Pero Safillo, vaya post melancólico nos has dejado... Venga hombre, que los parroquianos no se han ido a otros lares ni a otros bares, que el ambiente de aquí no se cambia por cuatro boquerones chuchurríos! Lo que pasa es que no siempre se puede acercar uno al bar, que a veces pasan cosas que te lo impiden.
Yo estoy que alucino; llevo un par de semanitas de no poderme creer lo que pasa, como si con los champis con limón y perejil me hubiese zampado una seta rarita tipo Lucy in the Sky with Diamonds... A ver si puedo contarlo mientras el bar está tranquilo, que luego no hay modo de meter baza.
Empiezo: me quedé con el pisito de mis padres cuando nos tocó hacer el reparto a mi hermano y a mí (aunque todavía le debo pasta), y lo he tenido arrendado 4 años a unos que parecían majos, pero francamente guarros. A finales de diciembre mis inquilinos se han tenido que mudar de ciudad por temas de curre, y me he pasado horas y horas de fregoteo, pintura y bricolajes varios para dejarlo apetecible. Total, un mesecito haciendo de manitas. (Esto es la introducción nº 1) .
La nº 2: los que tenemos perro hablamos mucho con desconocidos que también llevan canes -aunque los que escogen el interlocutor sean los perros y no los humanos, porque sólo podemos pararnos a charlar con los dueños de los perros amigos del propio. Total, que mi perrilla se lleva muy bien con un enorme perrazo tipo oso polar, así que me toca charlar con la dueña, una señora bastante estupenda por cierto. Yo estaba para el arrastre después de quitar mugre de la cocina, y se me debía notar o el cansancio o la mugre, da igual; la cosa es que me preguntó y me dió pie para contarle lo del piso sin inquilinos. "Huy qué casualidad, pero si yo tengo que buscar uno porque los dueños venden el mío y me tengo que ir!"
Total, que me salió una candidata a inquilina así de pronto, sin haber siquiera anunciado el piso!! (Claro, a ver cómo hacía fotos tal como lo habían dejado los de la tribu de Atila). Tras nueva ronda de KH7, lejía y demás armas químicas, quedamos para verlo y le gustó, aunque hasta que no lo viera también su hija, que ha vuelto con mamá por estar sin curre, no me podía prometer nada, pero le gustaba y le convenía. Así que ella estaba la primera si otro se interesaba por él. Nos dimos los teléfonos para quedar otro día con la hija, y me llamó luego para quedar el domingo por la tarde. ¡Y todo gracias a los paseos perrunos!
(Fin de la introducción nº 2; ahora viene lo bueno).
Bien, pues dos días después, el sábado de hace ocho días, estaba yo con medio cuerpo fuera de la ventana cambiando las carruchas del tendedero para poner cuerdas nuevas, cuando oigo una voz femenina por arriba del patio: "¡Eeeh! ¿Es ese el piso que se alquila?" Yo seguía sin anunciarlo pero hay en el portal un anuncio de una inmobiliaria, así que la dueña de la voz debió tomar el mío por ese que lleva vacío un montón de tiempo por precio avaricioso.
- Se alquila, sí, aunque ya hay alguien interesado en él.
- Pero ¿se alquila o se vende?
- Anda, ya me gustaría... (Hay tropecientos anuncios de pisos en venta en mi barrio y no los quitan; se caen solitos en pedazos)
- Es que nosotros buscamos uno en este edificio... ¿Puedo bajar a verlo?
............... ¡¡¡Yo casi me caigo al patio!!! .................
Bajó, lo vió y le gustó... Que si sus suegros habían venido del pueblo para quedarse porque al suegro le habían diagnosticado alzheimer, que si tenían que estar lo más cerca posible, que si tal y cual. Total, que quedamos el domingo por la mañana para que su marido viera el piso y pudiéramos hablar del precio.
Y todo gracias a lo podridas que tenían las cuerdas del tendedero los de Atila.
Ya me sentía yo como la lechera de la fábula, pagando la deuda a mi hermano, libre de la guerra que da un piso en alquiler (que me parece un negocio ruinoso, y arriesgado como irse a hacer turismo a Siria), y con pasta fresca en vez de ladrillos... Así que me encerré en casa la tarde del sábado e hice en internet y por teléfono una investigación digna de tesis doctoral sobre los precios de pisos similares de la zona para hacer una oferta a la vez razonable y apetitosa.
Fue un domingo distinto a lo normal, totalmente de agente de inmobiliaria: por la mañana con los candidatos a comprar, y por la tarde con las candidatas a alquilar. Con los de la compra todo fue buena impresión, que si tal que si cual, y que se lo pensarían; lo normal cuando hay interés y se deja la puerta abierta a una futura negociación. Eso sí, me tuve que tragar la enfermedad del suegro, los achaques de la suegra, el accidente laboral de él y no sé cuántos padecimientos más.
Y por la tarde, las candidatas a alquilar. A la hija también le gustó el piso, y casi se pelearon por la mejor habitación. Total, que la madre me dice que la cosa está resuelta y que me lo alquilaban para febrero ya, para ir trayendo cosas . Claro, les tuve que decir que estaba en tratos con unos candidatos a comprarlo, y que hasta que no hubiese una decisión firme no podía decir si se lo alquilaba o no. Soponcio primero y rabieta después...
El martes, la traca final: me llama la madre y me dice que... ¡que me lo compra ella! Así, como suena. Que hablemos del precio, que ella está antes que los otros, y que si llegamos a un acuerdo firmamos un contrato de arrendamiento con opción a compra, porque en unos 4 meses recibe una buena cantidad de dinero.
¿Qué os parece? Increíble, ¿verdad? Pues es lo que me ha pasado, tal cual. ¡Pero si no se vende nada! Pues ya véis; a mí me salen compradores sin buscarlos...
En resumidas cuentas, llevo toda esta semana negociando a dos bandas de día y desentrañando de noche los intríngulis de los distintos tipos de contrato de compraventa entre particulares, que si de arras, que si de promesa de compra, que si de compra condicionada, que si alquiler con opción a compra, que si Maroto el de la moto... Veremos en que acaba esto; yo de momento estoy como haciendo un Máster.
Ya podéis comprender que con estos menesteres no he tenido tiempo de acercarme por el bar. Si no me he pasado por aquí, no es por la vil tentación de unos boquerones rebozados, claro que no!
¡Y como venda por fin el piso, contad con una ronda de las que hacen época!