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Un verano largo… muy largo

Llega el verano y parece que esté año tenemos mucha mayor cantidad de población con posibilidades de irse de vacaciones, eso es altamente positivo sobre cómo está el ciclo económico del país. La percepción que tengo y creo que ya comenté con el artículo sobre el Black Friday es que cada vez la sociedad tiene una mayor renta disponible, o al menos espero y que no se esté haciendo vía expansión del crédito.

Me gusta mucho observa mi entorno y más desde que he concluido que la serendipia es altamente positiva para la generación de negocios y de oportunidades de inversión, por lo que cuando salgo de casa observo a todo el mundo de mi alrededor. Ahora entremos en materia pues.

Durante un tiempo vivimos un auge de las tiendas del “compro oro” a día de hoy aun quedan muchas en nuestras ciudades, pero claramente no es un volumen como el que vivimos en los tiempos más duros de la crisis que empezó en 2008 con la caída de Lehman Brothers y el sorprendente pico que se produjo en el precio del oro. Tras esto tuvimos un boom indiscutible de las tiendas de cigarrillos electrónicos, de esas, al menos que yo sepa quedan o ninguna o muy pocas y por lo visto el termino a evolucionado a vapeadores.

En lo que a datos se refiere las tiendas de compro oro se han reducido en un 73% desde su máximo, allá por el 2011. Y las tiendas de cigarrillos electrónicos se han reducido en un 86% desde su máximo en 2013. Menudos datos nos encontramos tan alentadores para aquellos que quieran empezar un negocio de este tipo, pero bueno la evolución de cada uno de ellos y su caída viene determinada por elementos totalmente diferentes, además de que son negocios que no tienen absolutamente nada en común salvo una cosa, que se ubicaban en cada esquina de la ciudad, proliferaron como un virus para purgar a la sociedad, que falta haría pero ese es otro tema.

El tema principal que quiero exponer en esta disertación es que tanto en 2011 como en 2013 tuvimos un tipo de negocios que se pusieron de moda y que ambos, cayeron en desgracia y han perdido todo su atractivo. Por suerte los algunos compro oro han podido sobrevivir ya que el oro es un activo refugio en momentos de crisis y un activo de ostentación para clases medias que aspiran a ser quienes no son durante los auges económicos. Por lo tanto siempre será necesario que existan, aunque solo sea uno por ciudad. En cambio los establecimientos de cigarrillos electrónicos, que sufrieron una mayor caída han tenido varios factores a mi entender para producirse una caída tan abultada en su cuota de mercado.

Los negocios de cigarrillos electrónicos, pese a los conspiradores que creen que el lobby de las tabacaleras controlan el mundo, creo que cometieron el error de querer copar todo el espectro de fumadores. Cuando en realidad deberían haberse centrado en algún nicho concreto de los fumadores. Por otro lado también sufrieron una parte importante del crecimiento del precio del alquiler urbano, ya que sus primeros años los precios aun estaban por los suelos y quizás a muchos les llevo a subestimar sus costes fijos a la hora de establecer las tiendas en los centros de las ciudades. Otro de los errores también es subestimar el poder de la industria 4.0 y de los gustos de los milleninals, teniendo en cuenta que una gran parte de las compras que se realizan son online y que estás crecen a doble dígito de forma anual, fue un error imperdonable, (lo sé por hablar con personas que en su momento estuvieron en este negocio) subestimaron el poder de crecimiento Amazon, y queda muy relacionado con los gustos de compra de los millenials, pero también es importante remarcar que muchas personas de la generación del baby boom también está empezando a tomar contacto con la forma y los gustos de compra online. Entre los cambios de gusto de los consumidores y las disrupciones en la logística con las entres de Amazon en un día por ejemplo, el negocio de los cigarrillos electrónicos ha sido un desastre.

Ahora, que tenemos en estos momentos, siempre bromeo con mi socio en que tenemos una burbuja de fruterías. Pero hasta cierto punto es verdad, al menos en nuestra ciudad, porque tenemos una por esquina y son de lo más repetitivas incluso en los nombres. Con esto no pretendo crear la sensación de que las fruterías quiebren mañana, pero quizás muchas terminen por desaparecer o muchas de ellas simplemente se utilicen para blanquear dinero. También estamos teniendo un apogeo de peluquerías, o mejor dicho, barberías, es curioso como un negocio de toda la vida es de repente el nova más y empieza a reproducirse por todas las esquinas.

En el aspecto de las peluquerías me he fijado bastante porque para mí el pelo es muy importante. Lo que me ha llevado a observar el mercado y ver que la gran mayoría de nuevas peluquerías están regentadas por inmigrantes, que en muchas ocasiones están poniendo precios, que pese a estar dentro de la oferta del mercado, están en la parte inferior del rango, lo que creo que en unos años forzará a los peluqueros de toda la vida a mantener, al menos, sus precios sin grande subidas. Aspecto que me parece muy interesante como estudiante de económicas, un exceso de oferta en el mercado de las peluquerías nos lleva a unos precios muy competitivos a la hora de cortarnos el pelo. Por ejemplo en la zona de Bizkaia, el rango de precios que yo he conocido para cortar el pelo a un varón, es decir, solo corte, oscila entre los 9€ y los 20€. Yo era muy feliz con mi peluquero de toda la vida, 17 años con él hasta que se jubiló y le transmitió su know-how a otra persona, pero está nueva persona desapareció y cerró sin dar explicaciones a sus clientes, supongo que moriría, o eso espero. Por lo tanto creo que en el sector de las peluquerías se está produciendo una bipolarización de la demanda, existe un grupo nutrido de demandantes de servicios para el pelo que buscan precio, el mejor precio que el oferente pueda ofrecer. Pero por otra parte existe un grupo igual de amplio que es leal a su peluquero, y pese a los incrementos de precios no le abandonan.

Para ir terminando esta sarta de incoherencias, prometo que el próximo artículo será más serio, quizás una tesis de inversión sobre DIA, que llevo tiempo siguiéndola. Creo que las burbujas en negocios puntuales son sanas, porque nos recuerdan que no todo es felicidad, sirven para aliviar el cuñadismo, porque se pueden callar muchas bocas de paletos que creen saber y luego resultó que estaban equivocados y nos recuerdan que la economía y los mercados son delicados, pueden hundirse en cualquier momento. También dejar constar que la bipolaridad en la demanda de servicios de peluquería es algo que puede influir en otros sectores, los millenials tienden a ser los que priman precio a lealtad y las personas más mayores lo inverso. Por lo tanto, estos cambios demográficos son llamativos y pueden extrapolarse a otros sectores y negocios, pero será harina de otro artículo.

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