Cuando vemos un gráfico de precios puede darnos la sensación de que el precio es realmente algo con una cierta autonomía, como si tuviera vida propia. Sube, baja, nos hace ganar o perder y nos olvidamos de que realmente el precio no es algo es sí mismo sino sencillamente la consecuencia de las decisiones encadenadas de todos los que compramos o vendemos activos.
Cada vez que se cierra una transacción a un precio superior al actual se colabora en que el precio suba. Cuando se cierra a un precio inferior se mueve al precio a la baja. No existe un comité que lo decida. Se puede decir que cada uno de nosotros, al operar, decidimos una parte del precio, como si votaramos.
¿Es entonces el precio algo democrático? Todos sabemos que no.
Pero veamos alguna de las razones.
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Vamos a empezar por la más obvia. Si en democracia se entiende que cada persona tiene un voto, en el mercado es la capacidad financiera la que decide el grado de influencia. El que tenga un gran capital puede votar en muchas ocasiones.
De aquí viene el concepto de Manos fuertes o aquellos agentes financieros que tienen tanta capacidad de compra que pueden manipular el precio. Por supuesto depende del subyacente y del capital de que dispongan. Pero están ahí, dado que la generación de movimientos en el mercado es posible y puede ser un buen negocio.
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Pero no hace falta un gran capital para mover al mercado, puede que sólo haga falta una gran capacidad de influencia, como la que tiene un medio de comunicación. La información interesada o parcial sirven para generar movimientos en el mercado usando el capital de quienes escuchan.
No es tan directo como en el caso anterior pero el riesgo el menor.
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Cuando alguien vota usa un mecanismo que compartirá con todos aquellos que voten. En el caso de entrar en bolsa no es así. Hay claramente operadores que están en mejores condiciones que otros. Pueden acceder a precios mejores, en menos tiempo y con unas comisiones menores o incluso nulas.
Es verdad que las condiciones de operación han mejorado mucho para el operador minorista desde los tiempo de los corros, pero también lo es que el diferencial tecnológico entre los operadores institucionales y el resto de operadores no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado más todavía.
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El mercado no es autónomo en su funcionamiento. Pensemos sencillamente en la liquidez. De no ser por los creadores de mercado o market makers habría una serie de productos que no se podrían operar.
La verdad es que el creador de mercado no debe influir en el valor al estar posicionado de forma uniforme en ambos lados del precio, pero también es verdad que es una empresa que debe cuidar su cuenta de resultados.
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Y por si no fuera suficiente, tenemos formas de operación como el trading de alta frecuencia con capacidad para modificar los precios de manera totalmente ajena al resto de operadores y al valor de aquello que debería representar cada subyacente.
Si buscas un cierto equilibrio en el mercado pierdes el tiempo. La reglas del juego están manipuladas, las cartas marcadas y el croupier vendido. ¿Significa esto que hay que buscar otras formas de inversión?
No, desde mi punto de vista. Significa que no puedes participar en ciertas formas de estar en el mercado porque no tienes posibilidades reales o son muy pequeñas.
Afortunadamente en otras si. No puedes cambiar las reglas pero si elegir el juego.
Hasta la próxima.