¿Quién dijo miedo? El vaso del optimismo está que se sale. Por lo menos así lo ve mi paisano, el banquero, cuyo negociete va a superar los 8.000 millones de revalorizados euros. Él sí que tiene bien interiorizado lo que vale el vil metal. Espero que nuestros nuevos socios, malteses y chipriotas, lo aprendan rápido y dejen buenas propinas.
Jesús Caldera no parecía tan rebosante de felicidad al transmitir el dato del desempleo. Claro que su vaso es algo más pequeño que el de mi paisano. Por suerte lo ve medio lleno y el año va a ir bien, al menos hasta el 9 de marzo. Luego ya veremos.
El INE nos da otro horrible dato, el IPC armonizado. Ese 4,3% de subida de precios nos cuadra bastante a los consumidores. De todas formas, no se me emocionen los caseros, que todavía hay que esperar el dato del IPC a la española, ya que el de hoy es para consumo interno de Eurostat.
El ICO ha revisado su ilustrativo índice de confianza y también ha bajado puntos. Vamos, que los españoles vemos el vaso bastante seco.
Por último, una miradita a los mercados financieros, esos que anticipan y exageran todo lo que pasa en la realidad, nos desanima definitivamente: bolsas a la baja, petróleo a 100 dólares, Bernanke pensando en otra bajada de tipos al otro lado del Atlántico. Y eso no lo controla ni Botín, ni Arias Cañete, ni la madre que los parió. Como mucho lo ponen peor con sus palabras.
Está bien que nuestros dirigentes intenten transmitir calma, faltaría más. Pero la crisis nos la vamos a tener que comer igual, y sería mejor no andarse con paños calientes. Y eso no está en el manual de estilo de ningún político. Que nos sea leve.