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Llevo un montón de tiempo sin escribir en el blog por el trabajo en el despacho, así que se me han pasado algunos tema

Llevo un montón de tiempo sin escribir en el blog por el trabajo en el despacho, así que se me han pasado algunos temas de actualidad sobre los que me hubiera gustado dar mi opinión, como el fichaje del ex-director de la Oficina Económica de Moncloa por el lobby de los constructores, una vergüenza que deja en muy mal lugar la independencia del Presidente del Gobierno y de su partido y muestra los peligros de las puertas giratorias, que tan poco interés hay en bloquear. Pero hay otros que se prolongan en el tiempo, así que allá voy. Quiero tratar sobre la crisis del modelo energético en que se basa nuestra economía, que tiene varios capítulos: la crisis de los hidrocarburos, por un lado; por otro, la oscuridad del conglomerado eléctrico, que tiene a su vez al menos dos subapartados (dos de los que voy a tratar, habría otras muchas cosas sobre las que no voy a entrar). Uno se refiere a las tarifas y otro a la planificación. Veremos si me da tiempo a hablar de todas estas cosas porque además van surgiendo otros temas de actualidad (hoy mismo se vota en el Parlamento Europeo una propuesta de un diputado conservador que supone un ataque brutal contra la libertad en internet, del que me gustaría hablar más si sale adelante) y quiero tratar también temas más propios de Derecho del Consumo y la responsabilidad civil, como la situación de bancarrota familiar, a la que ya me he referido desde la primera entrada del blog, pero que en estos tiempos de incremento del paro es cada vez más frecuente y conviene repasar algunas tácticas para protegerse y algunos medios para oponerse a los ejecutivos.

Empiezo por la crisis del petróleo, que es sin duda uno de los puntos clave de la crisis económica mundial, junto con la situación financiera provocada por las hipotecas sub prime y los productos estructurados montados con ellas.

Aunque los países de la OPEP quieran distraer la atención diciendo que los actuales altos precios del petróleo se derivan sobre todo de la especulación financiera, lo cierto es que la ley de la oferta y la demanda tienen mucho que decir en esta cuestión. Con economías como la de China, la India y otros países emergentes creciendo a tasas elevadas, el consumo de hidrocarburos y de otras materias primas es cada vez mayor; si no es posible incrementar la producción, la subida del precio es inevitable.

Según

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