Todos somos conscientes del gran poderío que acumula China y cómo se ha convertido en una pieza clave en toda la política económica mundial, pero...¿qué sabemos realmente de China?
Todas las grandes naciones actuales se han conformado en los últimos 200 años, sin embargo China existe, inmensa y unificada políticamente, desde el 221 a.C. Allí apareció la agricultura, la alfarería, la domesticación de animales en fechas próximas a la aparición en el Creciente Fértil. También surgieron en China una serie de adelantos técnicos importantísimos como la metalurgia del bronce, la fundición del hierro, el cultivo del arroz, igualmente, surgió muy pronto un sistema de escritura unificado que existe hasta nuestros días.
El excedente alimentario dio lugar a la estratificación social y la organización política que fue capaz de movilizar gran cantidad de recursos y personas para construir grandes tumbas, palacios, la Gran Muralla y el Gran Canal, además, como no existen grandes barreras geológicas, todos estos descubrimientos se difundieron ampliamente, con el consiguiente efecto acumulativo. Los 1500 años siguientes dieron lugar a un raudal de inventos tecnológicos como el papel, la brújula, la carretilla, la pólvora, etc. Todo esto hizo que China fuera a la vanguardia de desarrollo económico en la antigüedad.
Pero llegó el momento del aislamiento, por mar, se abandonó el transporte marítimo y por tierra, con la Gran Muralla, dieron lugar al retraso económico respecto al resto del mundo ya que no sólo no le llegaron los grandes descubrimientos de occidente sino que cayeron en deshuso tecnologías allí existentes, como los relojes mecánicos y las máquinas mecánicas de hilar, con lo que el país perdió toda la ventaja de salida que llevaba.
Pasaron los siglos y ya en 1949, tras una guerra que destruyó al país más grande y más poblado del mundo, nace la República Popular China con un gobierno comunista. Mao implantó un plan llamado “El gran salto adelante”, murieron de hambre 30 millones de personas, supuso el mayor fracaso económico de la historia. Posteriormente, Deng decidió utilizar el poder de los mercados y los precios.
Los mercados no funcionan correctamente sin instituciones que los apoyen: bancos que financien, leyes que protejan y seguridad en que las ganancias no sean confiscadas. Como no era fácil crear un sistema de mercado de la nada, las reformas se fueron adoptando suavemente. Deng creó el sistema de responsabilidad familiar que consistió en el alquiler de las tierras a las familias, incentivándolas a ser productivas porque el resultado de sus esfuerzos les beneficiaba directamente, en 1983 se había adherido el 98 % de los cultivadores. En cuanto, al sector industrial, en 1985 se paralizó “el plan”, es decir, no se aumentó la producción requerida y pagada por el estado y se autorizó a las empresas estatales a hacer lo que quisieran con toda la producción extra que generaran, así se expandieron las empresas eficientes y las que no lo eran, simplemente, se quedaron atrás.
China necesitaba abrirse al mundo, no por el capital, que tenía suficiente, sino que necesitaba los mercados extranjeros para colocar sus productos de mano de obra intensiva, las divisas obtenidas se utilizaron para reinvertir en nuevas tecnologías y materias primas. Además, al establecerse inversores extranjeros en China, ésta podía copiar nuevos modos de producción y comercio.
El comercio internacional de China se facilitó muchísimo a través de los lazos familiares y de amistad con Taiwan y Hong Kong ya que, a falta de una base legal, la palabra dada debía cumplir la misma función de confianza en los tratos.
Tanto fue el éxito que en 2004 China se había convertido en el tercer exportador del mundo y hoy, la Fed tiembla ante la política monetaria que vaya adoptar el Banco Popular de China.
Mientras todo esto sucede, las aduanas europeas controlan exhaustivamente las mercancías que vienen de allí, en un intento de proteger la producción europea, se le aplican aranceles de hasta un 12 % a la confección y al tejido chinos, además de aplicar derechos antidumping en los metales importados, igual que sus derivados. También se revisa que los valores declarados son de mercado y en caso contrario, se aplica un mayor valor en Aduana para que paguen más. Aunque aquellos fabricantes chinos que garantizan la fabricación según normativa CE pagan menos e incluso no pagan antidumping. Los juguetes son un caso aparte, que son revisados con lupa por cuestiones de seguridad, obviamente.
Todo esto con la finalidad de proteger la economía europea, aunque el riesgo de que copien la tecnología occidental está a la orden del día, el caso más destacado es el de Ikea que ha cerrado sus fábricas en China por este problema.
Pero lo más destacado de todo es la presencia de China en África que es impresionante, con esta jugada, China ha trastocando todas las relaciones de fuerza internacionales. África es un continente por construir y China se ha ofrecido, gustosa, a hacerlo a cambio de petroleo y otras materias primas. Es un intercambio recíproco, dónde todos ganan.
China no tiene un pasado colonialista, no mira por encima del hombro a los africanos, no exige democracia y transparencia y sin embargo, ofrece un conjunto de modernización completo, financiando infraestructuras como carreteras, presas, ferrocarriles, todo con su propia mano de obra, por lo que los mejores contratos se los llevan ellos.
Por otro lado, los bajos costes de producción en China permiten el acceso a multiples productos modernos a los consumidores de África. China y África, hacía allí mira el futuro.