Empieza por la S. Nombre de una ciudad del norte peninsular español, conocida mediáticamente por sus desgracias periódicas, su marca internacional -que ya la quisieran Madrid y Barcelona- y por alguna que otra estatua privilegiada. Desgraciadamente el resto de su historia se quemó en el incendio. Y cuenta con una bahía estupenda y unas playas que nunca salen en El Tiempo.
Pues sí, además de ser las fiestas de mi barrio de toda la vida, hoy Santander es noticia por lo de la Memoria Histórica. Y mis dirigentes -los de siempre- ahora tienen una excusa para quitar la estatua y echar la culpa a otros. Porque ya había intención de cambiarla de sitio.
No sé si los nostálgicos echan de menos la renta antigua y la vivienda protegida, creo que no. Tampoco los del otro lado. Pero la vivienda, que en tiempos de Franco estaba asegurada, es una de las preocupaciones de los cántabros, según el CIS, junto con el paro y las infraestructuras. Si no lo digo reviento: es la economía, estúpidos. No las banderas ni los símbolos.
Y, por favor, que nadie se ofenda. La frase la acuñó alguien cercano a Bill Clinton para explicar su segundo éxito electoral. Las banderas no llenan las urnas, los bolsillos que llegan a fin de mes sí.