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La República catalana

602 respuestas
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#451

Re: La República catalana

Acabo de leer en otro foro que un grupo de 12 camioneros al final tomaron la determinacion de despejar ellos una carretera.

 

#452

Re: La República catalana

He pasado por Sabin etxea y se oía en la calle
Ese... Mariano...
Que suelte el grano...

#453

Re: La República catalana

la gente se cansara de estos lunaticos y tarde o temprano iran estos ultimos desapareciendo...ya muchos se han apartado desilusionados por mentiras y falsedades...les habian prometido la arcadia feliz y se descubre que lo que hacian era tapar sus corruptelas con la bandera independentista...saludos

#454

Re: La República catalana

siguen cantando.....

jejejeje....

#455

Re: La República catalana

#457

Re: La República catalana

El sol sale en Catalunya y diría que no, no es Alpha Centauri.

Primeras horas sin Puigdemont "alias el chicharra" y todo parece maravilloso. Vienen tiempos difíciles, pero la Catalunya libre y democrata, defenderá la autonomia catalana.

Visca la autonomia catalana! viva españa!

PD mientras los golpistas en prision o huidos como ratas cobardes, pagan por sus delitos

#458

Re: La República catalana

Parece que no conozcas más estrellas o sistemas que alpha centauri. Y, por cierto, sólo un zote necesitaría que le aclarasen que el sol no es alpha centauri.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#459

Re: La República catalana

diselo al que empezo a ponerlo yo solo he variado los protagonistas ....el autor es serrallonga...jjj

#460

Re: La República catalana

Detenidos en Barcelona los dos mossos que acompañaban a Puigdemont

Carlos López ha sido detenido en el Aeropuerto de El Prat, cuando venía de un vuelo procedente de Bruselas y Xavier Goicoechea ha sido arrestado en las inmediaciones de su domicilio



 

#462

Re: La República catalana

Las facturas al burgués

CORRER LA MILLA

    • RAFA LATORRE
    •  

 

 

Tal y como ha demostrado la historia, la vanguardia revolucionaria siempre representa a una minoría. Las mayorías ganan elecciones, no revoluciones. Hasta hoy convergentes y republicanos ignoraban que, en realidad, el compañero de viaje eran ellos. Al anarquismo chic le ha salido gratis la insurrección. Todas las facturas se las han cargado a esos burgueses inocentones. Echemos un vistazo a las cuentas del procésNo hay ningún diputado cupaire en prisión, no han sufrido embargos ni inhabilitaciones y, en el reparto de sufrimiento, el retiro helvético de Anna Gabriel es la mínima cortesía.

 

La chavalada puede luchar al fin por la ansiada represión. Que sean otros los que la sufran. Cataluña es hoy el paraíso de las CUP. Barricadas en Aragó, encapuchados en la AP-7, llamamientos a la violencia en TV3, una feliz coreografía borroka con la que disfrutar del presente continuo que impone la algarada. Qué más da lo que se complique la situación procesal de los encarcelados. A quién le importa si rebelión, sedición o desobediencia. Que paguen esos primos lo que corresponda.

Las CUP han sido el chantaje permanente. Y tras el chantaje, el insulto.  No les conmovieron los temblores de Turull sobre la tribuna, el llanto de Rull a las puertas del tribunal, ni las epístolas del beato de Estremera. En el momento decisivo, las CUP siempre impusieron sus criterio, guiados por una doctrina minúscula y letal, de extraordinaria simpleza leninista: cuanto peor, mejor. Una vez perdidas las instituciones, con Cataluña en situación preautonómica, la inversión extranjera huyendo a parajes menos exóticos y los burgueses patrios a la espera de juicio, ya sólo queda disfrutar. Nunca se trató de otra cosa. El nacionalismo ha perdido la batalla por la república, las CUP han vencido en la lucha de clases.

Lenin regurgitó de Chernyshevski la teoría del cuanto peor, mejor, que ha atravesado un siglo y medio hasta llegar a Figueres. Para Cataluña se ha prescrito una socialización del sufrimiento y lo que de verdad alarma es la resignación con la que los paganos -de pagar- han asumido el tratamiento.  Vean a esos benditos, incapaces siquiera de decir lo que piensan de los CDR. Hasta Gabriel Rufián se antoja ya como un moderado socialfascista. El otro día le acusaban de criminalizar a la vanguardia de la revolución por uno de esos tuits suyos tan ridículos. El procés ha conducido a esto. Para unos pocos, la cárcel; para otros pocos, el paraíso revolucionario; para todo el resto, la desgracia.

#464

Re: La República catalana

Desde el minúsculo aeropuerto de Bahía Blanca hasta la tranquera de Santa María hay unos 60 kilómetros. Un tercio son de tierra; ahora, con el verano ya muerto, pura piedra y polvo. A cada lado, la mirada se abre entre vestigios de trigales y pastos amarillos. Un montecito rasga cada tanto el horizonte. Intento recordar cuántos años han pasado desde la última vez que vine. ¿Diez? No, tienen que ser 15. Antes de emigrar, o de volver, venía cada verano, adolescente y eterno. De pronto, veo el perfil de la gran avenida de eucaliptus. Árbol vulgar, pero querido. «Me acuerdo cuando los plantamos. Papá nos mandaba quitarles los bichos canastos, uno a uno». Es la voz de mi madre y su recuerdo tiene exactamente 70 años. Atravesamos el túnel ventoso. El coche cruje sobre cortezas y cáscaras secas hasta que llegamos al parque. «Estancia». «Casco». «Parque». Explico a las niñas la jerga del campo argentino y de pronto aparece, detrás de un velo de aguaribays, la casa, tan colonial y romántica. Bajo un techo de dos aguas de chapa gris -en origen era roja-, se extiende una galería ancha de madera blanca abrazada por viejos rosales. En el centro, grabadas con orgullo sobre el adobe, sus fechas: 1883-1923. La casa de Santa María fue construida por los Corbett, una familia escocesa de las que llevaron el ferrocarril al Sur, fertilidad y promesa. Su primer inquilino fue el administrador de la estancia, que entonces tenía unas diez mil hectáreas sin un solo potrero: la última alambrada era el océano. El tiempo, su ruina, ha ido devorándola. Como a todos. Los Corbett tuvieron que vender. Mi bisabuelo compró. Y después de una sucesión y un divorcio, Santa María quedó en manos de mi abuela, que hizo de ella su proyecto de vida y nuestro lugar de encuentros y desencuentros familiares.

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Aparcamos donde una vez hubo una higuera. Pregunto por ella. A un lado, el puente de hormigón y hiedra, deshecho, que une la segunda planta -los cuartos de los niños, leoneras- con la libertad. Entramos por el patio de la cocina, siempre revuelto, bullicioso, alegre, junto a la antigua lechería. Huelo la capa de espuma recién ordeñada. La brisa sacude las cortinas a cuadritos blancos y rojos de la fiambrera. Son las mismas de mi infancia. «¡Chicos!». Es  Beba. Hace unos días cumplió 99 años y no desconecta jamás.

Los primos se miran, miden y olfatean como animalitos de la misma especie y corren juntos hacia dentro. Los sigo en busca de mi memoria. Todo me sorprende por pequeño y manoseado por la entropía. El office de nuestros desayunos y meriendas, con sus grabados de cacerías inglesas. El salón, custodiado por la pintura irónica del añorado  Rómulo: «Van Gogh en la Pampa, Figari de Macció». La escalera, qué miedo nos daba. Y el escritorio del abuelo  Pipo: oscuro, adulto, con chimenea, mi favorito.

Salimos al parque y a la luz por la puerta de la fachada. Dos caballos criollos, las crines como el cepillo de un limpiabotas, cabecean atados bajo un árbol. No llevan silla. Apenas una piel de corderito y una cincha. Los niños se montan y nos dirigimos lentamente hacia el Bajo. Las casas de ladrillo están vacías. Una sirve de depósito de muebles viejos. De sus paredes todavía cuelgan las literas donde dormían los jornaleros. Primero hubo ovejas, decenas de miles. Luego un criadero de visones: estaba de moda. Ahora sólo quedan unos cuantos novillos para carne. Seguimos hacia la Quinta. ¡Un bosque entero de membrillos! Los haremos esta tarde al horno o en compota.

De pronto, un mensaje en el móvil. «Movistar info: revise su gasto acumulado datos roaming llamando al...». Mejor no llamar y, sobre todo, dejar de acumular. Sé que la consigna popular que tan poco gustó a  Borrell se ha hecho por fin realidad en una democracia militante. Que el tal  Torrent se ha confirmado como el brazo tonto de la legitimidad. Que comandos de falsos republicanos no acaban de atreverse con la violencia abierta: en Cataluña aún pervive la mentalidad soixante-huitarde de la revolución gratis total. Y que el Gobierno de España se ha ido de vacaciones. Yo también. Sin Wifi, sin Orbyt, sin Kiosko, sin Gmail y, por supuesto, sin Twitter. Durante 48 horas deambulo como una adicta: ávida, famélica, todos mis automatismos a cuestas. Pero luego desconecto. Yo sí.

Almorzamos a la sombra de las acacias sobre un mantel de hilo. Beba, en su silla de ruedas, con unas grandes gafas negras, qué guapísima era. La mayor de cuatro hermanas, nieta de  Cayetana de Álzaga y heredera de su fuerza. Llegan los choripanes y luego el cordero a la cruz, cristal jugoso. Beba apenas oye y, cuando habla, todos callan. Evoca una Argentina de camas con mosquitero y camisones de piel de ángel. Un país que empezaba a creerse condenado al éxito pero que todavía no se había tumbado en el diván. Desde Buenos Aires llegan noticias de manifestaciones a favor de la memoria histórica y contra el aborto. Todo muy convencional. Una de mis primas, limpia y politizada, despotrica contra  Cristina Kirchner. La ahora senadora está acusada de pactar la impunidad de Irán en el atentado contra el centro judío AMIA -85 muertos, 300 heridos- y de robar miles de millones de dólares: el enésimo desfalco patrio cometido en nombre de la justicia social. Comento que, precisamente estos días,  Pablo Iglesias pasea su retropopulismo por Buenos Aires y que se ha hecho una foto con la desaforada, ojalá pronto también en el sentido jurídico. Me explican que, de momento, la principal baza política de  Macri es la división del peronismo. Y me acuerdo de  Rajoy. Y también de  Rivera y de  Aznar. Los tres visitan Argentina en abril.

Los niños quieren ir a pescar y los niños hoy mandan. Cortamos unas ramas y les atamos tanza, anzuelo, corcho y plomada. En una bolsa, la carnaza; en otra, tortas negras: pan tierno bajo una costra de azúcar quemada. El río se llama Sauce Grande. Es estrecho y manso, y lo atraviesan álamos muertos; toca la espalda de la casa y luego se pierde hacia las quebradas. Nos abrimos paso entre los árboles hasta alcanzar una zona de hierba fresca, despejada de cardos. Tenemos poca fe, pero a ver quién se la quita a ellos. Tiramos las cañas. Pasan varias familias de patos, un carpincho remolón y... ¡Pica! ¡Picaaaa! El balance de la tarde son cuatro dientudos, tres bagres y un pez rarísimo del que  Casimira, presunta experta, sentencia: «Piraña». La infancia estalla.

Cuando cae la noche cae también el viento norte en la playa de Pehuen-Có, a unos 20 minutos de Santa María en coche. Fuera de temporada, el pueblo merece una banda sonora de  Ennio Morricone. En el único bar abierto, España golea a Argentina. Y del barco hundido ya sólo quedan dos perfiles oxidados, que se confunden con las rocas. Los valientes se bañan. Los demás paseamos hasta los médanos y juntamos caracolas blancas, intactas, inverosímiles. Como la que  Amadeo Vives se acerca al oído en la última escena de una de las obras más sublimes y poéticas de  Boadella. Albert... El sábado -hoy para ustedes- habrá acto de desagravio en Jafre, su pueblo. Necesito Wifi.

#465

Re: La República catalana

¿También haces copy-paste de Serrallonga? ¡Qué nivelazo!

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

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