Jornada de fuertes caídas para el Ibex 35, que por primera vez en mucho tiempo, se ha contagiado de cuestiones negativas que le son ajenas.
En esta ocasión, el origen de los problemas ha estado en Portugal. Hacia media mañana, la banca portuguesa comenzaba a caer con mucha fuerza, ante la aparición de informaciones que apuntarían a que el Gobierno portugués no sería tan benevolente con los impuestos diferidos del sector, aludiendo al fuerte aumento del déficit público que ocasionaría la transformación de los mismos en créditos fiscales. Algo muy diferente a lo que hizo el Gobierno español hace meses con los Activos Fiscales Diferidos, y que provocó la fuerte subida de la banca mediana.
Los bancos portugueses, que habían desarrollado fuertes subidas en el inicio del año, se desplomaban arrastrando consigo a los bancos españoles. Éstos se postulaban a tener un buen día, tras los resultados de Bankinter, y sobre todo, con la enorme demanda registrada por la subasta Sindicada de bonos a 10 años lanzada por el Tesoro, que ha sido de 4 veces la cantidad finalmente colocada (10.000 millones), bajándose el tipo de colocación inicialmente propuesto. De haberse celebrado esta subasta en otro día en que las bolsas fuesen más alcistas, la caída de la rentabilidad de la deuda española en el mercado secundario hubiese sido significativa, acercándonos más a niveles del 3,5% que del 3,7% actual.
El resto de Europa, Italia incluida, ha vivido una jornada completamente ajena a estas vicisitudes, registrando un comportamiento de más a menos, pero marcado por la suavidad.
