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El binomio rentabilidad-riesgo: el equilibrio que todo inversor debe entender

Uno de los conceptos más importantes y básicos en las finanzas y todos los ámbitos de la vida es distinguir la relación entre rentabilidad y riesgo. Todos hemos oído hablar de ella, pero pocas veces se explica de forma clara y aplicable a la vida real.

 

1. Rentabilidad y riesgo: inseparables por naturaleza

Toda inversión implica cierto grado de incertidumbre. La rentabilidad esperada y el riesgo asumido siempre van de la mano:
✅ Si quieres más rentabilidad, necesitas aceptar más riesgo.
✅ Si no estás dispuesto a asumir riesgo, es lógico que la rentabilidad sea más limitada.

Imagina que vas de Madrid a Barcelona. Tienes tres opciones: 
  • 🚄 Alta velocidad (acciones, fondos de renta variable): Llegas más rápido, pero puede haber retrasos o huelgas. Ganas tiempo (rentabilidad), pero asumes incertidumbre (riesgo). 
  • 🚗 Coche (fondos mixtos, carteras diversificadas): Más control, más estabilidad, pero también más lento.
  • 🚶‍♀️ A pie (cuenta corriente o depósito sin remunerar): Sin sobresaltos… pero es probable que no llegues a ese destino con este método. Sirve para distancias más cortas.

Todo depende de para qué viajas, cuándo quieres llegar y cómo te sientes más cómodo.
Relación binomio Rentabilidad-Riesgo

 

2. Productos de bajo riesgo: pequeñas decisiones, gran impacto

Muchas personas mantienen sus ahorros en cuentas corrientes sin remunerar, pensando que es lo más seguro. Pero hoy la inflación media está en torno al 3%, lo que significa que tu dinero, aunque ahorres y sientas que ganas, más está perdiendo poder adquisitivo cada año.
👉 Con productos como los fondos monetarios, depósitos a plazo fijo o cuentas con cierta rentabilidad garantizada, ya se puede empezar a proteger el ahorro sin tener que asumir grandes riesgos. A veces no se trata de cambiarlo todo, sino de afinar pequeños detalles.  
Variación media anual índice de precios de consumo (IPC) en España de 2005 a 2024. Fuente: Statista


3. ¿Y los productos volátiles?

Aquí viene la parte que muchos temen… pero también la que otros aprovechan. Todo depende del perfil inversor de cada persona. Pero hay que tener en cuenta que la volatilidad no es mala per se. Solo hay que entenderla y saber cuándo tiene sentido asumirla y en que proporción se ajusta a ti. 
Si inviertes con un horizonte a medio o largo plazo, y te acompaña una planificación sólida, tener una parte de tu patrimonio en activos volátiles como renta variable global, emergentes o sectores disruptivos puede marcar la diferencia en los resultados. Eso sí, siempre ajustado a tu perfil y con una estrategia clara. No se trata de apostar, sino de diversificar con inteligencia y con objetivos definidos. 
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