Hace un año, por estas fechas, andaba yo entretenido con una oposición al Cuerpo de Profesores de Secundaria por la especialidad de Economía -que se imparte en el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales-. Mi objetivo en la vida no es precisamente ser funcionario pero las cosas no están como para cerrarse puertas y, ya que me dedico a la formación, no me pareció mala idea pasar por la experiencia del opositaje. Aunque no tenía ninguna posibilidad de conseguir una plaza, me quedé bastante satisfecho con el resultado y, sobre todo, me sirvió para plasmar mis ideas sobre la enseñanza de la cosa económica en una programación didáctica. Y también aprendí que, en un evento de este tipo, los tribunales no están para reflexiones de fondo: sólo quieren saber si el examen final va a ser oral o escrito, qué planes tienes para los repetidores o por qué empiezas a explicar por la macro en lugar de por la micro, como hacen el resto de tus potenciales colegas. No discuto el valor de los procedimientos escolares pero a veces da la impresión de que algunos profesores se han olvidado de que son educadores, no burócratas. Y es que cuando los alumnos pierden el interés por lo que enseñas, de nada sirve que te reciten como loros las funciones del dinero o los fallos del mercado.
Enseñar Economía en tiempos de crisis
Aunque históricamente nos encontramos en una etapa de crisis (cambio traumático) de alcance global (ideológico, institucional, ético, social), es evidente que el apartado económico se está llevando todo el protagonismo por su relevancia en la vida cotidiana de las personas y por el espacio que ocupa en los medios de comunicación. Los economistas estamos en el centro de todas las miradas: toda la sociedad busca explicaciones, culpables y, sobre todo, soluciones a lo que está ocurriendo con la Economía, y en ello estamos tanto los que la gestionan (profesionales, empresarios), los que opinan y/o toman decisiones sobre ella (instituciones, medios de comunicación) y también los que ayudamos a comprenderla (investigadores y profesores). Enseñar Economía en los últimos cursos académicos es un deporte de alto riesgo. Y, sobre todo, es un ejercicio de responsabilidad que empieza en el momento de programar una asignatura o módulo del área económica.
Conceptos, procedimientos, actitudes
La enseñanza de la Economía debe recoger de manera equilibrada los tres tipos de contenidos: junto a los conceptos necesarios para dotar al alumno de una base científica sólida (principios, mecanismos, modelos, factores, funciones) hay que introducir los procedimientos necesarios para el desarrollo de habilidades (búsquedas de información, análisis de datos, toma de decisiones, expresión oral y escrita) y las actitudes adecuadas para la formación integral del alumno (toma de posiciones, respeto, interés por los diferentes problemas). Me parece un error plantear una materia tan humana como una asignatura teórica, sin consecuencias para la vida cotidiana ni capacidad para comprometer al alumno en la transformación de la sociedad. ¿Os parece esto demasiado idealista?
De la Macro a la Micro
Tanto el Real Decreto del Bachillerato como los decretos autonómicos presentan los contenidos de ámbito micro y macroeconómico por separado, avanzando desde los primeros (los agentes económicos, la interdependencia, el mercado) hacia los segundos (magnitudes nacionales e indicadores, intervención del Estado, aspectos financieros, contexto internacional). Si bien esta estructura tiene cierta lógica de cara a la impartición de la materia (analizar primero lo particular para después abordar lo general) yo prefiero llevar la contraria al sistema por dos motivos fundamentales: primero, porque es necesario que el alumno desarrolle desde el comienzo una conciencia integral del sudoku económico, para evitar que se estanque en los intereses particulares y, por tanto, plantee soluciones parciales a los conflictos; y, segundo, porque la actualidad nos remite de urgencia a las magnitudes agregadas y a la toma de decisiones por parte de los poderes públicos. Es por ello por lo que prefiero presentar, en primer lugar, los hechos consumados que nos preocupan en tiempos de crisis para, después, analizar las causas profundas que se han gestado en la microeconomía.
Contribución de la asignatura al desarrollo de las competencias básicas
Pero la Economía no es sólo el tema de moda en tiempos de crisis: es una caja de herramientas que nos permite construir sobre la base de lo aprendido en otras áreas de conocimiento (expresión oral y escrita, matemáticas, conocimiento del medio natural y social, historia, filosofía, ética, tecnología...).
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Competencia en comunicación lingüística.
Entre los objetivos de la asignatura se encuentra el de formular, de manera autónoma, un juicio personal acerca de los problemas económicos locales y globales. No es el momento de enseñar al alumno a expresarse correctamente, pero sí de hacerle ver la utilidad y la necesidad de comunicarse con los demás verbalmente y por escrito, para poner en valor sus propias opiniones y defender sus derechos o los ajenos. Forman parte de la metodología propia de la asignatura el empleo de los debates y las lecturas de artículos relacionados con la materia.
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Competencia matemática.
La materia económica conlleva un componente matemático importante, dado que el método científico utiliza funciones para la elaboración de modelos y estadísticas para la observación y la contrastación de hipótesis. En el Bachillerato, el análisis matemático no resulta tan adecuado como el gráfico pero es inevitable plantear algunas ecuaciones y explicar el significado matemático de las pendientes de las curvas de oferta y demanda. Así mismo, es un objetivo de la asignatura interpretar los mensajes, las informaciones y los datos económicos obtenidos a través de las instituciones y los medios de comunicación con el apoyo de indicadores económicos fundamentales. Es el momento de que el alumno descubra las aplicaciones que tienen los conocimientos aprendidos en Matemáticas, tanto en la etapa anterior como en las Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales, incluidas en la modalidad, si el alumno la está cursando.
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Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico.
La actividad económica no se produce en un laboratorio, ni en condiciones ideales de presión y temperatura. Todas las decisiones económicas se adoptan en función de las características del entorno geográfico y de los recursos naturales disponibles. Además, la actividad económica repercute en el medio ambiente y plantea conflictos por el uso del territorio. La asignatura ofrece un espacio para poner en juego el conocimiento del medio adquirido en la etapa educativa anterior y para descubrir las implicaciones que tiene la interacción entre el ser humano y el entorno.
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Tratamiento de la información y competencia digital.
Para interpretar los mensajes, las informaciones y los datos económicos obtenidos a través de las instituciones y los medios de comunicación con el apoyo de indicadores económicos fundamentales, de acuerdo con uno de los objetivos planteados, es necesario que el alumno aprenda a aprovechar las tecnologías disponibles para la búsqueda de información (Internet), la explotación de los datos obtenidos (hoja de cálculo) y, lo más importante, la transformación de los datos en conocimiento con sentido. Además, los alumnos de Economía podrán descubrir la relevancia de la tecnología como sector económico capaz de generar crecimiento y empleo y de ahorrar costes, así como el papel que desempeña la información -y la manipulación- en la toma de decisiones económicas.
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Competencia social y ciudadana.
La asignatura de Economía tiene un lugar propio dentro del Bachillerato y su modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales, al complementar y acompañar el estudio de las Ciencias para el Mundo Contemporáneo, la Filosofía y la Historia. La Economía es una ciencia social y su finalidad es estudiar el comportamiento de las personas como agentes económicos, es decir, cuando toman decisiones relativas a la asignación de recursos escasos. Cualquier decisión económica, por irrelevante que parezca, tiene consecuencias sobre el conjunto de la sociedad, y esto es algo que el alumno debe descubrir. Por otro lado, el alumno debe aprender a respetar la discrepancia como un componente natural de la vida social y a expresar con respeto sus propias posiciones, actitud que está en la base de la Educación para la Ciudadanía.
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Competencia cultural y artística.
Aunque el lugar apropiado para el desarrollo de esta competencia se encuentra en la modalidad de Artes, no me resulta forzado referirme al patrimonio cultural y artístico como factor de desarrollo económico, especialmente en regiones donde el turismo cultural tiene un peso específico importante. En la actualidad, algunos proyectos autonómicos buscan poner en valor todo este patrimonio, e incluso se habla de la cultura en español como una nueva industria de alto potencial económico.
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Competencia para aprender a aprender.
El aprendizaje de la Economía requiere de una metodología participativa y no invasiva. En particular, la consecución de los objetivos de carácter actitudinal depende, en gran medida, de que el alumno demuestre interés por los temas que se le proponen. Es necesario que el alumno trabaje por sí mismo en la búsqueda de soluciones a los problemas económicos, sin aceptar de antemano ninguna receta precocinada y, para ello, hay que prever momentos para el trabajo personal y en equipo. Por otro lado, el alumno es el principal afectado por las decisiones económicas propias y ajenas, y hay que permitirle marcar, en cierto modo, el ritmo y el grado de profundidad a la hora de tratar los contenidos programados e, incluso, permitirle plantear otros nuevos. La inclusión de contenidos complementarios a los que fija la legislación debería servir al alumno como toma de contacto con cuestiones que requieren un estudio más profundo por su parte.
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Autonomía e iniciativa personal.
Entre los objetivos de la asignatura, hay dos que buscan de manera particular la independencia del alumno: en primer lugar, a la hora de formular juicios de valor sobre los problemas y las soluciones planteadas y, en segundo lugar, en el momento de interpretar mensajes, informaciones y datos procedentes de fuentes diversas. Así mismo, es importante provocar reacciones en el alumno que le lleven a tomar la iniciativa en la búsqueda de soluciones, sin esperar a que sean otros los que actúen en su lugar.
Opciones metodológicas
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Significatividad. Es imprescindible, en primer lugar, conectar con las experiencias vitales y con los conocimientos adquiridos por el alumno en la etapa anterior. Por otro lado, hay que evitar que el alumno memorice datos que puede obtener por otros medios; el esfuerzo debe enfocarse hacia conceptos y esquemas con sentido e imprescindibles para avanzar en el aprendizaje.
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Provocar contradicciones. Una vez que conocemos el punto de partida del alumno llega el momento de romper sus esquemas de forma controlada. Hay que introducir elementos nuevos que le obliguen a cuestionarse sus propias ideas.
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Presentación equilibrada de contenidos. A la hora de programar la unidad didáctica, me parece conveniente guardar la proporción al presentar los elementos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Se trata de evitar a toda costa cargar las tintas en lo teórico pero también es necesario llenar de contenido las intuiciones y los intereses que los alumnos expresan de manera espontánea.
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Participación. Además de emplear dinámicas de trabajo colectivo, en las que los alumnos tengan espacio y tiempo para expresarse y tomar decisiones conjuntas, es necesario escuchar las sugerencias planteadas por los alumnos e incorporarlas, si es posible y deseable, a la programación del curso. La información recibida de esta manera irá a la evaluación que el departamento realice de esta programación didáctica.
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Metodología no invasiva. En ningún caso, y especialmente en cuestiones de economía normativa, el alumno debe aceptar de antemano una respuesta prefabricada ni una receta precocinada. El papel del profesor de Economía es interesar al alumno por los problemas colectivos y guiar la búsqueda compartida de soluciones. Es más importante y enriquecedor trabajar las preguntas que escuchar las respuestas escritas en los libros.
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Enfoque global. Desde la misma organización de los contenidos he optado por darle la vuelta al orden establecido y presentar primero los problemas macroeconómicos. El alumno debe ser consciente desde el comienzo de la complejidad de las relaciones económicas y plantear soluciones integrales a problemas de alcance general.
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Atención a la diversidad. La presencia de alumnos con dificultades de aprendizaje y con intereses o capacidades extraordinarias obliga a programar espacios y tiempos de trabajo individual. Sin embargo, otras facetas de diversidad, como la variedad de procedencias socio-económicas y la existencia de barreras lingüísticas debe ser aprovechada como oportunidad para enfocar cuestiones relacionadas con la materia.
Concluyendo
Todos los profesores tendemos a pensar que nuestra asignatura es la más importante, tal vez para justificar lo imprescindible que es nuestro trabajo. Yo también lo pienso, qué queréis que os diga. La Economía no es precisamente una materia estanca, aislada de otras, y no encuentro un área de conocimiento con tantas implicaciones en la vida de una persona. Espero no haber sido demasiado corporativista.
En fin, como veis, este post me ha quedado más largo de lo habitual, así que os agradeceré el doble vuestros comentarios.
Próxima semana, Malas noticias: las personas están al servicio de la Economía (y viceversa).
Buen fin de semana.