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Malas prácticas bancarias

Miles de familias han perdido sus ahorros por culpa de bancos y cajas. Los directores de las oficinas han colocado los productos que se les exigía vender cada mes aún sabiendo que eran contrarios a los intereses de sus clientes. La CNMV deja indefensos a los inversores en estos casos.

Mientras las entidades financieras ganan con el dinero que les pertenece, lo pierden con el que gestionan de sus clientes.

Las reclamaciones ante el banco de España en 2001 relacionadas con seguros y valores constituyen el segundo motivo de reclamación habiéndose incrementado un 127% en dos años.

Recientemente la Audiencia Provincial de Barcelona ha condenado a un banco a indemnizar a unos asociados de Ausbanc con 45.000 euros más intereses por la falta de información y mala gestión de sus ahorros.

La situación actual

Los fraudes contables y manipulaciones bursátiles llevados a cabo por numerosas empresas con la complicidad de auditoras, agencias de calificación, entidades financieras y analistas han sido temas tratados estos últimos meses por los medios de comunicación.

Pero con ser graves estos casos, desde Ausbanc hemos constatado que existe otro problema de proporciones similares y que no es otro que el del engaño al que se han visto sometidas muchas personas que han perdido todos o parte de sus ahorros al invertir en productos que en nada se correspondían con lo que les convenía, o, lo que es peor, engañados por la información que les dio el director de su oficina.

En los últimos años han aparecido una pluralidad de alternativas de inversión que exceden con mucho las opciones que tradicionalmente habían tenido los ahorradores (que se decantaban en su inmensa mayoría entre cuentas corrientes o de ahorro, depósitos a plazo fijo, acciones o deuda del Estado) todos ellos productos en los que se conocía básicamente cuales eran los riesgos de cada una de ellas. Así se sabia que si se cancelaba el plazo fijo antes de tiempo se debía pagar una penalización pero que no se perdía la cantidad depositada, que las acciones podían subir o bajar y que podían dar o no dividendos.

Depósitos estructurados, referenciados, indexados, garantizados, participaciones preferentes, obligaciones subordinadas, deuda del Estado, pagarés, letras del tesoro, unit linked, segurfondos, rentas vitalicias, fondos de inversión garantizados de renta fija, variable mixtos, FIM, FIAMM, Renta Fija Mixta, planes de pensiones, de ahorro o jubilación, seguros de vida etc etc. Todos estos productos forman una maraña en la que es imposible distinguir, si no se es un experto, cuales son las características de cada uno de ellos ni de si se adecua o no a nuestras necesidades.

Esta transformación de los productos de ahorro e inversión cada vez más complejos, oscuros e incomprensibles para la inmensa mayoría de los ahorradores les ha dejado a merced de la información que les facilite su director de oficina, en cuyos consejos se confía plenamente. La errónea creencia de que el director de una oficina primará los intereses de sus clientes por encima de los de la entidad y los suyos propios ha posibilitado que muchos directivos, alentados por sus superiores, hayan abusado de la confianza en ellos depositada para poder colocar los productos que más les ha interesado en cada momento.

Casos como el de Gescartera han servido para recordar a los ahorradores la existencia de los denominados "chiringuitos financieros". Pero las características que rodean la actuación de esos chiringuitos puede también extenderse sin la menor dificultad a muchas de las 40.000 sucursales de bancos y cajas que hay en España. Oficinas de las sucursales de entidades financieras y agencias de valores por las que deambulan miles de encorbatados magos de las finanzas que no dudan en aconsejar que se depositen los ahorros de toda una vida en productos financieros, por los que obtienen suculentas comisiones, diseñados más para los tiburones de Wall Street que para el que pretende preservar sus ahorros para cuando se jubile.

Colocación de productos en los que los empleados de la entidad financiera omiten datos sin duda esenciales, o, literalmente, engañando, acerca de las características del producto con la finalidad de conseguir unos objetivos de los que dependen cada vez en mayor medida su salario.

La CNMV se lava las manos dejando indefensos a los clientes

En casos en que el inversor ha presentado una queja ante el Servicio de Atención al Público de la CNMV por un deficiente asesoramiento (eufemismo de que le han engañado) la CNMV ha respondido que: "al tratarse de una información verbal, no recogida en ningún soporte o registro que pueda actuar como argumento probatorio, nos abstenemos de valorar este aspecto, dado que, como órgano administrativo, la CNMV no está facultada para dirimir diferencias entre las partes implicadas, máxime cuando la versión de la entidad es totalmente contradictoria con lo expresado por usted" o bien "Le informamos que no podemos valorar la realidad de estos hechos ya que para ello son necesarios medios probatorios distintos de los documentales que son los únicos que podemos tener en cuenta".

Con manifestaciones como las anteriores se comprueba como el solemne principio de Protección al Inversor con el que se llenan la boca los operadores financieros y, sobre todo, los órganos que fueron creados para tal fin, no es más que una pantomima cuya génesis cabe atribuir a un intento de enmascarar la cruda realidad de lo que es el mercado de productos de inversión, una selva donde la base de la cadena alimenticia la constituye el pequeño inversor que desea colocar sus ahorros en algo que le dé un rendimiento más elevado del 0% que en la actualidad tiene su cuenta corriente.

Para eso mejor hacen un inmenso favor a los inversores y desaparecen sin crear falsas expectativas de protección ni redactan Códigos de Buena Conducta que solo sirven para colgarlos de la pared porque los principios que contienen son lo suficientemente vagos e imprecisos para que jamás se apliquen si no es acudiendo a los juzgados

Sólo cabe concluir que si la CNMV no está capacitada para apreciar si ha existido, o no, un deficiente asesoramiento porque no puede entrar a valorar la realidad de hechos cuya existencia no queda acreditada documentalmente, lo mejor, en nuestra personal opinión, es que se destinen los recursos destinados a atender este servicio a otros menesteres eliminándose lo que en la actualidad no es más que un instrumento legitimador de conductas más propias del Capitán Drake que de entidades que sustentan el sistema económico nacional.

Mientras las entidades financieras ganan con el dinero que les pertenece lo pierden con el que gestionan de sus clientes

Según datos del Boletín Económico del Banco de España de Abril de 2002 los beneficios obtenidos por bancos y cajas en el año 2001 de su cartera de valores fue de 13.891 millones de euros siendo la rentabilidad de su cartera de renta fija en el 2001 de un 5,42% y de su cartera de renta variable de un 12,20%. (Fuente: Boletín Económico del Banco de España Abril de 2002, pag 118, cuadro A.2.1).

A los beneficios derivados de las operaciones que realizan con sus propios recursos hay que añadir las comisiones que perciben de ¿gestionar? los recursos de sus clientes y de las comisiones percibidas gracias a los fondos de inversión, planes de pensiones y seguros y que han alcanzado en 2001 la cantidad de 3.131 millones de euros. (Fuente: Boletín Económico del Banco de España Abril de 2002, pag 124, cuadroA.4).

Si bien con sus propios recursos las entidades han obtenido rentabilidades positivas no ha ocurrido lo mismo con los ahorros gestionados de sus clientes con los que han perdido según información facilitada por INVERCO, como media y a 30 de junio de 2002, un -4,20%, en Fondos de Inversión y un -4,13% en Planes de Pensiones.

Las reclamaciones ante el Banco de España en 2001 relacionadas con seguros y valores constituyen el segundo motivo de reclamación al Banco de España habiéndose incrementado un 127% en dos años

El Banco de España ha señalado en su memoria del Servicio de Reclamaciones de 2001 que ha habido un aumento muy importante de los asuntos centrados en quejas que afectaban a a valores y seguros que en 1999 ascendían a 348, pasando a 512 en 2000 y alcanzando los 791 en 2001. Son 279 expedientes más que el año anterior -un aumento relativo del 14,5 % y de un 127% en dos años.

De estos 791 expedientes fueron desviados a la CNMV y a la Dirección general de Seguros 779, frente a los 486 del año 2000  y 226 de 1999 lo que significa un incremento relativo del 40,7 % -resaltando el caso de los fondos de inversión, competencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores; y de los fondos y planes de pensiones, competencia de la Dirección General de Seguros.

La Audiencia Provincial de Barcelona condenó a una entidad a devolver a asociados de Ausbanc cerca de 45.000 euros más intereses

La entidad había invertido en productos de muy alto riesgo (opciones y futuros) sin informar a sus clientes de los riesgos que ello significaba perdiendo en 10 meses el 50% de los ahorros que fueron invertidos menos de un año la mitad de lo invertido. La Sección 1ª de la Audiencia en Sentencia de 30 de abril de 2002 estimó la demanda presentada por los servicios jurídicos de la Asociación y condenó a la entidad financiera a devolver 45.000 euros importe al que ascendieron esas pérdidas al considerar que:

"El banco X no informó oportunamente y con el rigor a que estaba obligada de las pérdidas que estaban produciendo las operaciones efectuadas en nombre de los ahora demandantes, ni les solicitó instrucciones ni tan sólo se aprecia que actuara en defensa de sus intereses (del de los clientes ) como le era exigible. Tal como se dice en la Exposición de motivos de la Ley ( Ley del Mercado de Valores LMV), con ella se introducen en el ordenamiento jurídico unas normas de conducta para aquellos que operan en los mercados de valores encaminadas a defender la absoluta prioridad de los intereses de los inversores. Y en este sentido el articulo 79 de la LMV dispone que toda persona o entidad que actúe recibiendo o ejecutando ordenes o asesorando sobre inversiones de valores deberá de dar absoluta prioridad al interés de su cliente. No es eso lo que ha sucedido en el caso litigioso. La falta de información suficiente a los ahora actores y la actuación del Banco X ante el resultado negativo de las operaciones efectuadas determinó que se acumularan en un corto espacio de tiempo unas pérdidas de las que ha de responder".

Algunos ejemplos:

- Participaciones preferentes
Un producto que se vendía como un depósito con liquidez total y de alta rentabilidad omitiendo informar de que cotiza en el mercado AIAF y que la posibilidad de recuperar el dinero invertido mediante la venta hace que sea difícil aunque se quiera asumir perdidas. Tampoco se informó que se puede perder dinero al depender de la evolución de los tipos de interés.

- Renovaciones automáticas en fondos garantizados
En estos casos tras expirar el plazo de un fondo de inversión garantizado la entidad reinvierte de manera automática el patrimonio de dicho fondo en otro a plazo, normalmente también a plazo lo que hace que si se quiere retirar el dinero se tenga que pagar una comisión de reembolso de hasta un 5%. Una práctica muy común por parte de una entidad recientemente fusionada quien además tiene la desfachatez de alegar que se ha remitido una carta avisando pero que no se puede probar porque "como envían miles...".

- Fondos garantizados
Fondos en los que la fórmula de cálculo hace que salvo en supuestos dignos de aparecer en el record Guinnes el rendimiento, si lo hay, jamás supere el que se habría obtenido de invertir en una letra del tesoro.
Un caso claro eran los fondos comercializados por las entidades referenciados al NIKKEI el índice que toma como referencia hace un par de años. Dicho producto no podía considerarse como una inversión con expectativas de rentabilidad por mínimas que estas fueran, dado que la evolución de dicho índice había experimentado constantes descensos, desde como mínimo 1995 con la única salvedad de 1999.
Cualquier observador, por poco avezado que sea, concluirá en señalar que del análisis de los datos señalados no se desprende que la rentabilidad potencial de la inversión sea calificable de probable ni mucho menos segura, por moderada que sea.

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