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Según la última encuesta de J.P. Morgan AM sobre confianza del inversor español, sólo un 15,2% respondía que en sus inversiones buscaba ante todo maximizar su rentabilidad. Más del 50% se conformaba con no perder dinero, lo que explica que más del 80% del dinero de los inversores escoja depósitos y cuentas remuneradas frente a tan solo un 7% que está fondos de inversión y un 6% en bolsa.

No voy a entrar ni a valorar estos resultados ni a expresar mi opinión sobre los mismos. Creo que hablan por sí solos de la enorme falta de formación financiera en España.

Últimamente, además, he escuchado en la radio a diferentes directores comerciales de compañías de inversión hablando sobre la necesidad de asesoramiento a los clientes y las quejas del inversor español por la falta tanto de formación como de asesoramiento.

Pero es que lo que yo me pregunto es si de verdad el cliente (y el potencial) quiere formación y, sobre todo, si de verdad quiere asesoramiento.

Por ejemplo, en cuanto a formación, creo que jamás existió una oferta gratuita como la actual: todas las entidades tratan de formar en el producto que venden. Así lo vemos en emisores de ETFs, de Warrants o de CFDs, pero también en las gestoras. Además las entidades no se quedan solo en la explicación de su producto, sino que aprovechan cursos de análisis, de psicología, de mercado, etc para explicar lo que venden.

Y no solo los emisores, también medios de comunicación se han añadido a la moda de organizar cursos, encuentros, eventos... sin ir muy lejos, el mejor ejemplo sería Bolsalia o Borsadíner.
Todo ello sin contar con el enorme mundo que se abrió ante nosotros con la llegada de internet. Si buscas en Google “curso de bolsa gratis” obtienes unos 1.580.000 resultados. No está mal.

Ahora bien, está claro que estos cursos no van a ser para todos los gustos, ni para todos los niveles y que en todos ellos nos intentarán vender algo. Habría que ser muy ingenuo para pensar lo contrario: las entidades no viven de dar cursos gratis. Como decía mi abuelo: no te doy un consejo, te doy una opinión, porque los consejos siempre valen dinero. Y aquel que piense lo contrario es porque no conoce la palabra “consultor”.

Si el inversor estuviera dispuesto a pagar, la oferta de cursos se dispara. Si le quitas el “gratis” a la búsqueda de “curso de bolsa” en google, entonces aparecen aproximadamente 6.000.000 de resultados. Si lo traduces al inglés aparecerán casi 49.000.000 de resultados. Evidentemente muchos de ellos deberían ser gratis (casi te podrían pagar por asistir) pero por ejemplo BME, el IEB y diferentes universidades tienen una oferta formativa completa y de mucha calidad. Eso sí, es cara. Y complicada.

A todo lo anterior hay que añadirle los miles de libros sobre temas concretos de mercado que se han editado en los últimos años.

En cuanto al asesoramiento, no creo que exista una sola entidad especializada que no tenga un servicio de asesoramiento. Eso sí, se cobra. Insisto: las opiniones son gratuitas, pero los consejos no. Detrás de un consejo de asesoramiento hay un equipo de gente que ha trabajado horas. Luego acertará o no, pero el trabajo cuesta dinero.

Yo no soy de esos que utilizan el tópico de comparar el trabajo de un asesor financiero con el de un médico, pero lo que está claro es que todas las profesiones son eso, profesiones, y como tales deben estar remuneradas. Mejor o peor. El hecho es que si no le cobran por el asesoramiento, lo harán vía comisiones de intermediación, lo cual es mucho más peligroso.

La verdad es que no creo que los clientes exijan más formación o más asesoramiento. Lo que pasa es que a las entidades les interesa que el cliente esté formado y que el cliente esté bien asesorado. Así será más activo. Y por eso tanto bombo con el tema.

Quizá lo que necesitan los clientes sea asesoramiento sobre la formación, es decir, que alguien les ayude a elegir entre la enorme cantidad de datos y de gente ofreciendo recursos de bolsa. Es fácil caer en brazos de falsos expertos que le aseguran a uno todas las verdades absolutas de la bolsa. Pero es que decir las palabras verdad, absoluta y bolsa en la misma frase o en el mismo párrafo (es más, incluso decirlo en la misma conversación aunque sea en días separados) es una barbaridad tan grande que debería llevarnos a taparnos los oídos o gritar cada vez que hable la persona que lo dice. Pero sigue habiendo “profesionales” que lo hacen. También los hay que nos tratan de convencer con sus novedosos métodos de análisis. Sea cual sea este método, no existe nada (ni técnico, ni fundamental, ni ciclos, ni nada de nada) que prediga el futuro. Así que la única forma de ganar dinero al mercado es con método (control del riesgo, control de las posiciones).

Decía antes que los cursos de bolsa buenos son caros y complicados. Pero eso no le gusta a mucha gente. Es mucho más sencillo que te cuenten una teoría en apariencia complicada pero que la entendería hasta un niño de dos años y te digan que es el gran secreto de la bolsa (últimamente está de moda hacer esto con las ondas de elliott o con el scalping, antes la moda era Gann) y tras el curso uno se siente como el poseedor del secreto del éxito. No es que sea un secreto, es que nadie conoce esas tácticas porque no funcionan. Y el que se las ha enseñado vive de enseñarlas, que es mucho más cómodo, no del mercado.

En cuanto a los potenciales, creo que necesitan formación, pero también creo que no la quieren. O por lo menos no como está planteada. Cada vez que le hablo a mis amigos sobre bolsa me hacen callar. Es normal que pongan un medio de comunicación económico y les duela la cabeza: es que los expertos que participan en ellos y mis amigos no hablan en el mismo idioma.

El idioma, los “expertos”, las técnicas extrañas de análisis... en fin, el circo de la bolsa es lo que le crea un aura de lugar sofisticado donde gente muy engominada, muy trajeada y con mucha pasta se lo juega todo a cara o cruz: o la ruina o forrarse. En fin, lo que al final le gusta a muchos clientes, que prefieren este circo porque así están dentro de este sofisticado mundo de gomina y trajes. Lo de la pasta ya es más complicado.

Son ganas de complicar lo sencillo, pero es lo que hay.

Y mientras lo haya, tan solo un 6% de la inversión de la gente estará destinada a la bolsa salvo cuando suba y suba en otra burbuja, que pasará a ser el 80% y entonces una nueva crisis se lo volverá a llevar todo.

¿Que qué propongo? Pues algo muy sencillo, que se explique a la gente desde todos los ámbitos que esto no es física cuántica, que es inversión y es sencillo de entender (y como todo, complicado de dominar). Que la gente prefiera optimizar su inversión a no perder dinero. Que se le quite ese aura mística a los mercados financieros. Que la bolsa sirva para lo que tiene que servir: canalizar el ahorro hacia nuevas inversiones.

Porque como digo muchas veces, las cosas tienen su sentido. En economía, un sentido económico. Y cuando las cosas pierden su sentido (en economía cuando pierden su sentido económico) entonces, se convierten en “sinsentidos”. (En economía, se convierten en burbujas).
 

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Las opiniones, consejos, ideas, etc que leas en este blog, son sólo opiniones. En concreto las opiniones personales de Javier y de Tomás, no las de ninguna entidad.

Ningún post de este blog tiene en cuenta tus circunstancias personales y nada en este blog puede ni debe considerarse como asesoramiento de ningún tipo.Tampoco deberías considerarlo como una oferta o invitación de compra o de venta de ningún instrumento financiero. Invertir en los mercados no es un juego. Cada día se gana y se pierde mucho dinero y son tantos los factores que pueden influir las valoraciones que es imposible predecir sus movimientos con seguridad.

Podríamos tener exposición ya sea personal o a través de alguno de los productos que gestionamos en las entidades para las que trabajamos, en alguno de los activos que comentamos en el blog.

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  1. #2
    23/07/10 14:36

    Buenas Daniel, no podía estar más de acuerdo contigo.

    ...aunque da un poco de miedo cómo viene de rápido y de fuerte el análisis matemático (el quant).

  2. #1
    21/07/10 12:21

    La gran revolución en el análisis sobre las acciones se la debemos a dos personajes que descubrieron el poder de lo simple:

    Benjamin Graham: Se le ocurrió valorar las acciones como si fueran Bonos, es decir un rendimiento y una seguridad de pago.

    Dow: Se le ocurrió dibujar la trayectoria de las cotizaciones y buscar su tendencia y zona de giro.

    Y ya está. El resto, es puro circo. No hace falta ser un gran inversor para controlar estas simples ideas. Pero si hace falta tener unas ideas simples para poder invertir.

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