Después de meses de reuniones en la comisión por el Pacto de Toledo, de publicaciones – como la Spending Review de la AiRef a la que nos referimos en este post-, declaraciones del ministro Escrivá y otros globos sondas, ayer el Gobierno por fin puso las cartas encima de la mesa con un tema capital: el incentivo fiscal al ahorro para la jubilación. Aunque se especulaba con su eliminación total, al final lo que ha trascendido es la intención de reducir la aportación máxima individual, desde los 8.000 euros que se ha permitido desgravar al año vía IRPF a tan solo 2.000 euros. Al mismo tiempo, se ha anunciado el incremento de la desgravación vía planes de empleo, de modo que el límite conjunto de la deducción (aportaciones del partícipe y de su empresa) se eleva de 8.000 a 10.000 euros al año.
En Buy & Hold estamos completamente alineados con la evaluación que han hecho Inverco y Unespa sobre esta medida, que ambas instituciones han transmitido mediante un comunicado que no puede ser más claro. En primer lugar, consideramos que la decisión de rebajar el límite de la aportación anual es contraproducente para el ahorro privado, porque lo desincentiva. Ahorrar para la jubilación requiere al inversor hacer un ejercicio de planificación financiera que no siempre es fácil, pues obliga a ser constante y cuidadoso con las aportaciones durante muchos años en un tipo de productos con atribuciones muy específicas. Recordemos que, a diferencia de un fondo de inversión, en el que el partícipe puede tener liquidez diaria o semanal para poder rescatar su inversión en cualquier momento, en el plan de pensiones solo puede recuperarse el capital invertido bajo una serie de supuestos muy concretos.
A esto hay que añadir que, una vez rescatado el plan de pensiones, el partícipe debe tributar igualmente por los rendimientos de trabajo de las prestaciones. Es decir, que en ningún caso se está hablando de algún tipo de ayuda pública o subvención al ahorro, sino que desde el punto de vista estrictamente fiscal estamos hablando de un diferimiento de la tributación. Hacienda siempre gana.
En este sentido, respaldamos la propuesta de Inverco y Unespa de que se supriman los límites anuales de aportaciones a sistemas de previsión social. Cabe recordar que la deducción por aportaciones, junto con la posibilidad de realizar traspasos entre planes de pensiones sin carga fiscal, son los únicos incentivos de los que goza actualmente el ahorro privado para la jubilación en España. De la misma manera que la revisión de las pensiones va a introducir la posibilidad de que los trabajadores seleccionen los 25 mejores años de su cotización para el cálculo del cómputo de las pensiones, no vemos por qué no puede ser posible cambiar el límite anual por un límite global de las aportaciones que un trabajador haya acumulado durante su vida laboral para que puedan ajustar el ahorro para la jubilación en función de la trayectoria de cada trabajador.
En segundo lugar, también coincidimos con las asociaciones patronales en que la decisión de incrementar la deducción para planes de empleo es discriminatoria, porque vivimos en un país cuyo tejido empresarial está compuesto primordialmente por trabajadores autónomos y PYMES que no pueden acceder a este tipo de instrumentos. Pensamos que todas las medidas que se tomen para reactivar la economía tras el duro golpe que está suponiendo la pandemia tienen que favorecer a estos colectivos y fomentar el emprendimiento y no ponerles palos en las ruedas, pues son los pequeños empresarios los que están sosteniendo el país y muchos ya están sufriendo los efectos perniciosos de esta crisis. Valga como dato el hecho de que ya se hayan rescatado en lo que va de año 100 millones de euros depositados en planes de pensiones por el nuevo supuesto de Covid, como informó Inverco en el marco del XI Encuentro del Sector Financiero organizado por KPMG y Expansión, y que recoge Europa Press.
En definitiva, pensamos que la rebaja del incentivo fiscal es una medida de corte ideológico. A nuestro modo de ver, el Gobierno ha llegado a la conclusión de que en España solo ahorran en planes de pensiones las clases medias o altas – cuando según datos de Inverco el 40% de todas las familias españolas canaliza parte de su ahorro a través de planes de pensiones-, y como por otro lado tienen una necesidad clara de recaudación, han decidido recortar este incentivo.
Julián Pascual, presidente de Buy & Hold, ha sido especialmente tajante sobre la situación que atraviesa el tercer pilar en España. Pascual declaró recientemente en un webinar sobre el futuro de la gestión de activos que la realidad muestra que el sistema público de pensiones “sin reformas no puede pagar las prestaciones actuales” debido a que España presenta “un problema demográfico de dificilísima solución”, por lo que asevera que el debate actual sobre la propuesta de reforma presenta “una gran demagogia, ya que los ciudadanos no están recibiendo una información suficientemente transparente y veraz sobre este punto por parte de nuestras autoridades”.
Para nosotros, la única conclusión posible para atajar las desigualdades que va a generar este movimiento tiene que pasar necesariamente por la introducción de algún otro tipo de incentivo al ahorro privado o solución radical para el sistema de pensiones. Desde luego, algo se debe de hacer, porque había un único incentivo y con esta maniobra lo van a reducir a su mínima expresión.