Acceder

Los "Lobbies" también hablan

Por mucho que le agradara aun no se había acostumbrado a ese despacho. Sus enormes techos, su frialdad le hacían sumirse en su más intima fragilidad, y esto le perturbaba. Miraba ensimismado los papeles, había tenido tanto que ceder, que cada cifra le pesaba en su ya débil espalda.

No le gustaba nada todas aquellas discusiones a altas horas de la noche, todos aquellos desencuentros con alguien al que le había confiado todo el poder económico de su país. ¿Tan difícil era poder hacer su trabajo, sin intromisiones de ningún tipo? Como político entendía que hay más de un interés en cada decisión, pero esta vez habían llegado demasiado lejos, debían tantos favores que no sabia como podrían salir de esta situación.

Le pesaban los parpados, era media noche, y llevaba horas encerrado en aquel fastuoso Ministerio. Decidió salir del despacho e intentar dar una vuelta, no podía dormirse, lo que llevaba entre manos era muy importante. Cuando estaba apunto de abrir la manecilla del despacho, sonó un gran estruendo del otro lado de la habitación . Se sintió aterrorizado, iba en sus pensamientos y se le habían cortado de raíz. Al fondo con las luces apagadas podía ver esa luz roja parpadeante, si era el teléfono y nada más.

Recorrió el camino con paso firme hacía su mesa, contestó. ¡No podía creerlo era esa voz metálica otra vez!

- Dígame...
- ¿A donde se dirigía?- se turbó, ¿como lo podían saber?
- Iba a pasear, solo quería descansar un poco.
- ¿Sabe lo que nos estamos jugando? ¿Entiende que nuestro triunfo depende en parte de usted?
- Sí, lo asumo pero las presiones son constantes, no se manejarme ante estas situaciones, ¡necesito mi libertad!- de pronto una metálica y sonora carcajada invadió el espacio entre él y su interlocutor.
- ¿Presiones? a quien coño le importan esas presiones, ¿sabe cuanto dinero hay invertido en usted? ¿sabe cuanto hemos dedicado a que este gobierno pueda ejercer su mandato?. Mire, estamos todos juntos en todo esto, y si cae nosotros caeremos. Eso si es una presión, su maldito jefe no le ha importado en cuatro años el cómo solo le preocupó el qué. Entiende...
- Si comprendo, tengo las manos atadas, ¿verdad?
- ¿Crees que la opa de Endesa, que mantengamos a Manuel callado, va a salirles gratis? Deben ganar, y no importa el cómo, así que o va con ellos y va contra nosotros.
- Debo ser consciente con mis principios, y se que nos hemos atado demasiado, pero no se si podré aguantar 4 años más.
- Por el bien de su jefe esperemos que si. Sabe cual es la respuesta y que debe hacer, esperamos impacientes su comparecencia.

El teléfono colgó. Sus peores temores se le habían hecho patentes, no podía dejar de lado a su partido, sabía que debía aceptar, pero nunca a cualquier precio, sus principios eran fundamentales para él. Solo le quedó suspirar, y presionar a sus jefe, esperaba que pudiese hacerle entender la situación. ¿Porque nunca el había hablado de esta voz metálica que lo acosaba constantemente?

...Continuará?

¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
Accede a Rankia
¡Sé el primero en comentar!