La mayoría de los analistas y estrategas del mercado trabaja con números. A más números, mejor. Existen incluso casos extremos de gente que, a más se equivocan, más números miran. Como si por ver más números fuera a cambiar la dirección del mercado y el resultado de sus inversiones. De hecho, para mí la diferencia entre un buen y un mal estratega financiero no está en que cometa errores – todos los cometemos – sino en su capacidad de analizar sus errores, rectificar a tiempo y sacar conclusiones de los mismos.
Yo por supuesto que miro los números. Son los que nos señalan las grandes oportunidades de compra, o si una tendencia se mantiene dentro de los parámetros de la cordura. Pero, en mi opinión, en los mercados hay varias cosas tan o más importantes que los números. Una de ellas son los flujos de dinero.
Quien dedica tiempo a detectar hacia donde va el dinero tiene mucho ganado. Por ejemplo: mi apuesta estrella para este año – la renta fija corporativa – no se basó especialmente en lo atractivo de los precios, sino en las caudalosas fuentes de liquidez de las que iba a beber este activo. Por un lado, la del BCE, que pese a que hubiera gente que llegara a decir que lo tenía prohibido, no solo no lo tenía, sino que comprar deuda corporativa era obviamente el siguiente paso después de la deuda soberana. Por el otro, la búsqueda de “argo” de rentabilidad por cupón que tiene locos a los gestores y que a inicio del año todavía podía encontrarse en los títulos corporativos de buena y mediana calidad crediticia.
Ejemplos de estos se dan todos los años y en 2016 ha habido varios más, pero eso es el pasado y ahora nos interesa ver que flujos se mantienen y si hay alguno nuevo.
Empecemos por mi activo preferido para 2016: los bonos corporativos. A un analista que solo mire números le dolerá leer esto, pero creo que el flujo de dinero hacia renta fija empresarial no se ha acabado. Primero, porque al BCE le crecen los enanos y eso le hará actuar de forma muy agresiva, cual tigre atrapado. El último enano ha sido inglés, pero con estos enanos políticos que son nuestros dirigentes seguro que salen más. La consecuencia es que el BCE tendrá que seguir de apagafuegos y la renta fija corporativa presenta varias ventajas para el Sr. Draghi. La mayoría todavía da cupón – puesto a tener algo varios años en las cajas del BCE mejor que de cupón y no rentabilidad negativa – y, además, es mejor premiar con tipos bajos a las empresas que a políticos que incumplen los objetivos de déficit. Eso sí: a partir de ahora hay que ir hacia corporativa de más riesgo, porque D. Mario va a la desesperada y va a comprar bonos de peor calidad crediticia. En otras palabras: esta ya no es una recomendación para inversores conservadores como lo fue la de fondos de renta fija corporativa “Investment Grade”. Esto es más guerrero.
El dinero también se va a fijar en una cosa en la que insisto hace tiempo: el BCE cambiará la forma de elegir los bonos soberanos que compra y dará prioridad a los bonos de países que todavía ofrecen un cupón positivo, por el motivo explicado en el párrafo anterior. Dejo a su imaginación adivinar que bonos se beneficiarán de este flujo (los tienen muy cerca, caliente, caliente,..)
En el lado de la renta variable creo que va a seguir aumentando el flujo hacia la bolsa norteamericana. En 2015 el dinero se dirigía hacia Europa, atraído por el QE, el abaratamiento del euro – que fomenta las exportaciones –, la caída del precio del petróleo y la de los tipos de interés. Pero a los políticos les ha faltado tiempo para cargarse cualquier esperanza europea y si el SP 500 está un 3% arriba en el año y el Eurostoxx un -12% abajo es precisamente porque el dinero sale de Europa y se dirige a EE.UU. Que miedo no darán los políticos europeos que, para el dinero, Trump resulta un riesgo más asumible que el de los Cameron, Hollande, Pablo Iglesias o Marine Le Pen, por citar solo algunos ejemplos. Si el SP 500 rompe máximos históricos – está como a veinte puntos - tendrán Uds. la confirmación técnica de hacia dónde va a seguir yendo el dinero que invierte en renta variable.