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Versos sueltos

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Re: Versos sueltos

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6 COMENTARIOS

5 Agosto 2015 - Actualizado 9 Agosto 2016, 23:00

LILIANA FUCHS

Me alegro de que cada vez sea más fácil de encontrar la harina de garbanzos en todo tipo de comercios, pues es un ingrediente estupendo para sumar legumbres a nuestras comidas de una forma distinta, y un gran recurso para veganos. Una manera fácil de aprovecharla es con estas tortillas veganas de harina de garbanzos.

Esta harina se utiliza como sustituto del huevo, ya que no necesitamos más que añadir agua para tener una masa lista para cocinar a la plancha. Lo ideal es añadir especias o hierbas aromáticasa la mezcla, o incluso incorporar otros ingredientes como verduras picadas o ralladas. 

Ingredientes para 2 tortillas medianas

  • 75 g de harina de garbanzos, 80 ml de agua, 1/4 cucharadita de sal, 1 cucharadita de mezcla de especias para curry, un golpe de pimienta negra, aceite de oliva virgen extra.

Cómo hacer tortillas veganas de harina de garbanzos

Disponer la harina de garbanzos en una jarra o en un cuenco pequeño. Añadir la sal, las especias y la pimienta negra. Mezclar con unas varillas para quitar posibles grumos. Incorporar el agua y batir bien con las varillas hasta tener una masa homogénea.

Engrasar ligeramente una buena sartén antiadherente con aceite y poner a calentar. Añadir la mitad de la masa, dando forma recondeada, y bajar el fuego a medio-alto. Cocinar hasta que salgan burbujas, pasar una espátula por debajo y dar la vuelta.

Cocina uno o dos minutos más, retirar y reservaren un plato mientras cocinamos el resto de la masa. Están mejor recién hechas, pero se pueden guardar en la nevera cubiertas con plástico film, dándoles un golpe ligero de calor antes de comer.

Tortitas Veganas Pasos

Tiempo de elaboración | 15 minutos Dificultad | Fácil

Degustación

Si hacemos las tortillas veganas de harina de garbanzos así, en su forma básica, las podemos acompañar con lo que más nos apetezca. En verano me decanto por una ensalada, buen tomate aliñado o unas verduras a la plancha. El boniato o patata asada, en cubos pequeños, es otra buena guarnición y más saciante. Las salsas ligeras como las de yogur son otro buen acompañante.

 

 

 

Alguna tiene que salir 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4962

Re: Versos sueltos

Yéndome y porque no hay dos sin tres, aquí os la dejo, a ver si tenéis suerte y sale bien

 

 

 

HOY COCINAS TÚ

Hoy Cocinas Tú: Crêpes con harina de garbanzo

VelSid17 ENE 13

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Hoy Cocinas Tú

 

 

 

 

 

Tiene muy buena pinta, a ver las que haga yo qué tal

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

Buen fin de semana

 

 

 

 

Saludos cordiales

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4963

Re: Versos sueltos

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 CARTA
AL SR. D. PEDRO A. DE ALARCÓN, ACERCA DE LA POESÍA

Amigo, cedo al fin. Los que dispersos
Entregué al aire vano
En mi edad juvenil fútiles versos,
Hoy con piadosa mano
Recojo y cierro en el modesto libro,
Que al triste olvido de la edad entrego,
O al duro fallo de los tiempos libro.
Lo engendré en la nocturna
Fiebre de mis pasiones primerizas,
Y hoy guardo en él, como en sagrada urna,
Del corazón las cálidas cenizas.

En él están mis infantiles sueños,
El laurel disputado en arduas lizas,
De la osada ambición locos empeños,
Le fe jurada, la esperanza muerta,
La aspiración incierta,
Los horizontes del amor risueños:
Cuanto amé y esperé.
Huecas y frías En el oído extraño,
Ajeno a mi placer, sordo a mi daño,
Sonarán siempre las canciones mías;
Pero, al volver sus páginas, yo encuentro
Mi gozo entre ellas o mi antigua angustia,
Cual suele hallarse dentro
De un olvidado libro una flor mustia.

        *   *   *

Yo cobarde no oculto
Mi fe en ti, desdeñada Poesía,
Ni el ciego amor y el fervoroso culto
Con que en tus aras me postré algún día:
No reniego de ti cuando la mofa,
Cuando el villano insulto
Responden sólo a tu vibrante estrofa:
No aparto de mi labio
De tu cáliz de hiel las negras heces,
Ni te abandono al miserable agravio,
O a las burlas soeces
Del vulgo, indigno de tu noble estro;
Y cuando ante el siniestro
Tribunal vas de tus inicuos jueces
Yo, discípulo tuyo, por tres veces
No negaré al Maestro.

        *   *   *

¡Santa palabra de Jehová!
                              Con ella
Moisés cantó el enojo
Con que borró de Faraón la huella
En sus líquidos antros el Mar-Rojo:
Con ella sobre Nínive, sujeta
Al yugo del pecado, y sobre Tiro,
Y en la ancha plaza de Sidón inquieta,
Quejumbroso suspiro
O eterna maldición lanzó el Profeta:
Con ella junto al cauce
Del extranjero río, su salterio
Colgando al tronco del umbroso sauce,
Lloró Judá su amargo cautiverio:
Con ella dijo su doliente cuita
Job a la inmunda fiera del desierto;
Y con ella la hermosa Sulamita
Cantó al amor en su cercado huerto.

        *   *   *

¡Numen severo de la historia!
                              Vive
Todo lo que el poeta
Con sabio ritmo sonoroso escribe;
Muere lo que desdeña! Allá, en la vaga
Muda extensión del páramo infinito,
La soberbia pirámide naufraga:
La esfinge de granito
Se hunde en la arena movediza; el verde
Musgo los templos de Ática sepulta:
La corva reja del arado muerde
Las feraces colinas
Donde su oprobio Babilonia oculta:
El rebaño del árabe se pierde
Entre las vastas ruinas
Que cubren tus llanuras, oh Cartago;
Mientras que en las vecinas
Costas de Italia, con el propio estrago,
Tu egregia vencedora,
La Reina de las águilas latinas,
Sola, entre tumbas profanadas llora.

        *   *   *

Envuelta en el sudario
De un vergonzoso olvido,
Fuera la Tierra el miserable osario
De las humanas razas, si el gemido
O el cántico de gloria
De los antiguos vates,
Eco veraz de la solemne historia.
No nos trajera en clamoroso ruido
Sus fragorosas ruinas y combates,
Ayes de muerte y gritos de victoria.
De un siglo al otro siglo el viento lleva
En las vibrantes cuerdas de la lira,
La predicción de la esperanza nueva
O el triste llanto de la edad que expira,
Y como en la callada
Soledad de las noches de astro en astro
Vuela el pálido rastro
De la luz increada,
Así el vate, en la oscura
Noche del tiempo que el pasado esconde,
Habla a los bardos de la edad futura,
Y Ossián los cantos de Ilión murmura
Y Dante al salmo de David responde.

        *   *   *

¡Hija de la Belleza!
                              A la alborada
De blanca luz ceñida,
A la aurora de púrpura bañada,
Y en la tarde apagada
De húmeda niebla y de vapor vestida.
Son sus joyas las perlas del rocío,
Las flores son sus galas,
Su claro espejo el trasparente río,
Los céfiros sus alas.
Las rojas nubes sus movibles tiendas,
Su blanda cuna las inciertas olas,
Y el ancho espacio las etéreas sendas
Por donde marcha a solas.
Gime en la selva que estremece el viento,
Triste en la fuente solitaria llora,
Canta del ave en el alegre acento,
Ríe en la luz de la naciente aurora;
Y cuando cruza con callado vuelo
La tierra, el mar o el cielo,
Todo un ritmo sonoro
Vibra al compás del cadencioso metro,
Y en luminoso coro
Van las estrellas de oro
Rodando en torno a su extendido cetro.

        *   *   *

¡Hija del sentimiento!
                              En la indecisa
Vaguedad del espíritu: en la calma
De la conciencia justa:
Del débil niño en la infantil sonrisa;
En los deliquios lánguidos del alma;
Del corazón en la soberbia augusta:
En la ira noble, en el amor materno,
En la ansia no cumplida,
En los hastíos de la humana vida
Y en el místico amor de un bien eterno:
En el lóbrego abismo,
Cárcel que la pasión fiera quebranta,
En el grito febril del heroísmo,
Y en la oculta virtud, callada y santa,
Como en el crimen mismo,
Ella, la Poesía,
Surge y cruza sombría,
Y el puñal blande o la oración murmura:
Ciñe a la virgen los nupciales velos:
Solloza en la olvidada sepultura,
Y, en los humanos duelos,
Con la tendida diestra
A toda angustia inconsolable muestra
La eterna luz de los abiertos cielos.

        *   *   *

Tal, en la edad confusa
En que a la vida el corazón despierta,
Yo, la soñada Musa
Vi en el umbral de la cerrada puerta,
Que mi ambición ilusa
Juzgó a la gloria y la esperanza abierta.
No entré...pero en mi oído
Sonó el grande ruido
De los santos acordes celestiales;
Y aun hoy, en este olvido
Y en esta amiga sombra,
Donde es la paz un díctamo a mis males,
Entre el silencio escucho, y aun me asombra,
El rumor de los himnos inmortales.

        *   *   *

Tú, que has unido a ellos,
Oh dulce amigo, tu canción sonora,
Y alumbraste con vívidos destellos
Esta noche del alma abrumadora:
Brioso corazón que en las bastardas
Horas sin fe que nos legó el destino,
Inmaculado aun guardas
De una alta estirpe el resplandor divino,
Abre el libro y no temas,
Al revolver las hojas
De mis pobres poemas,
Que ose en ellos cantar glorias supremas
Ni supremas congojas.
El débil numen que mi verso inspira
Nunca osó ambicionar más noble palma
Que traducir fielmente con la lira
La efusión de mi alma.

autógrafo

Vicente Wenceslao Querol Campos

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4964

Re: Versos sueltos

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        A LICORIS
  CONSOLÁNDOLA DE UNA INGRATITUD.
        ENDECHAS

   ¿Por qué de tus penas
Ir siempre seguida?
El duelo importuno
¿Por qué no mitigas?
   ¿No ves que cebadas
Así las desdichas,
Estragan, Licoris,
La flor d e la vida?
   Ya un año ha corrido,
Y el mal que te agita
Pintado con llanto
Se ve en tus mejillas.
   Tus ojos hermoso,
Están todavía
Mirando el camino
Que lleva a Castilla;
   Y al amado ausente,
Que cruel te olvida,
En alas del viento
Mil quejas envías.
   Gustando memorias,
Soñando delicias,
Que luego despierta
Se tornan acíbar,
   Engañas las noches,
Consumes los días,
Y el dardo en tu pecho
Más hondo se fija.
   ¡Ay que los ingratos
No valen, amiga,
Los crudos pesares
Que da su perfidia!
   Ya del año ríe
La estación florida
Y vuelve a los campos
La antigua alegría.
   Vuelve tú a la tuya,
Y las auras mismas
Que el lóbrego luto
De invierno disipan,
   También desvanezcan
Con ala benigna
Tus negros cuidados,
Tus penas esquivas.
   Torne a tu semblante
Tu apacible risa;
Las galas te adornen,
Los gustos te sigan.
   Que en honda tristeza
No quiere que giman
La Diosa de Gnido,
Las Gracias festivas.
   Tan amable aseo,
Discreción tan fina,
Y un pecho en que reinan
Verdad y justicia,
   Son prendas, zagala,
Que siempre cautivan,
Y es bien ciego el hombre
Que infiel las olvida.
   Tú de sus mudanzas
La venganza fía,
Que el cielo a los tales
Con ellas castiga.
   Llegará, no dudes,
Tiempo en que se rinda
A quien su cariño
Le pague en delicias.
   Y desesperado
Volverá la vista
Lanzando suspiros
A la Andalucía.
   Así abandonada
Del mar en la orilla
La suerte lloraba
De Minos la hija.
   ¿Qué fue del ingrato
Que así la afligía
Y ejemplo dio al orbe
De tanta perfidia?
   Abrazos helados
Y falsas caricias
Le daba tan sólo
Su cómplice indigna;
   Que adúltera luego,
Furiosa, perdida,
Llenó sus penates
De eterna ignominia.
   Ariadna entre tanto
Gozaba en su isla
Consuelos de Dioses
Regalos de Ninfas:
   Y esposa de un Numen,
Al cielo subida,
En trono de estrellas
Espléndida brilla.

Marzo 18 de 1825
autógrafo

Manuel José Quintana.

 

 

 

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#4965

Re: Versos sueltos

Me he saltado uno de la Q muy importante, porque para mi gusto, merece capítulo aparte.

 

 

            LA GALLINA DEGOLLADA

Todo el día, sentados en el patio en un banco, estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.

El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban, se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

Otras veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

El mayor tenía doce años y el menor, nueve. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer y mujer y marido hacia un porvenir mucho más vital: un hijo: ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció, bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando la causa del mal, en las enfermedades de los padres.

Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el instinto; pero la inteligencia, el alma, aún el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.

—¡Hijo, mi hijo querido!—sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.

El padre, desolado, acompañó al médico afuera.

—A usted se le puede decir; creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que permita su idiotismo, pero no más allá.

—¡Sí!... ¡sí!...—asentía Mazzini.—Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que...?

—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creí cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar bien.

Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló su amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.

Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los diez y ocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente amanecía idiota.

Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaba maldito! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; pero un hijo, un hijo como todos!

Del nuevo desastre brotaron nuevas llamadaras de dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores.

Mas, por encima de su inmensa amargura, quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aún sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más.

Con los mellizos pareció haber concluído la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad.

No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba, en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos, echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.

Iniciáronse con el cambio de pronombres: "tus" hijos. Y como a más del insulto había le insidia, la atmósfera se cargaba.

—Me parece—díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.

Berta continuó leyendo, como si no hubiera oído.

—Es la primera vez—repuso al rato—que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.

Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:

—De nuestros hijos, ¿me parece?

—Bueno; de nuestros hijos. ¿Te gusta así?—alzó ella los ojos.

Esta vez Mazzini se expresó claramente:

—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?

—¡Ah, no!—se sonrió Berta, muy pálida—¡pero yo tampoco, supongo!... ¡No faltaba más!...—murmuró.

—¿Qué no faltaba más?

—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.

Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.

—¡Dejemos!—articuló, secándose por fin las manos.

—Como quieras; pero si quieres decir...

—¡Berta!

—¡Como quieras!

Este fué el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo.

Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complacencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.

Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo.

No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distentido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fricción, es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían aún por la común falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.

Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban casi todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia.

De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.

Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fué, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.

—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces?...

—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito.

Ella se sonrió, desdeñosa:

—¡No, no te creo tanto!

—Ni yo, jamás, te hubiera creído tanto a ti...¡tisiquilla!

—¡Qué! ¿qué dijiste?...

—¡Nada!

—¡Si, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!

Mazzini se puso pálido.

—¡Al fin!—murmuró con los dientes apretados.—¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!

—¡Sí, víbora, sí! ¡Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!

Mazzini explotó a su vez:

—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!

Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente, una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto hiriente fueron los agravios.

Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba, escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, su gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.

A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina.

El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándola con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar frescura a la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vió a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación. Rojo... rojo...

—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.

Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aún en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuanto más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritable era su humor con los monstruos.

—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!

Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.

Después de almorzar, salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires, y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron, pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse en seguida a casa.

Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había transpuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.

De pronto, algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero faltaba aún. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.

Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más.

Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana, mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie, iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente, sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo.

—¡Soltáme! ¡dejáme!—gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída.

—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá!—lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó.

—Mamá, ¡ay! Ma...—No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.

Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oir la voz de su hija.

—Me parece que te llama—le dijo a Berta.

Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba a dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio:

—¡Bertita!

Nadie respondió.

—¡Bertita!—alzó más la voz, ya alterada.

Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.

—¡Mi hija, mi hija!—corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vió en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.

Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oir el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:

—¡No entres! ¡No entres!

Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.

autógrafo

Horacio Quiroga

 

 

 

Conste que no fue con mi daga, la de la foto de perfil actual

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4966

Re: Versos sueltos

Indiscutible que merece capítulo aparte, como comentaba anteriormente.

 

Se trata de 

 

 

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)

 

 

A AMINTA, QUE SE CUBRIÓ LOS OJOS CON LA MANO

A AMINTA, QUE TENIENDO UN CLAVEL EN LA BOCA, POR MORDERLE, SE MORDIÓ LOS LABIOS Y SALIÓ SANGRE

A APOLO, SIGUIENDO A DAFNE

A CELESTINA

A DAFNE, HUYENDO DE APOLO

A DON LUIS CARRILLO hijo de don Fernando Carrillo, Presidente de Indias, cuatralbo de las galeras de España y poeta

A FLORI, QUE TENÍA UNOS CLAVELES ENTRE EL CABELLO RUBIO

A fugitivas sombras doy abrazos;

A LA FIESTA DE TOROS Y CAÑAS DEL BUEN RETIRO EN DÍA GRANDE NIEVE

A LA HUERTA DEL DUQUE DE LERMA, FAVORECIDA Y OCUPADA MUCHAS VECES DEL SEÑOR REY DON FELIPE III, Y OLVIDADA HOY DE IGUAL CONCURSO

A LA MAR

A LA VIOLENTA Y INJUSTA PROSPERIDAD

A LAS SILLAS DE MANOS, CUANDO ACOMPAÑADAS DE MUCHOS GENTILESHOMBRES

A LOPE DE VEGA

A LOS HUESOS DE UN REY QUE SE HALLARON EN UN SEPULCRO, IGNORÁNDOSE, Y SE CONOCIÓ POR LOS PEDAZOS DE UNA CORONA

A los moros por dinero

A ROMA SEPULTADA EN SUS RUINAS

A todas partes que me vuelvo, veo

A UN AMIGO QUE RETIRADO DE LA CORTE PASÓ SU EDAD

A UN AVARIENTO

A UN BOSTEZO DE FLORIS. MADRIGAL

A UN CRISTIANO NUEVO JUNTO AL ALTAR DE SAN ANTÓN

A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

A UN JUEZ MERCADERÍA

A UN MÉDICO

A UN RAMO QUE SE DESGAJÓ CON EL PESO DE SU FRUTA

A UN TRATADO IMPRESO QUE UN HABLADOR ESPELUZNADO DE PROSA HIZO EN CULTO

A UNA ADÚLTERA

A UNA DAMA BIZCA Y HERMOSA

A UNA DAMA TUERTA Y MUY HERMOSA

A UNA MUJER FLACA

A UNA VIEJA QUE TRAÍA UNA MUERTE DE ORO

A vosotras, estrellas,

ABOMINA EL ABUSO DE LA GALA DE LOS DISCIPLINANTES

ADMÍRASE DE QUE FLORA, SIENDO TODO FUEGO Y LUZ, SEA TODA HIELO

ADVERTENCIA A ESPAÑA DE QUE ASÍ COMO SE HA HECHO SEÑORA DE MUCHOS, ASÍ SERÁ DE TANTOS ENEMIGOS ENVIDIADA Y PERSEGUIDA, Y NECESITA DE CONTINUA PREVENCIÓN POR ESA CAUSA

ADVIERTE CON SU PELIGRO A LOS QUE LEYEREN SUS LLAMAS

ADVIERTE CONTRA EL ADULADOR QUE LO DULCE QUE DICE NO ES POR DELEITAR AL QUE LO ESCUCHA, SINO POR INTERÉS PROPRIO SUYO, Y AMENAZA A QUIEN LE DA CRÉDITO

ADVIERTE EL LLANTO FINGIDO Y EL VERDADERO CON EL AFECTO DE LA CODICIA

AFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN, FLUCTUANDO EN LAS ONDAS DE LOS CABELLOS DE LISI

AGRADECE, EN ALEGORÍA CONTINUADA, A SUS TRABAJOS SU DESENGAÑO, Y SU ESCARMIENTO

«¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?

AL AMBICIOSO VALIMIENTO QUE SIEMPRE ANHELA A SUBIR MÁS

Al bastón que le vistes en la mano

AL MOSQUITO DE LA TROMPETILLA

Al oro de tu frente unos claveles

AL REY FELIPE III

AL SUEÑO

AL TÚMULO DE DON FADRIQUE DE TOLEDO

¿Alégrate, Señor, el Ruido ronco

ALGUNOS AÑOS ANTES DE SU PRISIÓN ÚLTIMA, ME ENVIÓ ESTE EXCELENTE SONETO, DESDE LA TORRE

AMANTE AGRADECIDO A LAS LISONJAS MENTIROSAS DE UN SUEÑO

AMANTE AUSENTE DEL SUJETO AMADO, DESPUÉS DE LARGA NAVEGACIÓN

AMANTE DESESPERADO DEL PREMIO Y OBSTINADO EN AMAR

AMANTE QUE HACE LECCIÓN PARA APRENDER A AMAR DE MAESTROS IRRACIONALES

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

AMOR DE SOLA UNA VISTA NACE, VIVE, CRECE Y SE PERPETÚA

AMOR IMPRESO EN EL ALMA, QUE DURA DESPUÉS DE LAS CENIZAS

ANIMA A LOS BOTICARIOS CON EL EJEMPLO DE LA MAGDALENA

Ansí, sagrado mar, nunca te oprima

Antiyer nos casamos, hoy querría

Aquí yace Mosén Diego,

Arder sin voz de estrépito doliente

ARREPENTIMIENTO Y LÁGRIMAS DEBIDAS AL ENGAÑO DE LA VIDA

¡Ay Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?

Bastábale al clavel verse vencido

BEBE VINO PRECIOSO CON MOSQUITOS DENTRO

Bermejazo Platero de las cumbres

BODA DE NEGROS

Bostezó Floris, y su mano hermosa,

Buscas en Roma a Roma ¡oh peregrino!

CANCIÓN FÚNEBRE EN LA MUERTE DE DON LUIS CARRILLO Y SOTOMAYOR, CABALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO, Y CUATRALBO DE LAS GALERAS DE ESPAÑA

Cargado voy de mí, veo delante

CARTA DE ESCARRAMÁN A LA MÉNDEZ. JÁCARA

CASAMIENTO RIDÍCULO

CASTIGA A LOS GLOTONES Y BEBEDORES, QUE CON LOS DESÓRDENES SUYOS ACELERAN LA ENFERMEDAD Y LA VEJEZ

Cerrar podrá mis ojos la postrera

Chitón

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¿Cómo es tan largo en mí dolor tan fuerte

COMPARA EL DISCURSO DE SU AMOR CON EL DE UN ARROYO

COMPREHENDE LA OBEDIENCIA DEL MAR, Y LA INOBEDIENCIA DEL CODICIOSO EN SU AFECTOS

COMUNICACIÓN DE AMOR INVISIBLE POR LOS OJOS

Con acorde concento, o con rüidos

CON EJEMPLOS MUESTRA A FLORA LA BREVEDAD DE LA HERMOSURA, PARA NO MALOGRARLA

¿Con qué culpa tan grave

Con su pan se lo coma.

Con un menino del Padre,

CONOCE LA DILIGENCIA CON QUE SE ACERCA LA MUERTE, Y PROCURA CONOCER TAMBIÉN LA CONVENIENCIA DE SU VENIDA, Y APROVECHARSE DE ESE CONOCIMIENTO

CONOCE LAS FUERZAS DEL TIEMPO, Y EL SER EJECUTIVO COBRADOR DE LA MUERTE

CONTIENE UNA ELEGANTE ENSEÑANZA DE QUE TODO LO CRIADO TIENE SU MUERTE DE LA ENFERMEDAD DEL TIEMPO

CONTINÚA LA SIGNIFICACIÓN DE SU AMOR CON LA HERMOSURA QUE LE CAUSA, REDUCIÉNDOLE A DOCTRINA PLATÓNICA

CONTRA LOS HIPÓCRITAS Y FINGIDA VIRTUD DE MONJAS Y BEATAS, EN ALEGORÍA DEL COHETE

CONVENIENCIAS DE NO USAR DE LOS OJOS, DE LOS OÍDOS, Y DE LA LENGUA

Crespas hebras, sin ley desenlazadas,

Cuando esperando está la sepoltura

¡Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño

Cuando me vuelvo atrás a ver los años

¿Cuándo seré infeliz sin mi gemido?

DE DAFNE Y APOLO, FÁBULA

De la Asia fue terror, de Europa espanto

De tu peso vencido

Deja la procesión, súbete al paso

Dejad que a voces diga el bien que pierdo

Delante del Sol venía

Desabrigan en altos Monumentos

DESASTRE DEL VALIDO QUE CAYÓ AUN EN SUS ESTATUAS

Descansa, mal perdido en alta cumbre

DESCUIDO DEL DIVERTIDO VIVIR, A QUIEN LA MUERTE LLEGA IMPENSADA

Deseado he desde niño,

DESENGAÑO DE LA EXTERIOR APARIENCIA, CON EL EXAMEN INTERIOR Y VERDADERO

DESNUDA A LA MUJER DE LA MAYOR PARTE AJENA QUE LA COMPONE

Después de tantos ratos mal gastados

Después que te conocí

DESTERRADO SCIPIÓN A UNA RÚSTICA CASERÍA SUYA, RECUERDA CONSIGO LA GLORIA DE SUS HECHOS Y DE SU POSTERIDAD

DIANA Y ACTEÓN

DICE QUE SU AMOR NO TIENE PARTE ALGUNA TERRESTRE

Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,

Diez años de mi vida se ha llevado

¿Dónde Pondré, Señor, mis tristes ojos

EL ESCARMIENTO

El metal animado,

EL PECAR INTERCEDE POR LOS PREMIOS, PREFIRIÉNDOSE A LA VIRTUD

El que vivo enseñó, difunto mueve,

ELOGIO FUNERAL A DON MELCHOR DE BRACAMONTE, HIJO DE LOS CONDES DE PEÑARANDA, GRAN SOLDADO, SIN PREMIO

En aqueste enterramiento

En breve cárcel traigo aprisionado

En crespa tempestad del oro undoso

En el precio, el favor; y la ventura

En los claustros del Alma la herida

ENSEÑA A MORIR ANTES, Y QUE LA MAYOR PARTE DE LA MUERTE ES LA VIDA, Y ÉSTA NO SE SIENTE; Y LA MENOR, QUE ES EL ÚLTIMO SUSPIRO, ES LA QUE DA PENA

ENSEÑA CÓMO NO ES RICO EL QUE TIENE MUCHO CAUDAL

ENSEÑA CÓMO TODAS LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE

ENSEÑA NO SER SEGURA POLÍTICA REPREHENDER ACCIONES, AUNQUE MALAS SEAN, PUES ELLAS TIENEN GUARDADO SU CASTIGO

ENSEÑA QUE, AUNQUE TARDE, ES MEJOR RECONOCER EL ENGAÑO DE LAS PRETENSIONES Y RETIRARSE A LA GRANJERÍA DEL CAMPO

EPITAFIO DE UNA DUEÑA, QUE IDEA TAMBIÉN PUEDE SER DE TODAS

EPITAFIO DEL SEPULCRO, Y CON LAS ARMAS DEL DUQUE DE OSUNA. HABLA EL MÁRMOL

Érase un hombre a una nariz pegado

Escondida debajo de tu armada

Esforzaron mis ojos la corriente

Esforzóse pobre luz

Esta concha que ves presuntuosa

Esta víbora ardiente, que, enlazada

Estábase la Efesia cazadora

Estas que veis aquí pobres y escuras

Este amor que yo alimento

EXHORTA A LISI A EFECTOS SEMEJANTES DE LA VÍBORA

EXHORTA A LOS QUE AMAREN QUE NO SIGAN LOS PASOS POR DONDE HA HECHO SU VIAJE

EXHORTACIÓN A LA MAJESTAD DEL REY NUESTRO SEÑOR FELIPE IV PARA EL CASTIGO DE LOS REBELDES

Falleció César, fortunado y fuerte;

Faltar pudo a Scipión Roma opulenta

Faltar pudo su Patria al grande Osuna

FINGE DENTRO DE SÍ UN INFIERNO CUYAS PENAS PROCURA MITIGAR, COMO ORFEO, CON LA MÚSICA DE SU CANTO, PERO SIN PROVECHO

Flor que cantas, Flor que vuelas

Fue más larga que paga de tramposo

Fue sueño Ayer; Mañana será tierra:

Fuego a quien tanto Mar ha respetado

FUNERAL ELOGIO AL PADRE MAESTRO FR. HORTENSIO FÉLIX PARAVICINO Y ARTEAGA, PREDICADOR DE SU MAJESTAD

HALLA EN LA CAUSA DE SU AMOR TODOS LOS BlENES

HASTÍO DE UN CASADO AL TERCERO DÍA

Helas, helas por do vienen

Hermosísimo invierno de mi vida

HERO Y LEANDRO

HIMNO A LAS ESTRELLAS

Huye sin percibirse lento el día

INSCRIPCIÓN DE LA ESTATUA AUGUSTA DEL CÉSAR CARLOS QUINTO EN ARANJUEZ

INSCRIPCIÓN EN EL TÚMULO DE DON PEDRO GIRÓN, DUQUE DE OSUNA, VIRREY Y CAPITÁN GENERAL DE LAS DOS SICILIAS

La mocedad del año, la ambiciosa

La Morena que yo adoro

La pobreza. El dinero

LA TEMPLANZA, ADORNO PARA LA GARGANTA MÁS PRECIOSO QUE LAS PERLAS DE MAYOR VALOR

La vida empieza en lágrimas y caca

La voluntad de Dios por grillos tienes

Lágrimas alquiladas del Contento

LAMENTACIÓN AMOROSA Y POSTRERO SENTIMIENTO DE AMANTE

Las Aves que, rompiendo el seno a Eolo

LAS CAUSAS DE LA RUINA DEL IMPERIO ROMANO

Las fuerzas, Peregrino celebrado

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!

Las selvas hizo navegar, y el viento

LAS VALENTONAS, Y DESTREZA. BAILE

Leí los rudimentos de la Aurora

LETRILLA LÍRICA

LETRILLA LÍRICA

LETRILLA SATÍRICA

LETRILLA SATÍRICA

LETRILLA SATÍRICA

LETRILLA SATÍRICA

LETRILLA SATÍRICA. Chitón

LETRILLA SATÍRICA Con su pan se lo coma

LETRILLA SATÍRICA. La pobreza. El dinero

LETRILLA SATÍRICA. Mas no ha de salir de aquí

LETRILLA SATÍRICA: PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

LETRILLA SATÍRICA. Todas ponemos

LETRILLA SATÍRICA. Y no lo digo por mal

Lisis, por duplicado ardiente Sirio

LLANTO, PRESUNCIÓN, CULTO Y TRISTEZA AMOROSA

Llegó a los pies de Cristo Magdalena,

Llueven calladas aguas en vellones

Lo que me quita en fuego, me da en nieve

Los que ciego me ven de haber llorado

Madre, yo al oro me humillo

Mas no ha de salir de aquí

Más solitario pájaro ¿en cuál techo

MEMORIA INMORTAL DE DON PEDRO GIRÓN, DUQUE DE OSUNA, MUERTO EN LA PRISIÓN

Memoria soy del más famoso pecho

Memoria soy del más glorioso pecho

Mi madre tuve en ásperas montañas

Mi madre tuve entre ásperas montañas

Ministril de las ronchas y picadas

¿Miras este Gigante corpulento

¿Miras la faz que al orbe fue segunda

Miré ligera Nave

Miré los muros de la patria mía

MORALIDAD ÚTIL CONTRA LOS QUE HACEN ADORNO PROPIO DE LA AJENA DESNUDEZ

MUESTRA EL ERROR DE LO QUE SE DESEA Y EL ACIERTO EN NO ALCANZAR FELICIDADES

MUJER PUNTIAGUDA CON ENAGUAS

Músico llanto en lágrimas sonoras

NÁUFRAGA NAVE, QUE ADVIERTE Y NO DA ESCARMIENTO

Nególe a la razón el apetito

No digas, cuando vieres alto el vuelo

No he de callar por más que con el dedo

No me aflige morir; no he rehusado

No sé a cuál crea de los dos,

No os espantéis, señora Notomía

¡Oh corvas almas, oh facinorosos

¡Oh tú, que inadvertido peregrinas

Oír, Ver y Callar, remedio fuera

PADECE ARDIENDO Y LLORANDO SIN QUE LE REMEDIE LA OPOSICIÓN DE LAS CONTRARIAS CALIDADES

Para agotar sus luces la hermosura

PASIONES DE AUSENTE ENAMORADO. REDONDILLAS

PELIGROS DE HABLAR Y DE CALLAR, Y LENGUAJE EN EL SILENCIO

Perdióle a la razón el apetito

PERSEVERA EN LA EXAGERACIÓN DE SU AFECTO AMOROSO Y EN EL EXCESO DE SU PADECER

PINTA A UN DOCTOR EN MEDICINA QUE SE QUERÍA CASAR

PINTA EL ENGAÑO DE LOS ALQUIMISTAS

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

¿Podrá el vidro llorar partos de Oriente?

POR MÁS PODEROSO QUE SEA EL QUE AGRAVIA, DEJA ARMAS PARA LA VENGANZA

Por ser mayor el cerco de oro ardiente

PREVENCIÓN PARA LA VIDA Y PARA LA MUERTE

PRONUNCIA CON SUS NOMBRES LOS TRASTOS Y MISERIAS DE LA VIDA

Pues amarga la verdad,

Pues hoy pretendo ser tu monumento,

Pues le quieres hacer el monumento

Pues me hacéis casamentero

¡Qué bien me parecéis, jarcias y entenas,

QUE COMO SU AMOR NO FUE SÓLO DE LAS PARTES EXTERIORES, QUE SON MORTALES, ANSÍ TAMBIÉN NO LO SERÁ SU AMOR

QUE DESENGAÑOS SON LA VERDADERA RIQUEZA

Que el viejo que con destreza

¿Qué imagen de la muerte rigurosa,

QUE LA VIDA ES SIEMPRE BREVE Y FUGITIVA. CONCLUYE EL DISCURSO CON UNA SENTENCIA ESTOICA

¡Que llegue a tanto ya la maldad mía!

Que los años por ti vuelen tan leves,

¿Qué otra cosa es verdad sino pobreza

¡Qué perezosos pies, qué entretenidos

¡Que tenga yo, Señor, atrevimiento

Que un corazón lastimado,

Que vos me permitáis sólo pretendo,

QUEJARSE EN LAS PENAS DE AMOR DEBE SER PERMITIDO Y NO PROFANA EL SECRETO

Quiero dar un vecino a la Sibila

Quitar codicia, no añadir dinero,

Raer tiernas orejas con verdades

RECONOCIMIENTO PROPIO Y RUEGO PIADOSO ANTES DE COMULGAR

RELACIÓN QUE HACE UN JAQUE DE SÍ, Y DE OTROS. JÁCARA

RELOJ DE CAMPANILLA

REPITE LA FRAGILIDAD DE LA VIDA, Y SEÑALA SUS ENGAÑOS Y SUS ENEMIGOS

REPRENDE A UNA ADÚLTERA LA CIRCUNSTANCIA DE SU PECADO

REPRESÉNTASE LA BREVEDAD DE LO QUE SE VIVE, Y CUÁN NADA PARECE LO QUE SE VIVIÓ

RESPUESTA DE LA MÉNDEZ A ESCARRAMÁN. JÁCARA

Retirado en la paz de estos desiertos,

RETIRO DE QUIEN EXPERIMENTA CONTRARIA LA SUERTE, YA PROFESANDO VIRTUDES, Y YA VICIOS

RETRATO DE LISI EN MÁRMOL. MADRIGAL

RETRATO DE LISI QUE TRAÍA EN UNA SORTIJA

RETRATO NO VULGAR DE LISIS

ROMANCE

ROMANCE SATÍRICO

Rosal, menos presunción

Sabed, vecinas,

SALMO I

SALMO II

SALMO IV

SALMO VI

SALMO VII

SALMO IX

SALMO X

SALMO XIV

SALMO XVI

SALMO XVII

SALMO XVIII

SALMO XIX

SALMO XXI

SALMO XXII

SALMO XXIII

SALMO XXVI

Santo silencio profeso

SEMANA SANTA, O LAMENTACIONES DE DON FRANCISCO DE QUEVEDO VILLEGAS A LA MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Señor don Juan, pues con la fiebre apenas

SEPULCRO DE JASÓN, EL ARGONAUTA. HABLA EN ÉL UN PEDAZO DE LA ENTENA DE SU NAVE, EN CUYA FIGURA SE SUPONE ESTÁ PROSOPOPEYA

SERMÓN ESTOICO DE CENSURA MORAL

Si a una parte miraran solamente

Si de un delito proprio es precio en Lido

Si eres campana ¿dónde está el badajo?

Si fuere que después, al postrer día

Si gobernar provincias y legiones

Si hija de mi Amor mi Muerte fuese

Si me hubieran los miedos sucedido

Si mis párpados, Lisi, labios fueran,

Si no duerme su cara con Filena,

Si no temo perder lo que poseo

Si te alegra, Señor, el ruido ronco

Siempre, Melchor, fue bienaventurada

SIGNIFICA EL MAL QUE ENTRA A LA ALMA POR LOS OJOS, CON LA FÁBULA DE ACTEÓN

SIGNIFÍCASE LA PROPIA BREVEDAD DE LA VIDA, SIN PENSAR, Y CON PADECER, SALTEADA DE LA MUERTE

Sola en ti, Lesbia, vemos ha perdido

Solamente un dar me agrada,

Sólo en ti, Lesbia, vemos que ha perdido

SONETO

SONETO AMOROSO

SONETO AMOROSO

SONETO AMOROSO

SONETO AMOROSO

Tirano de Adria el Euro, acompañada

Todas ponemos

Todo tras sí lo lleva el año breve

Todo tras sí lo lleva el año breve

Torcido, desigual, blando y sonoro

Trabajos dulces, dulces penas mías

«Tras vos un Alquimista va corriendo

Trataron de casar a Dorotea

Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado

Tudescos Moscos de los sorbos finos,

TÚMULO A VIRIATO. HABLA EL MÁRMOL

TÚMULO DE LA MARIPOSA

UN DELITO IGUAL SE REPUTA DESIGUAL SI SON DIFERENTES LOS SUJETOS QUE LE COMETEN, Y AUN LOS DELITOS, DESIGUALES

Un famoso Escultor, Lisis esquiva

Un Godo, que una cueva en la Montaña

Un nuevo corazón, un hombre nuevo

Ven ya, Miedo de Fuertes y de Sabios:

Vi, debe haber tres días

Vivir es caminar breve jornada

Vuela, pensamiento, y diles

Y no lo digo por mal

Ya está guardado en la trena

Ya formidable y espantoso suena

Ya llena de sí solo la litera

Ya los pícaros saben en Castilla

Yace en esta tierra fría

Yace pintado Amante,

Yacen de un home en esta piedra dura

Yo, que nunca sé callar

Yo te untaré mis obras con tocino

Yo vi la grande y alta jerarquía

Zampuzado en un banasto

 

 

 

 

Otro día más, mejor va a ser difícil.

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4967

Re: Versos sueltos

Lo de los bancos en este país, y lo de alguna gente de banca, es todo un misterio insondable para el menda. Ya te he contado aquello del "límite operativo" que no quisieron elevar. Pues nada, por no elevar, bajamos a un cliente menos, una pasta decentita menos y menos comisiones por uso de su bróker (y supongo que un dire de sucursal que no cumple los objetivos de renta variable, que lo tenía a huevo).

 

Y mira que, en mi caso, en mi casa, siempre me habían dicho que había que procurar dejar siempre puertas abiertas... vamos, que no es conveniente andar dando portazos por ahí que el mundo da muchas vidas y nunca se sabe de quien se puede necesitar o tener que echar mano... (todo ello, claro, salvo ofensa personal, en esos casos, el portazo se duplica).

 

Temo quitarte la ilusión, pero me temo que no habrá segunda vez. Uno tuvo su osadía la primera por aquello de que el tiempo corre que vuela, que te dicen que te quedas sin él y oye, algo hay que hacer para "dejar constancia", caramba. Fuera de eso, nunca tuve intención de dejar nada escrito. Como puse antes, la vida que da muchos mundos (o era otra cosa?). Salvo que a uno se le ocurra algo así interesante y ameno, en esto está todo bastante trilladito... sigo leyendo cosas al respecto y, oye, algunas son malas pero de ser malas de bajo nivel, caramba (del último que he leído, el mío, creo que está a años luz y siento que parezca una inmodestia, pero es la sensación  que tuve al acabarlo).

 

Uno tampoco se prodiga por las redes sociales. Si la gente supiera lo que se puede sacar de ahí... incluso cosas que les perjudican. Como mencioné aquello de las "anécdotas periciales", ya te contaré lo que sacamos del "F" de uno que declaró un golpe con el coche... lo que no dijo es que había sido en una carrera no regulada... En fin, que la gente es la repera. Veremos si muchos llegan a despertar del sueño tecnológico que no es otra cosa que un perjuicio a futuro o a presente, según.

 

Abrazo convencional a repartir.

 

Suerte a todos.

 

 

no desaparece lo que muere, desaparece lo que se olvida

#4968

Re: Versos sueltos

Sobre el burro....

 

Con un banco, te lo puedes ahorrar... simplemente te personas en una sucursal con el texto escrito en dos copias, que te pongan el sello en una de ellas y... ya le has ahorrado curro al cartero, caramba... la validez legal es la misma... En una ocasión tuve ciertos conatos de inconvenientes para rescatar un plan -menudo plan, vamos- ... como no me querían decir quien era el incauto que no estaba actualizado a la legalidad vigente del momento, les presente un "pequeño" escrito de 4 folios sobre protección de datos, derechos y demás parafernalia técnica que no voy a poner por aquí (en especial el derecho aquel que tienes a saber quien resuelve tus asuntos propios a medias).

 

La cosa es que no contestaron... devolvieron todo el plan por las buenas...

 

Viene a ser algo así como aquel "Plan B" tuyo que ya ha dado sus frutos, al final, has "aprobado" antes de septiembre como estaba previsto. "Me gusta que los planes salgan bien" que diría Hannibal Smith (no confundir con Hannibal Lecter, al que le gustaba que las "comidas" le saliesen bien).

 

En cuanto a bolsa/juego, te voy a poner la diferencia "refinitiva" (esto no recuerdo de quien es): Te compras un precioso boleto, una papeleta de bingo, una participación, ficha o lo que sea que tenga a bien. Llega la fecha, pasa el sorteo.... y sea cual sea el resultado, te ha caducado. Fin. No hay más. Se acabó. No va más.

 

En bolsa, siempre te puedes convertir en "cínico"(de los de Antístenes) y, si la cosa no sale como se esperaba, te conviertes en un inversor "value" con un plazo largo indefinido, total, la cosa lo vale, el criterio se cambia y ya por el camino, fundamos un partido político "Pudientes ciudadanos populares socialistas y Viceversa (PCPSV)".

 

Aún en "especulaciones" como UBS, la cosa tiene su sentido, nunca es un juego. Aunque no lo parezca. En fin, que en esto algunos no diferencian una inversión de una especulación. Más Kostolany y menos samba.

 

Abrazo sin especular a compartir.

 

Suerte a todos.

no desaparece lo que muere, desaparece lo que se olvida