El texto utiliza un lenguaje ambiguo y es muy farragoso. La verdad, no me extraña nada que no lo hayas visto claro. Son los economistas, que son así.
Lo del foro estaría bien.
En cuanto a lo de las quitas, hay al menos otras 2 salidas posibles: 1) inflación y 2) ajuste a la brava y que quiebre quien tenga que quebrar
La salida inflacionaria, de toda la vida, ha sido la preferida por los estados, porque permite pagar nominalmente a todo el mundo, es fácil contraargumentar al que se queja y permite mantener la soberanía económica. Sin ir más lejos, es la que tomamos nosotros hace 15 años. El problema que tenemos ahora es que no tenemos el control sobre la política monetaria, sino que la controla nuestro acreedor principal, de modo que para ponerla en práctica primero hay que recuperar la soberanía en un proceso traumático.
La salida a la brava es como el juego de las sillas: cuando para la música hay alguien que no va a poder sentarse, pero no se sabe quién y esa incertidumbre (y el efecto dominó) no gusta al capital, de modo que se ha tomado en escasas ocasiones. En todo caso, si el estado decide tomar esa vía, la decisión está en sus manos y nada pueden hacer los acreedores, salvo -tal vez- intentar un golpe de estado.
Lo de las quitas es esencialmente como la salida inflacionaria, pero como hace falta el acuerdo de los acreedores eso implica que los estados deudores deben ceder su soberanía económica a los acreedores para obtener la quita. El problema que tiene es que es injusto arrebatar a los ciudadanos su legítima soberanía por asumir deudas potencialmente ajenas (si bien es cierto que en su mayoría se han visto beneficiados por la abundancia de dinero durante el auge, pero, en definitiva, nadie les ha preguntado si estaban dispuestos a ceder su soberanía por eso, y la soberanía la pierden hayan participado o no), teniendo en cuenta además que es la dinámica del sistema, por construcción, la que conduce a esas situaciones (al margen de que en un momento determinado ciertas actuaciones colectivas puedan acelerarlo o retrasarlo: Si nadie pide nunca dinero prestado en el país, lógicamente, eso nunca podrá suceder, pero muchas veces el endeudamiento es inevitable o puede que incluso provocado y, además, si no hay deuda no hay dinero, luego algo de deuda tiene que haber también por construcción).