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Cuando una gran empresa necesita financiarse, tiene diferentes alternativas para hacerlo; pero de entre todas ellas, hay dos alternativas concretas sobre las que me quiero detener. Una de ellas consiste en acudir al mercado bursátil mediante emisión de acciones, por un monto total que cubra esas necesidades de financiación que podrían consistir en proyectos de expansión, investigación y desarrollo, cancelación de deudas, o adquisición de activos, entre otras… 

Esa forma de financiación tiene la particularidad de que los fondos que recibe la compañía, no necesita devolverlos. A diferencia de los préstamos a los que estamos acostumbrados a acceder cuando necesitamos adquirir por ejemplo una vivienda, en los que se aplica un tipo de interés y un calendario de devolución entre otras condiciones, la emisión de acciones implica la venta de participaciones de propiedad en la empresa. Por lo tanto, en lugar de devolver el dinero a los inversores, la empresa les proporciona una participación en la propiedad y, en algunos casos, hasta el derecho a participar en las decisiones y beneficios de la sociedad mediante el cobro de dividendos. 

Una vez aclarado este concepto, es importante destacar que cada vez que compras acciones de una compañía, pasas a formar parte de ésta en calidad de SOCIO. Y al igual que en el matrimonio, eso implica que formarás parte de la empresa “en las buenas y en las malas”… 

La otra alternativa de financiación sobre la que me quería detener, es la que consiste en emitir deuda. En este caso, cuando una gran empresa necesita financiarse, puede acudir al mercado de renta fija; lo que al igual que en el mercado de acciones o renta variable, consiste en emitir una serie de títulos o valores por un monto total que cubra esas necesidades de financiación, con la diferencia que los fondos recibidos por los inversores, habrá que devolverlos. Los inversores que adquieren esos títulos o valores de renta fija, esperan recibir al cabo de un plazo determinado, el capital invertido inicialmente y un interés adicional (cupón) que supondrá la rentabilidad de la inversión. Por el contrario, la empresa que recibe esos fondos tras la emisión de los títulos o valores, deberá devolver el dinero transcurrido el plazo predeterminado, y en las condiciones previamente pactadas. 

Por lo tanto, cada vez que acudes al mercado primario de renta fija a adquirir un título o valor (ej.: bono, pagaré, obligación, etc.), lo que estás haciendo es prestándole dinero al emisor de ese título o valor, quien deberá devolverlo en las condiciones previamente pactadas. Es por eso que al adquirir un título de renta fija, no pasas a formar parte de la compañía, sino que te conviertes en acreedor de la misma; en otras palabras: PRESTAMISTA. 

En resumidas cuentas, una de las diferencias entre invertir en renta fija o renta variable, es la forma de intervención que adopta el inversor sobre el emisor del que adquiere los activos. Por lo que si quieres formar parte de una empresa y compartir sus penas y alegrías, tienes la opción de adquirir acciones y convertirte en socio o accionista; pero si no deseas vincularte a la compañía y solo pretendes limitarte a prestarle dinero, lo puedes hacer mediante la adquisición de títulos o valores de renta fija privada en el mercado primario de deuda. No obstante, en ambos casos es evidente que confías en la buena evolución de la empresa, tanto como si le prestas, o como si te unes a ella. 


El mercado de deuda 


Si nos centramos en la renta fija, cabe aclarar que ésta puede ser pública o privada. Cuando la emisión de los títulos o valores a los que hacía mención anteriormente la realiza una empresa privada, estamos hablando de renta fija privada. Pero si esos títulos o valores los emite un ente estatal, estaríamos hablando de renta fija pública. ¿Cuál es entonces la primera distinción en el mercado de renta fija? Que la renta fija puede ser pública o privada. 

A su vez, dependiendo del plazo al que se emitan, esos títulos o valores de renta fija podrán clasificarse a corto o a largo plazo. Los títulos o valores de renta fija que se emiten a plazos inferiores a 18 meses aproximadamente, suelen considerarse de corto plazo. De largo plazo se considerarán el resto de emisiones que superen esos 18 meses aproximados. Y el plazo de las emisiones dependerá de la finalidad para la que se solicitan los fondos, dado que ésta debería mantener una coherencia con ese plazo. Por ejemplo, cuando solicitas en tu entidad bancaria un préstamo para comprar un coche, el plazo máximo al que te lo suelen financiar ronda en los 7 años aproximadamente. No sería lógico que te financiasen el coche a 25 años, dado que éste se habrá amortizado mucho antes; e incluso se incrementaría el riesgo de impago, teniendo en cuenta que muchas personas podrían verse tentadas a dejar de abonar las cuotas pendientes del préstamo una vez dado de baja el coche, e incluso ya habiéndolo cambiado por otro. Tampoco sería coherente financiar un viaje de vacaciones a siete años, dado que si así fuera, lo lógico sería entonces que durante ese plazo no volvieses a irte de viaje, hasta no haber pagado el anterior. ¿Qué sería coherente financiar entonces a 25 años? Por ejemplo, una inversión como una vivienda u otro bien inmueble. 

Lo mismo sucederá en el ámbito empresarial. No sería lógico emitir un bono a 20 años para pagar los salarios del mes en curso, dado que al mes siguiente la empresa deberá volver a pagar salarios. Lo lógico sería que para un plazo de 20 años, se financiase por ejemplo la construcción y puesta en marcha de una factoría u otro proyecto de inversión. 

Por lo tanto, la segunda distinción en el mercado de renta fija será el plazo de los títulos o valores. 


¿Acciones o deuda corporativa? 


Como seguramente habrás visto, a inicios de cada año diferentes instituciones u organismos económicos, analistas e instituciones financieras suelen publicar sus previsiones económicas para que podamos hacernos una idea de lo que nos deparará el futuro a lo largo del año. Este año no fue la excepción, y a principios del 2024 el consenso de los analistas y organismos económicos en sus previsiones, vaticinaban bajadas de tipos de interés a partir del mes de Marzo por parte de la Fed, y al siguiente mes por parte del Banco Central Europeo. Pero con el transcurso de las semanas esas expectativas se han ido desinflando, y cada vez son menos los que mantienen esas previsiones debido a una serie de acontecimientos tales como la prolongación del conflicto entre Israel y Hamás, lo que alarga a su vez la crisis del Mar Rojo que afecta al comercio mundial al incrementar los costes del transporte marítimo, y que comienza a sentirse en la industria y las cadenas de suministros por la falta de materias primas y escasez de bienes intermedios, encareciendo así los precios y agitando el fantasma de la inflación. 

Pero a pesar de esos nubarrones que empañan las expectativas de bajadas de tipos a corto plazo, el mercado financiero sigue dando por descontadas esas bajadas de tipos previstas para este año. 

Por lo tanto, es más que probable que los niveles de tipos de interés hayan tocado techo, y que de aquí en adelante se mantengan o comiencen a bajar. Las subidas se descartan. 

Ante este panorama, la renta variable podría beneficiarse porque al bajar los tipos de interés, se espera que el precio del dinero se reduzca, los consumidores se animen a solicitar más financiación, y eso reactive el consumo; lo cual beneficia a las empresas y al empleo: a mayor empleo, mayor cantidad de potenciales consumidores. 

Y en cuanto a la renta fija, es un buen momento para invertir en nuevas emisiones de títulos de deuda o valores a largo plazo, con el fin de asegurar en la cartera una rentabilidad que se mantendrá elevada durante los próximos años; dado que probablemente las emisiones de deuda a largo plazo que se llevan a cabo estos meses, sean las últimas que ofrezcan unos intereses aproximados del 4%, tal como se estableció en la última emisión sindicada del Tesoro español, el pasado 6 de Febrero, mediante un bono a 30 años; o el 4,055% que alcanzó el bono de Telefónica a 12 años en la última colocación a mediados de Enero. 

Este escenario intento simplificarlo en el siguiente gráfico, donde se puede observar que si a día de hoy se adquiere un bono al 4% de interés, desde el momento en que comiencen a bajar los tipos de interés del mercado, la rentabilidad que sigamos percibiendo por el bono (ese 4%) será superior al tipo de interés de las siguientes emisiones.



Una buena combinación para nuestra cartera de inversión, dado que con la renta fija a largo plazo nos aseguramos rentabilidad e ingresos recurrentes, mientras que con la parte de renta variable aprovechamos el posible tirón de la demanda agregada a medida que comiencen a bajar los tipos. 

Ahora bien, aunque consideres razonable la idea de combinar en tu cartera renta fija a largo plazo con renta variable, el dilema siempre consistirá en saber qué títulos o valores de renta fija adquirir, así como también sobre qué acciones apostar. 

Para ello, sabes que siempre te recomiendo encomendarte en manos de expertos, cuya actividad consista en gestionar capitales e invertir en activos financieros. Y el modo más adecuado para poder invertir de forma diversificada e incluso en diferentes geografías mediante una gestión profesionalizada, será a través de un fondo de inversión. 


Renta 4 Nexus Clase R 


Esta semana quería presentarte el Renta 4 Nexus FI Clase R, cuya política de inversión se ajusta a lo que hemos estado comentando, sobre combinar renta variable y renta fija a largo plazo. 

Constituido en Enero de 2011 y con ISIN ES0173268006, la ventaja que ofrece este Fondo es que carece de limitaciones sobre porcentajes de inversión en renta fija o en renta variable; dado que podría invertir la totalidad de su patrimonio en renta fija, o por el contrario, invertirlo todo en renta variable. Las inversiones en activos financieros podrá hacerlas de forma directa, o hasta el 10% del patrimonio por medio de otras IIC. Tampoco tiene un objetivo predeterminado, o límites en la distribución del patrimonio en cuanto a sectores económicos, geografías, divisas, emisores de activos, y la duración de dichos activos. 

Al no existir límites de distribución del patrimonio por geografías, el Fondo podrá invertir en países emergentes; y al no tener tampoco límites de distribución por emisores de activos, éstos podrían tener bajas calificaciones crediticias o incluso ni estar clasificados. 

Cabe tener en cuenta, que también podría llegar a invertir la totalidad del patrimonio en instrumentos derivados, y más del 35% en activos de un Estado miembro de la Unión Europea, una Comunidad Autónoma, una entidad local, en Organismos Internacionales en los que el España posea membresía, y resto de Estados con solvencia no inferior a la del Reino de España. 

Este Fondo está gestionado por Miguel Jiménez, quien pertenece a Renta 4 Gestora SGIIC S.A. desde el año 2007, y quien actualmente gestiona los fondos Renta 4 Pegasus y Renta 4 Nexus, y diversas SICAVs.



Tras licenciarse en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid, comenzó su carrera profesional en Renta 4 como analista técnico, y posteriormente como analista fundamental. Cabe destacar que también ejerció la docencia entre los años 2002 y 2006, impartiendo clases de análisis de estados financieros y mercados financieros en ICADE (Universidad de Comillas). En la actualidad compagina el ejercicio de su profesión, con la ponencia de charlas e impartición de diversos cursos organizados por la Bolsa de Madrid. 
Otro aspecto a detallar son los costes que se aplican al invertir en este Fondo, los cuales te detallo a continuación:



Catalogado como un Fondo Global Mixto Flexible, en la escala de riesgo del uno al siete donde siete es el nivel de mayor riesgo, el Fondo presenta un tres.



Se observa un nivel de riesgo reducido para la amplitud de alternativas sobre las que puede invertir, y sus reducidas limitaciones; no obstante, presenta una volatilidad del 5,17%. 

Hay que tener en cuenta que la cartera está diseñada de tal forma (Benchmark), que aproximadamente el 25% del patrimonio intenta replicar el rendimiento del Eurostoxx 50, y el restante 75% toma como referencia al EONIA. En otras palabras, la actual estrategia consiste en vincular una parte del patrimonio a las tasas de interés diarias (EONIA), y otra parte vincularla al rendimiento de las acciones de la Eurozona (Eurostoxx 50). 

La evolución de su rentabilidad se puede observar en la siguiente gráfica:


 
Y para conocer su rentabilidad de forma más detallada, tienes el siguiente cuadro comparativo:
 

 
Por sectores y exposición geográfica, la cartera está conformada de la siguiente manera:


 
Y por divisas y exposición en activos, la cartera está conformada de la siguiente manera:


 
Pero a pesar de la información proporcionada, si te interesa conocer más detalles del Fondo, quisiera que seas tú quien investigue y amplíe la información que te he facilitado; por lo que puedes empezar por mirar el vídeo de presentación del Fondo:
 


Y luego, también puedes visitar directamente la página del Fondo mediante el siguiente enlace: https://www.renta4gestora.com/fondos-de-inversion/fondos/ES0173268006 

Yo, mientras tanto aprovecho para prepararme un café, y a ponerme en la búsqueda incesante de nuevas oportunidades de inversión. Un saludo, ¡y hasta nuestro próximo encuentro! 
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