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¿Qué fue primero, la educación o el dinero?

¿Qué pesa más?¿1 Kg de dinero o 1 Kg de libros?
¿Qué pesa más?¿1 Kg de dinero o 1 Kg de libros?


En estos días tan inciertos, donde la seguridad laboral, sanitaria y social de hace uno o dos años se ha desvanecido entre nuestras manos y sin visos de recuperarla a corto plazo, creo que es muy buen ejercicio reflexionar sobre ello.

Hablemos de por qué el PIB de España está cayendo más que el de otros países, y por qué el desempleo va a escalar mucho más que en los demás. Hablemos de por qué no nos hemos conseguido recuperar de la anterior crisis tan rápido como lo hicieron otros, y de por qué la deuda pública está por las nubes y aún así la solución es gastar más. Tambien hablemos de por qué el país que no hace tanto crecía más que la media ahora se ve superado en PIB por habitante por la República Checa. Pero, sobre todo, hablemos de por qué los datos del informe PISA están por los suelos y la tasa de abandono escolar por las nubes, y así desenterrar el hilo conductor al que nadie parece mirar.

Porque pareciera que el problema de España ha sido la pandemia, pero no es así, o al menos no lo explica todo. El problema de España tiene que ver con la seguridad de sus sectores más importantes, y dicha seguridad se la proporciona el valor añadido con que cuenten y lo fácilmente replicables o no que puedan ser en otros lugares. Al igual que en bolsa muchas estrategias conservadoras buscan las compañías que operan en sectores “seguros” y con altas barreras de entrada, España ha apostado por todo lo contrario. Aquí lo que prima es la competencia en costes, ya sea en la industria manufacturera o en la hostelera, dos de nuestros sectores más representativos. Sin valor añadido estamos a merced de los bajos costes que consigan nuestros países competidores. No tenemos industrias de alta tecnología, no tenemos ciencia, no tenemos marcas globales ni multinacionales que tributen en España los beneficios obtenidos por todo el mundo. Es más, la única multinacional española presente en cada rincón del planeta es vilipendiada día sí y día también por responsables políticos cuyo puesto es soportado por cientos de miles de votantes que parecen aprobar estas actitudes. 

Y el verdadero drama de todo esto no es la situación actual del país y su evolución desde hace unos cuantos años, el problema es que se sigue diagnosticando mal el problema, a veces creo que a posta. Igual que la única solución que se les ocurre a los políticos contra la despoblación es crear una oficina contra la despoblación (posiblemente para que el presupuesto de la misma se vaya en pagar el sueldo de algún amigo de quien la ideó), la solución a los problemas de España pasan por seguir ahondando en los mismos males que nos han llevado hasta aquí pero poniéndole un bonito adorno que distraiga la atención de la gente. 

El origen de los problemas de España no son que los sueldos sean bajos, que el precio de la vivienda sea caro o que los ricos ganen mucho. Esas, a mi modo de ver, son las consecuencias del verdadero origen de los problemas, y que en tiempos en que se pueden completar estudios universitarios con beca, las bibliotecas son gratuitas, y el acceso a internet es barato para la ingente cantidad de información y formación que se puede encontrar, parece mentira que esté ocurriendo. Se trata de la educación, y en la frase anterior trato de razonar por qué la educación está antes que el dinero y no al revés. Quizá hubo un tiempo atrás en el que el acceso a la cultura y a la formación resultaba caro para los escasos recursos con que contaba la gente, pero hoy, y más desde la explosión de internet, no se puede usar como escusa.  Hoy quien no estudia y se forma, salvo algunas excepciones, es porque no le apetece o prefiere hacer otras cosas. Jamás ha estado tan barato formarse y adquirir cultura.

Ahora recorramos el camino contrario y vayamos desde el origen del problema bien enfocado hasta la solución. Un estudiante de una familia con pocos recursos consigue una beca y logra finalizar con mucho esfuerzo sus estudios para desarrollar una profesión de alta cualificación. Como desarrolla una profesión de alta cualificación será cuestión de tiempo que destaque en la empresa donde trabaja y aporte cierto valor añadido. Ahora repitamos la historia de esta persona con la de muchas personas, tantas como para reducir la tasa de abandono escolar a la mitad y subir varios puestos en el informe PISA. No habrá empresas para absorber tanta gente cualificada, y tendremos que exportar empleados de alta cualificación, pero nuestras pocas empresas experimentarán grandes mejoras, nuevos procesos, nuevos descubrimientos, nuevas ideas rentables. Será cuestión de tiempo que ese caldo de cultivo explote y empiecen a aparecer compañías nacionales tan eficientes y tan punteras que crezcan y compitan con las mejores empresas a nivel mundial, y que den cabida a toda la mano de obra cualificada que anteriormente tenía que emigrar (reinvertir los beneficios de la inversión, la magia del interés compuesto). La entrada de fondos al estado gracias a los tributos por los elevados beneficios mundiales de estas compañías permitiría destinar recursos a la ciencia, a las universidades, mejorar aún más el sistema educativo y sanitario, y, sobre todo, rebajar la deuda del estado. Como complemento a los sectores de alto valor añadido que nacerían de la alta cualificación seguiríamos teniendo un grifo de petróleo barato llamado sol y playa. Lo pasaríamos mal en la siguiente pandemia, pero nuestros sectores encajarían el golpe de forma más robusta y quizá absorbiendo empleados de los sectores más débiles.

Suena a utopía, pero es la historia de muchos países después de varios años o décadas de hacer las cosas bien. La chispa que puede encender todo esto que hoy parece imposible no sale únicamente del dinero de los impuestos de Amancio Ortega, ni del impuesto de sucesiones o de nacionalizar la banca, eso son todo ideología o soluciones superficiales a problemas de gran calado. La verdadera casilla de salida está en comenzar de una vez por todas a tomarse en serio la educación, no sólo los responsables políticos y administraciones diseñando un modelo exigente, motivador y vanguardista para todos los actores implicados, sino toda la población para que se conciencie de que esta es la solución a muchos de sus problemas.

Después leo las noticias y me despierto de este sueño. La inercia que lleva España no va a ser fácil de revertir, y menos con las personas que tenemos a los mandos y frente a ellos (de izquierda a derecha, o mejor, de extrema izquierda a extrema derecha). Políticos a los que han votado cientos de miles de españoles.
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