso...le ganas desde la humildad...por cierto se te olvida un gran maestro jesus el de nazaret...que es cierto que echo a los cambistas del templo y se empleó en alguna ocasión tremendo...pero jamás se sometió al poder...un abrazo...

  3. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #98
    13/01/15 14:30

    Pues estoy completamente de acuerdo con orwell...en lo demás...pues ...ni digo lo que dices que digo ...ni lo que dices tiene una línea argumental ...un abrazo...

  4. en respuesta a dilbert
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    #97
    13/01/15 12:44

    Muchacho, es que no te enteras. Que ayer ya me daba cuenta de que no estamos de acuerdo y hoy todavia mas. Que pataletas ni tonterias.

    La libertad de cada uno acaba donde empieza la del otro, y eso incluye la libertad de expresion.

    Tu tienes libertad de expresion hasta que empiezas a herir (de mala fe, con intencion de hacerlo,... no de buena fe o sin intencion) al otro.

    Las satiras, los sarcasmos periodisticos, en ese sentido, van por la cuerda floja en el uso de la libertad de expresion. Muchas veces quieren denunciar de buena fe, algo que no está bien, pero pueden sobrepasarlo si no se esmeran debidamente.

    La libertades nacen para defender derechos, si no, estan vacias de significado. En este caso el derecho a no ser agredido por expresar tus valores, pensamientos, ideas o ideales, (fisica, moral o psicologicamente por otro).

    Que si, que ya me sé tu respuesta, que si esto no es ofender,,,que esto si....que esto no es herir ...que esto si.....como si estuvieras en la mente y en los sentimientos de todo el mundo...ahora vas a ser tu el que decida lo que ofende y lo que no......y el mismo rollo de siempre.

    Quieres ejemplos?,..... para mi que alguien diga que Dios es un señor del espacio con superpoderes, solo me produce una sonrisa y me describe el desarrollo mental y neuronal, de la persona que lo dice (mas bien reducido), pero no me ofende en absoluto,..... pero te aseguro que hay gente a la que le ofendería. Si se lo dices una vez sin intencion de dañar, es tu libertad de expresion, ...si el otro te dice que le hiere, y tu sigues con intencion de dañarle, ya no es tu libertad de expresion, sino la vulneracion de su derecho a no ser agredido o herido moral o psicologicamente.

    Muchas veces la libertad de expresion vulnera precisamente aquello que proteje, pues se olvida por lo que fue creada. Muchas veces se tergiversa y se deforma y es como un boomerang, que se utiliza para agredir, cuando su funcion es justamente la contraria, protejer de una agresion.

    Una cosa es la libertad de expresion, bien entendida....y otra muy distinta es aprovecharse de esta libertad, retorciendo su aplicacion, para coartar los derechos del otro.

    No dialogo para convencer a nadie. Parece que tu si.

    Sigue cordialmente tu camino, que yo seguiré el mio.

    Ciao

  5. en respuesta a dilbert
    -
    #96
    13/01/15 11:43

    Repetiré mi comentario anterior.

    Se está tratando el tema como si fuéramos sociedades comparables y no caemos en la cuenta de que todo eso de la democracia, libertad de expresión, etc. son conceptos que a los que han cometido los atentados les suenan a chino, por lo tanto no tiene sentido esa parrafada referida a la religión católica, cuya evolución no es comparable.

    Lo cierto y verdad es que parece que no somos conscientes de que atentados peores que estos se están cometiendo todos los días den los propios países donde se ubican estos terroristas, pero no tienen la misma repercusión y al darles tanta publicidad estamos haciéndoles el caldo gordo, es decir les hacemos propaganda que ellos buscan y provocamos con ello, el que repitan sus actuaciones viendo que les sale mejor.

    Y los medios que se empleen deben ser muy definidos y calculados pues para ellos la muerte es la "salvación", como se está viendo a través de su actuación terrorista donde se inmolan con bombas alrededor del cuerpo; obtienen su máxima aspiración ser van con el profeta al paraíso.

    Debemos ser conscientes de que es una batalla en la que ellos llevan las de ganar, pues nunca pierden y además desde frentes diferentes, nosotros con la libertad y democracia y ellos con la "libertad" de matar sin límite.

  6. en respuesta a Comstar
    -
    #95
    13/01/15 10:12

    Galileo molestaba, y Voltaire, Gandhi, Russel, Darwing, Luther King, y tantos otros. Si la sociedad ha avanzado es gracias a gente como ésta que no aceptaba las restricciones que tú propones. Hubieran tenido que callarse para no molestar a nadie? Estaba justificada una respuesta violenta pues 'ellos habían empezado primero provocando'?

    Y por supuesto que dejas el control en manos de los radicales. Si uno dibuja a Mahoma y otro se siente ofendido, lo que estás diciendo es que el primero debería autocensurarse para no molestar? Pues es evidente que dejas el control en manos del segundo, pues en cada momento pueden delimitar lo que el primero puede hacer o no.

    De verdad que no puedo creer que defiendas esa sociedad retrógrada. Me quedo con Voltaire y Galileo.

  7. en respuesta a 8........s
    -
    #94
    13/01/15 10:01

    «Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír.» George Orwell.

    Insistes en que son los religiosos los que tienen el derecho a acotar la libertad de los demás, pues sólo ellos pueden decidir lo que consideran injuria. Dejas en mano de los fanáticos religiosos el delimitar las fronteras de la libertad.

    Creo que eres tú quien tiene que explicar una visión tan retrógrada y restrictiva de la libertad de expresión. Una visión según la cual sólo eres libre de hablar siempre que no molestes a nadie. Menuda libertad!

  8. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #93
    13/01/15 05:28

    No me has comprendido. Si la gente no se molesta una a la otra, se reduce la oportunidad para problemas.
    Yo no dejo nada en manos de nadie. Me molesta la violencia, pues es para idiotas. Es estupido que haya problemas por algo tan tonto y evitable.

  9. en respuesta a especuleitor
    -
    Top 100
    #92
    13/01/15 02:18

    No se el porque una posible injuria pública contra un grupo de personas en función de su religión...puede defenderse como libertad de expresión....explicármelo ...un abrazo...

  10. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #91
    13/01/15 02:14

    Lo que es indefendible es publicar portadas por las que otros fueron juzgados y autocondenados ..un abrazo...

  11. en respuesta a dilbert
    -
    #90
    13/01/15 02:13

    Yo creo que las cosas han quedado claras, el que quiera entender que entienda, como dijo un profeta antiguo. Seguir con este tema es dar vueltas sobre lo mismo.

    Yo me voy a dormir, he estado viendo un interesante debate en la 2 sobre ética en el programa Millenium, interesante como siempre. Un saludo y buenas noches a tod@s.

  12. en respuesta a cracoma
    -
    #89
    13/01/15 02:12

    Pocos foreros he visto con una pataleta tan infantil.
    Te había dado la oportunidad de retomar un debate normal y adulto, pero veo que es imposible.
    Aprende a defender un comentario o a retractarte, que no pasa nada. Y que te sea leve. La vida en general.

  13. en respuesta a especuleitor
    -
    #88
    13/01/15 02:10

    Eres psicologo?, pues no lo parece...a mi no me lo pareces,...bueno, puede que si....je je

    Mira, me voy a dormir que el tema ya está bastante claro y ya he hecho una exposicion final de como lo veo.

    Si tengo ganas, ya seguiré otro dia...o tal vez no,....ja ja ja

    Ciao

  14. en respuesta a cracoma
    -
    #87
    13/01/15 02:09

    No sé por que os empeñáis en embarrar el terreno del debate. Pienso que todos estaremos de acuerdo en que es distinto 'molestar' o 'escandalizar' u 'ofender', que 'agredir', 'insultar', difamar', 'humillar' o 'maltratar'. Los primeros son el ámbito de la libertad de expresión.

    Si debatimos sobre religión, si yo digo cosas sobre dios, jesus o la virgen, estarás de acuerdo en que no te estoy humillando, ni agrediendo ni maltratando ni socavando tu dignidad, no? Estamos de acuerdo en este punto básico?

    Porque estas haciendo un montón de afirmaciones pero sin poner ningún ejemplo, y pienso que te estás yendo por elevación. Te has puesto a hablar de humillación, de dignidad, etc. y ya no sé de qué estás hablando. Del debate original desde luego que no.

  15. en respuesta a dilbert
    -
    #86
    13/01/15 02:04

    Yo entiendo que estas muy desesperado por charlar con alguien, pero no voy a ser yo.
    Dilbert, dejame ya hombre, ¿vale?..... que te lo he dicho de mil maneras criatura...madre mia

  16. en respuesta a cracoma
    -
    #85
    13/01/15 02:00

    Otra vez sacas juicios de valor acerca de mi sin fundamento. Mira, yo me dedico a la psicología, y las emociones son inherentes al ser humano (y a los animales, por cierto).

    La libertad de expresión forma parte de la humanidad (o, por ser más preciso, de los derechos humanos fundamentales).

    El maltrato psicológico es otra cosa, bien sea en forma de acoso, mobbing, o violencia doméstica o de otro tipo. Si conoces algún caso hay que denunciarlo porque, afortunadamente, en nuestro Estado de derecho llamado España esos derechos están protegidos incluso por el Código Penal. El maltrato psicológico es un límite que nuestra legislación establece a la libertad de expresión de forma clara, faltaría más. Y me sorprende que puedas pensar esas cosas de mi. ¿Cómo no vamos a estar de acuerdo en eso? Y aunque no lo estuviéramos te repito que en España no se permite ninguna forma de maltrato, aunque siempre hay que denunciar y no callar. Yo he atendido profesionalmente a alguna víctima y es bastante grave, sé muy bien lo que es eso pero no hay que exagerar y generalizar como si eso fuera común en nuestra sociedad, en eso no estoy de acuerdo y mucho menos relativo a temas de conciencia o fe religiosa.

  17. en respuesta a cracoma
    -
    #84
    13/01/15 01:58

    Define 'la dignidad del ser humano'. En el fondo vienes a decir que uno puede pensar y decir las cosas más estrambóticas, pero nadie debe poder decirle nada, pues podría sentirse humillado si se le lleva la contraria. La verdad, tienes unos planteamientos de lo más curiosos.

    Y luego por supuesto exageras muchísimo sin poner ningún ejemplo verosímil. Por ejemplo, habla de gente que "acumula rabia e impotencia por no saber defender sus ideas". Primero, ¿que ideas son esas? ¿Han visto ovnis? Porque no creo que estés hablando de cristianos católicos, no? Y segundo, ¿de quien es la culpa si no saben defender sus ideas? ¿De los demás? A lo peor es que no son defendibles.

    En fin, que tendrás que exponer algún ejemplo más verosímil. Para mí desde luego que todo eso lo ampara la libertad de expresión, independientemente de que alguien lo vea como una ofensa o como una humillación.

  18. en respuesta a especuleitor
    -
    #83
    13/01/15 01:53

    Para ti la persona es un robot sin sentimientos ni emociones. Hablas del respeto desprovisto de humanidad.

    Para ti la libertad de expresion, está por encima de la humanidad. La verdad es que o no te entiendo o tus argumentos son hasta "crueles" de una insensibilidad extrema.

    Siempre hablas de aceptar, someterse, ¿y el maltrato psicologico ? ¿Para ti estaria amparado por la libertad de expresion? Por como hablas me parece que sí.

    Creo que no vamos a estar de acuerdo, porque era mejor cuando no nos entendiamos.

  19. en respuesta a dilbert
    -
    Top 100
    #82
    13/01/15 01:49

    Mi libertad de expresión es paradójica...un abrazo...

  20. en respuesta a cracoma
    -
    #81
    13/01/15 01:48

    Yo no defiendo que se humille a nadie y menos por sus creencias, eso sería mobbing o acoso y es otra cosa. Si conoces a alguien en esa situación lo mejor es que lo denuncie.

    No hay que exagerar. Es verdad que hay gente más tímida a la que le cuesta más expresar sus opiniones, sobre todo si no cuadran con lo que piensa la mayoría de su grupo o entorno. Pero eso pasa en muchos ámbitos, forma parte de la vida social. Si no estás a gusto en un grupo social pues busca otro en el que encajes mejor. Pero lo de dictadura atea o agnóstica... yo creo que es un tanto exagerado. Hay mucha gente creyente y todos los que yo conozco, muchos amigos míos, lo pueden decir y nadie les ridiculiza. Peor lo llevan otros colectivos como los homosexuales y, repito, quienes viven en verdaderas dictaduras. No tiene nada que ver vivir en Irán con vivir en España, yo al menos pienso así.