La Cartera Permanente es una estrategia de inversión pasiva ideada por Harry Browne hace ya más de tres décadas, que durante todo este tiempo ha demostrado ser segura, estable y rentable utilizando una diversificación de activos sencilla pero altamente efectiva. Para su funcionamiento solo se necesitan cuatro componentes que suelen comportarse excepcionalmente bien ante determinados estados de la economía: renta variable para ganar con la prosperidad, oro para ganar con la inflación, bonos de largo plazo para ganar en la depresión y renta fija de corto plazo para soportar las subidas de tipos de interés.
Esta estrategia es tildada de "exótica" por la mayoría de expertos, que no conciben invertir en metales preciosos o bonos de 30 años, y contradice la creencia popular de que con menos de un 50% de renta variable es muy difícil lograr un crecimiento patrimonial por encima de la inflación. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón a Harry Browne y se ha demostrado su buen funcionamiento durante décadas ante todo tipo de escenarios económicos.
Como una imagen vale más que mil palabras, en la entrada de hoy voy a hacerme eco del hilo publicado por el usuario Tyler en el foro americano de la Cartera Permanente: Why I Invest in the PP, in Pictures. Para empezar, la clásica comparativa entre el rendimiento histórico de la Cartera Permanente (en este caso, y en el resto de gráficos, de la versión americana en dólares) frente a sus cuatro activos individuales:
Como puedes ver, el rendimiento de la Cartera Permanente es similar al de sus activos más rentables, pero con una volatilidad mucho menor. ¡Y eso que el gráfico es en escala logarítmica! La explicación de este fenómeno es que la alta volatilidad de activos descorrelacionados entre sí tiende a anularse, beneficiándose además la estrategia de los rebalanceos periódicos ("vender caro y comprar barato", pero de forma automática).
Pasemos ahora a una comparativa frente a la inversión pura en renta variable. En este caso, lo que comparamos es el rendimiento real (por encima de la inflación) anual que habríamos obtenido según el año en el que iniciasemos la inversión (filas) y el año en el que vendieramos el total de la inversión (columnas). La diagonal marcada de negro es el resultado tras 10 años de inversión.
Cartera Permanente:
Renta variable americana:
La Cartera Permanente es aburrida y predecible, pero da igual el año en el que hubieras invertido, tras 10 años siempre habrías obtenido entre un 3% y un 7% de rentabilidad anual por encima de la inflación. De hecho en el peor de los casos (1999), a los 3 años ya habrías obtenido una rentabilidad media anual positiva por encima de la inflación. Comparado con la inversión en bolsa, si hubieras invertido a principios de los 70, a finales de los 90 o a comienzos de siglo, la paciencia tendría que haber sido la mayor de tus virtudes para soportar tantos años negativos.
Quizá pienses que nadie en su sano juicio invertiría el 100% de su cartera en renta variable, y tienes razón, así que veamos qué ocurre si comparamos la Cartera Permanente con una cartera moderada, la clásica 60/40 formada por un 60% de renta variable y un 40% de renta fija. La rentabilidad histórica de ambas puede ser similar (cogiendo 1971 como inicio), en torno al 4,5% anual por encima de la inflación, pero de nuevo la diferencia está en la volatilidad:
¿Y qué importancia tiene esto de la volatilidad? Pues dependiendo de tu aversión al riesgo puede tener más o menos, pero la realidad es que la mayoría de inversores vende tras las bajadas y compra tras las subidas, perdiéndose buena parte de la "rentabilidad histórica", y es un hecho que cuanto más estable sea tu cartera menos riesgos habrá de que actues presa del pánico o la avaricia.
Pero hay otro factor muy importante que se ve afectado por la volatilidad: la seguridad de tu retiro. En el momento en el que necesites empezar a retirar dinero de la cartera no puedes arriesgarte a sufrir grandes bajadas, porque puede que no vivas el tiempo suficiente para ver cómo se recupera.
Hace poco el forero Gfierro publicaba un artículo en el que demostraba la dificultad de elegir una tasa de retirada segura para vivir de las rentas de nuestra cartera. El problema es que ante una cartera volátil, una retirada anual similar a la tasa media de retorno de la cartera tiene altas probabilidades de fracaso, ante la posibilidad de sufrir una mala racha prolongada. Sin embargo, si lo que tenemos es un crecimiento sostenido muy poco volatil podemos retirar una cantidad de dinero mayor cada año con mayor seguridad, lo que implica que una cartera más pequeña y estable nos puede permitir vivir en nuestro retiro igual o mejor que con una cartera mayor pero más volátil.
Como ejemplo práctico, a continuación puedes ver la comparativa entre la Cartera Permanente y una cartera moderada-conservadora con un 50% de renta variable y un 50% de renta fija. La línea define para cada año de retiro, qué porcentaje máximo anual podríamos haber retirado para que después de 10 años nuestra cartera hubiera preservado su valor inicial ajustado a la inflación.
Como puedes ver, el porcentaje seguro de retirada para la Cartera Permanente es bastante estable, pudiendo utilizar el clásico 4% que hace tiempo dejó de recomendarse por inseguro. En cambio, incluso para una cartera relativamente conservadora (50% de renta fija) la tasa prudente de retirada es toda una lotería.
Por supuesto todos estos gráficos no son más que lo que ha sucedido en el pasado y el futuro podría contradecirlos. Sin embargo, es importante estudiar el pasado para reconocer lo que ya ha desmentido las creencias que pudieramos tener. Y en la industria de la inversión hay muchas creencias que han demostrado ser falsas y se siguen repitiendo.