Hay muchísimas diferencias entre la situación de 2007-2008 y la actual.
- Para empezar, hoy tenemos una burbuja de los precios de alquiler, pero no tenemos burbuja de precios de compraventa generalizada. Salvo en puntos muy concretos como las islas y Madrid, los precios siguen estando considerablemente más bajos que entonces.
- Hay muy poca oferta de obra nueva, lo cual va a dificultar que bajen los precios incluso aunque se tuerza la situación económica, porque no estamos en la situación de entonces con cientos de miles de pisos de obra nueva construidos y esperando comprador.
- Las familias tienen más dinero disponible que entonces, porque la deuda privada ha bajado considerablemente en estos años, a diferencia de la pública. Por tanto, las familias tienen más capacidad para hacer frente a las hipotecas actuales y también más capacidad para hacer frente a nuevas compras.
- El sector de la construcción tiene mucho menos peso en nuestra economía que entonces. Eso tiene dos consecuencias. Por un lado, no se puede perder en poco tiempo una parte tan importante del empleo de la construcción como pasó entonces, porque ya tenemos actualmente la mitad de trabajadores en ese sector con respecto a la burbuja. Por otro lado, la banca tiene muchísimo menos crédito promotor que el que tenía entonces, con lo cual la probabilidad de contagio de hipotéticos problemas al sector financiero es muy baja.
- La concesión de crédito se ha endurecido mucho desde la crisis, ya no se dan hipotecas del 120% para comprar el coche, lo cual hace que las bases del sector inmobiliario y de la banca sean más estables, y la probabilidad de impago menor. Además, al margen de que hoy haya menos crédito hipotecario que entonces, una parte relevante en torno al 30% está a tipo fijo, lo que contribuye a la estabilidad porque no se ve afectado por las subidas de tipos. De hecho, tras dos años de subidas de tipos muy importantes, la morosidad bancaria apenas se ha resentido.
Y esto por citar solo las diferencias más importantes.