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Greenwashing: qué es, ejemplos y cómo prevenirlo

Greenwashing: qué es, ejemplos y cómo prevenirlo

El greenwashing amenaza la confianza en la inversión sostenible. Cada vez más empresas y fondos se presentan como “verdes” sin serlo realmente, generando dudas entre los inversores. Pero ¿cómo detectar estas prácticas y elegir productos que de verdad tengan impacto positivo?
El greenwashing se ha convertido en una de las principales preocupaciones dentro de la inversión sostenible. Se refiere a cuando una empresa o un producto financiero se presenta como “verde” o “sostenible” sin realmente cumplir con criterios sólidos medioambientales, sociales y de gobernanza, generando desconfianza entre los inversores.

¿Qué es el greenwashing?

En la Unión Europea se ha incrementado de forma sustancial en número de casos de greenwashing en los últimos años, por ello crearon una Taxonomía Verde y la SFDR que obligan a las empresas e inversores a reportar con mayor transparencia sus credenciales en materia de sostenibilidad. 

 ¿Qué es el greenwashing?

Greenwashing es cuando una empresa, producto o fondo proyecta una imagen “verde” que no se sostiene con hechos. No es solo “publicidad bonita”: implica afirmaciones ambiguas o parciales, métricas sin metodología pública, sellos poco exigentes o la hipérbole de mejoras menores (p. ej., cambiar el envase) mientras se ocultan impactos relevantes de la cadena de suministro, del uso del producto o de las inversiones.

El resultado es una brecha entre el discurso y el desempeño real: hay promesas (neutralidad en 2030, “100% eco”, “cero emisiones netas”) sin planes verificables, sin objetivos basados en ciencia, sin auditorías independientes ni trazabilidad de datos. 

A diferencia de la comunicación sostenible rigurosa—que aporta indicadores comparables, metas intermedias, criterios ESG claros y reportes verificados—el greenwashing desinforma, distorsiona decisiones de compra o inversión y erosiona la confianza en el mercado. En síntesis: vender sostenibilidad sin evidencias suficientes.

Casos de Greenwashing por regiones

Greenwashing en fondos de inversión

La presión regulatoria en Europa (SFDR, taxonomía verde) y en EE. UU. está aumentando para diferenciar lo que es verdaderamente sostenible de lo que solo lo parece. Sin embargo, todavía existen fondos que, pese a llevar la etiqueta ESG, incluyen compañías intensivas en carbono o con malas prácticas medioambientales.

Según un estudio de la European Securities and Markets Authority (ESMA), más del 50% de los fondos etiquetados como “sostenibles” en Europa en 2022 no cumplían con criterios estrictos, lo que ha impulsado nuevas regulaciones como la SFDR y la Taxonomía Verde Europea.

El greenwashing es una de las principales amenazas para la credibilidad de la inversión sostenible y por ello te explicamos en este artículo cómo evitarlo.

Ejemplos de productos que evitan el greenwashing

A continuación, repasamos algunos ejemplos concretos de productos que evitan el greenwashing y que pueden servir de referencia para los inversores que buscan sostenibilidad real en sus carteras. 

1. Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente

Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente sigue una estrategia temáticamente alineada con la sostenibilidad, invirtiendo principalmente —entre un 75 % y 98 %— en renta variable enfocada en empresas comprometidas con objetivos medioambientales: energías renovables, transporte limpio, economía circular, tratamiento de agua, eficiencia energética, entre otros.

Características del fondo
Definición
🏷️Nombre
Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente
🆔ISIN / Clase
ES0173130081 / Clase R
📈Alpha (1 a.)
0,41
🚩Benchmark
No tiene
📈Ratio Sharpe (1 a.)
0,43
💵TER (gastos corrientes)
1,74%
💼Patrimonio del fondo
1,5M€
📊Rentabilidad en lo que llevamos de año
12,9%

Está claramente posicionado como un producto sostenible y de impacto, clasificado como Artículo 9 bajo la regulación SFDR, lo que lo ubica en la categoría más estricta en términos de transparencia y credibilidad ESG

Desempeño del fondo


Ha superado ampliamente la categoría "Renta Variable Sector Ecología" (que presenta rentabilidades negativas en algunos periodos) y al índice S&P Global Clean Energy.

Ejemplos de compañías en cartera
  • Energías Limpias: Grenergy. 
  • Tratamiento de agua: Veolia, Pentair y Veralto.
  • Gestión de residuos: Befesa, Seche Environnement y Clean Harbors.
  • Eficiencia energética: Linde y Air Liquide

2. iShares Global Clean Energy ETF 

iShares Global Clean Energy ETF indexado al S&P Global Clean Energy Transition Index, enfocado en empresas de energía solar, eólica, almacenamiento de energía, electrificación y tecnologías relacionadas con la descarbonización.

Características del ETF
Detalle
📋 Nombre del fondo
iShares Global Clean Energy ETF 
📈 Rentabilidad YTD
27.73% 
💰 Distribución (dividendo)
De distribución
💲 TER
0,39 %
📉 Volatilidad (1 año)
Aprox. 29 %

El ICLN es un ETF temático bien estructurado para inversores que desean posicionarse en el sector de las energías renovables con un enfoque sostenible y transparente, pagando unos gastos razonables y recibiendo dividendos regularmente.

Desempeño de iShares Global Clean Energy ETF desde su lanzamiento


  • Incluye a las compañías líderes mundiales en generación y tecnología de energías limpias.

  • Estándares de exclusión estrictos y metodología transparente basada en la clasificación de S&P.

  • Utilizado como benchmark de referencia por numerosos fondos y ETFs globales de renovables.
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  • 💶
    Depósito mínimo
    0,00 €
  • 📝
    Regulación
    FCA, ASIC, CBI,
  • ⭐️
    Puntuación
    8.75/10


¿Cómo esquivar el greenwashing?

 ✅ Buenas prácticas a seguir: 
  • Transparencia en la cartera: mostrar qué empresas forman parte de la inversión y las razones para incluirlas.
  • Metodología clara y verificable: aplicar criterios sostenibles medibles, con impacto real y respaldado por datos.
  • Alineación con estándares reconocidos: cumplir con marcos internacionales como el SFDR Artículo 9 en Europa, contar con certificaciones externas y auditorías independientes.

Prácticas a evitar: 
  • Falta de claridad: metodologías opacas, sin criterios verificables ni revisiones externas.
  • Green marketing sin impacto real: mensajes atractivos que no se reflejan en métricas ambientales o sociales concretas.
 
El greenwashing seguirá siendo un riesgo para la inversión ESG mientras la demanda supere a la oferta de productos rigurosos. Sin embargo, existen filtros fiables: fondos con acreditación Artículo 9, ETFs con certificación externa (bonos verdes), e índices con exclusiones estrictas y auditorías independientes.

El inversor informado debe mirar más allá del marketing verde y centrarse en la metodología de selección y la evidencia del impacto real de las inversiones.
 

¿La inversión sostenible es rentable?

En los últimos años, la inversión sostenible ha demostrado que no solo puede generar un impacto positivo para el planeta, sino también ofrecer rentabilidades competitivas frente a otras estrategias tradicionales.

Un aspecto clave es la diversificación, ya que los fondos sostenibles suelen abarcar distintos sectores con gran potencial de crecimiento, como las energías limpias, la eficiencia energética, la gestión de residuos o el tratamiento de agua. Estos ámbitos no solo responden a una demanda creciente, sino que también están respaldados por políticas públicas y regulaciones que favorecen la transición ecológica.

Un claro ejemplo es la cartera del fondo Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente, la cual está bien diversificada no solo de forma sectorial, sino también geográfica y por capitalización, invirtiendo en sectores con un impacto positivo para el planeta. Con esto comprobamos que la inversión sostenible, sí es rentable.

Cartera del fondo Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente a cierre de agosto 2025


Evolución del fondo frente a su categoría (superándola en más de 10 puntos porcentuales)

¿Es posible evitar el greenwashing y lograr una inversión sostenible real? 

El greenwashing es un desafío real para el inversor sostenible, pero existen fondos de inversión, ETFs e índices con credenciales sólidas como los que hemos comentado anteriormente que muestran que es posible invertir de manera coherente con objetivos ambientales y sociales. La clave está en buscar productos con transparencia total, metodología robusta y reconocimiento regulatorio (ej. Art. 9 SFDR).

Reguladores como la ESMA en Europa o la SEC en EE. UU. están endureciendo la supervisión, mientras la SFDR en la UE clasifica los fondos en función de su nivel de sostenibilidad (Artículo 6, 8 y 9). Aun así, la falta de homogeneidad en las métricas deja espacio para estrategias de marketing que generan confusión entre inversores.

El inversor debe ir más allá del marketing verde y exigir transparencia, impacto medible y alineación con marcos regulatorios internacionales. Solo así la inversión sostenible puede ser un motor real de cambio.


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