Burbujas Financieras (I): John Law y la Compañía del Misisipi

La historia siempre se repite, asúmelo, es así y lo seguirá siendo.

A pesar de que el ser humano haya avanzado más que nunca en estos últimos 50 años, seguimos cometiendo los mismos errores que hacíamos en épocas de Isaac Newton.

Conocemos la ley de la gravedad pero la manzana nos sigue cayendo en la cabeza, una y otra vez y seguimos pensando qué es la primera vez. Precisamente por eso, es tan interesante conocer algunos capítulos de la historia de la bolsa de valores.

Una de las lecturas más amenas que puedes encontrar es el libro Delirios Populares Extraordinarios y la Locura de las Masas, escrito por Charles Mackay y que refleja tres episodios de locura especulativa más antiguos que se recuerdan

Esta es la historia de cómo un escocés adicto a las apuestas, culpable de asesinato, terminó arruinando a Francia.

Esta es la historia de John Law.

Nacido en Edimburgo en 1671. Fue orfebre y banquero, acumulando un patrimonio considerable y siendo conocido como Law de Lauriston.

Al fallecer su padre se movería a Londres, convirtiéndose en un asiduo de las casas de apuestas, donde amasó una buena fortuna, pero el nivel de riesgo que asumía era tanto que terminó teniendo fuertes pérdidas.

Sus líos de alcoba le llevaron a un duelo contra un noble llamado Mr Wilson, del cual el segundo no saldría con vida.

Huiría al continente donde durante unos años pulularía por Amsterdam y ciudades cercanas, probando fortuna en las casas de juego.

Volvería a Escocia en 1700 donde fundaría el Banco Hipotecario de la Tierra, conocido por los locales como banco de arena. 

John Law huyó de Escocia luego de que no logrará convencer a sus paisanos de crear un Banco de la tierra que emitiese papeles por la misma cantidad de tierras que disponían.

En Francia encontró un país a punto de la bancarrota, con un monarca de 7 años y un regente dispuesto a todo para salvar la situación del país y con pocas ganas de ser él quien buscase una solución.

La idea de Law era crear un banco que emitiese créditos para financiar al Estado con el respaldo de la tierras. Se emitieron 12 mil acciones y en poco tiempo se revalorizaron un 15% mientras que el dinero del Estado se cotizaba con un descuento del 78%

El banco de Law obtuvo el monopolio de la venta del tabaco, el derecho exclusivo del refinado del oro y la plata y finalmente se convirtió en el Banco Real de Francia.

El regente violó la principal norma para la credibilidad de un sistema monetario y emitió más papel que lo que sus activos tenía para respaldarlo

Ante el éxito Law fue un paso mas allá y propuso la creación de una compañía que ostentara el privilegio exclusivo del comercio con el gran río Misisipi y la provincia de Luisiana en su ribera occidental.

La tesis era que abundaban los metales preciosos y la compañía, respaldada por los beneficios de su comercio en exclusiva, sería la única que recolectaría impuestos y acuñaría moneda.

Se emitieron cartas de patente, y se constituyó la compañía en agosto de 1717.

Para 1719 se promulgó un decreto que concedía a la Compañía el privilegio de comercio exclusivo con las Indias Orientales, China y los Mares del Sur, y c todas las posesiones de la Compañía Francesa de las Inda Orientales, fundada por Colbert.

Se propuso pagar 200 libras de dividendo anual de un nominal de 500 (40% de Rentabilidad por dividendo)

Para la emisión de 50.000 acciones hubo una sobredemanda de seis veces.

(1719 Francia= 2020-2021 Nasdaq) 

Duques, marqueses, condes, con sus respectivas duquesas, marquesas y condesas, esperaron durante horas todos los días en la calle ante la puerta de Law para conocer quienes eran los afortunados de recibir las acciones.

Law era el Morgan Stanley y Goldman Sachs de nuestros días sin cobrar millones por repartir acciones de una IPO sobrecalentada.

Toda una calle llena de plebeyos y marqueses se convirtió en el Wall Street de nuestros días y cualquier local donde se pudiesen negociar las acciones era el más codiciado.

Personas que amanecían siendo pobres, se acostaban siendo ricos. Ríete tú de Juicy Fields…

Detrás de todo extremismo siempre hay oportunistas y Francia no sería la excepción. Varios vieron venir que las acciones no podían subir eternamente y convirtieron sus papelitos en moneda que sacaron fuera del país.

Esto alertó a Law que sabía que si todos repetían el patrón no tendría dinero suficiente.
.

Pero los movimientos políticos no fueron suficientes. Las personas seguían intentando cambiar sus billetes por oro y plata.

Se prohibió tener moneda, invertir en oro y en joyas y se daba recompensas a quien delatara a las personas que se saltaran la norma.

Law se marcó un Cathie Wood y pasó del cielo al infierno. De ser venerado a su paso a tener que esconderse.

Se intentó restaurar la confianza en el proyecto de la Compañía del Misisipi embarcando a más de 6000 condenados o personas de baja reputación para cruzar el Atlántico y demostrar las oportunidades que había en aquellas orillas. Y subieron las acciones, típico rebote del gato muerto.

El parlamento convocó a reuniones de emergencia. Los billetes emitidos alcanzaban los 2600 millones mientras que la moneda no alcanzaba los 1300… El resultado una devaluación del papel hasta equilibrarlo. (Esto con el BCE no pasaba)

El regente culpó a Law, quien fue cesado y tuvo que ser escoltado ante las turbas que atacaban su carruaje y pedían su cabeza.

Fue desterrado fuera de París y se escribieron versos, canciones a su nombre. Ninguno mejor que este refleja el espíritu de cualquier burbuja.

Se retiró a la Compañía de las Indias o del Misisipi la dirección de la casa de la moneda, la recogida de impuestos y toda otra ventaja o privilegio, dejándola reducida a mera compañía privada.

Por lo que respecta a Law, fuera de Francia, se vio obligado a retomar su antigua vida de jugador. Perseguido por sus acreedores en Roma, marchó a Copenhague, donde recibió autorización del ministerio inglés para residir en su país natal, que ya le había enviado el perdón por el asesinato de 1719.

El conde de Coningsby se quejó de que se tratara con tantos honores a un hombre que había renunciado tanto a su país como a su religión, y expresó su convicción de que su presencia en Inglaterra era muy peligrosa en una época en que la gente estaba perpleja por las inicuas prácticas de los consejeros de la South Sea Company.

Law se quedó unos cuatro años en Inglaterra y luego se marchó a Venecia, donde murió en 1729 en circunstancias muy embarazosas. Entonces se escribió el siguiente epitafio:

                                                                Fuente: goldonomic.be