Al menos es lo que parece a juzgar por la racha del Racing -crucemos los dedos el jueves-. Y por la competición entre nuestros dirigentes políticos para ver quién lo hace mejor (a veces incluso hacen algunas cosas bien). Y por ver quién se lleva los votos del PRC el 9 de Marzo. Y, cómo no, porque Paco Cascos ha venido a Santander para hablar de mi tema favorito: las infraestructuras. Sí, aquel ministro tan amigo de Piñeiro y de las kokotxas vecinas.
Pues resulta que Paco Cascos dice que él hizo mucho por nuestras carreteras, incluso por la de Panes-Potes. Y nos preparó el terreno para la alta velocidad. Y dice que con el PSOE sólo vamos a aspirar a un feve mejorado. Cosa que no me parecería mal, teniendo en cuenta que el sentido común de técnicos y profanos descarta que en Cantabria vayamos a tener velocidades siderales. Ni falta que nos hace. Y a propósito, nuestros vecinos pueden felicitarse por iniciativas como el acuerdo entre FEVE y Euskotren para el transporte de mercancías.
Pero la derecha autonómica sigue erre que erre con su AVE a Madrid. Y después de quejarse de los que apoyamos la lanzadera, el TAV o el tren de altas prestaciones -me da igual cuál sea el nombre comercial que le ponga RENFE- en dirección Europa, ahora nos vienen con abrir un nuevo debate, no vaya a ser que nos convenga conectar con Burgos en lugar de con Palencia. No sé qué pensará la alcaldesa de Reinosa -del PP ella- de saltarse, para tal fin, la capital campurriana.
Seguimos sin oír una palabra sensata sobre la funcionalidad de las infraestructuras. Escuchar más paraqués y menos yohicemás. El PP sigue sin pronunciar palabras como integración del territorio o transporte mixto. La obsesión sigue siendo Madrid y su sucursal pucelana. Eso sí, lo de los 350 kilómetros hora lo tienen bien interiorizado.
El caso es que yo soy optimista e intuyo que el acuerdo con Portugal para impulsar una conexión entre Oporto y Vigo -además del Madrid-Lisboa - significa que el corredor ferroviario del norte es imparable. Y a nosotros ese sí que nos coge de camino. Como el de Santiago pero en sentido opuesto, que es el que interesa. Para lo demás, ya tenemos Santo Toribio.