En la jornada del viernes pasado vivimos un nuevo máximo histórico en la renta variable estadounidense marcado por tres factores: el buen comportamiento de las empresas tecnológicas, la aparente estabilización de la pandemia en EE.UU. y los buenos datos macroeconómicos publicados la semana pasada, que contrastaban con los datos conocidos del Viejo Continente.
Mientras el PMI en Europa no daba una sorpresa muy negativa ya que se contrajo hasta los 51,6 puntos, por del efecto negativo sobre el sector servicios de los nuevos rebrotes en varios países, las ventas de viviendas de segunda mano en EE.UU. experimentaron en julio el mayor repunte de su historia. Además el PMI compuesto de Markit se situó en los 54,7 puntos, muy por encima de las previsiones de los analistas y desde los 50,3 puntos registrados en el mes de julio.
Por tanto, en Europa el empeoramiento de la pandemia y la decepción en los PMI de agosto lastraron a los principales índices del Viejo Continente.
En los mercados de renta fija volvimos a ver caídas de las rentabilidades de los bonos soberanos y ampliación de las primas de riesgo periféricas.
En el mercado de divisas, el euro pierde fuerza respecto al dólar tras la debilidad de los indicadores adelantados en Europa, que pone de manifiesto la posible pérdida de impulso de la recuperación económica.
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Próximos dividendos y ampliaciones de capital
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