Lo que estás sucediendo en Grecia muestra en esencia lo que es Europa en estos días. Inoperancia y parálisis de toda la UE para tomar una solución urgente, rápida y necesaria que cada día que pasa presenta efectos más complicados de controlar. Políticos que solo predican el salvémonos hoy y ya veremos mañana.
La solución que parece se va a tomar en su caso es el resumen de las políticas que se han tomado durante toda la crisis a nivel mundial. Te seguimos inyectando dinero para que no nos explotes aún cuando todo el mundo ve que no hay solución y que las propias soluciones propuestas cada vez cierren más la salida de Grecia. Aplacemos el problema que hoy me viene mal resolverlo. A Grecia, solo le queda esperar que los acreedores asuman una parte importante de las pérdidas. No un simple retraso en el pago de las obligaciones.
Hasta llegar hasta este punto, el mensaje oficial generalizado es que la culpa la tienen los manirrotos de los griegos, que han vivido por encima de sus posibilidades.La conclusión sería cierta si no fuera porque el problema ya no es Grecia, sino todo un sistema financiero europeo irresponsable que ha prestado dinero a mansalva sin tener en cuenta criterios de riesgo básicos, al igual que hace unos años hicieron con el mercado inmobiliario. Con toda seguridad, espoleado por el dinero barato que les ha prestado el BCE desde que estallara la crisis, y que explica que si Grecia debía en 2007 una cifra equivalente al 105% de su PIB, el año pasado acabara con un endeudamiento equivalente al 142% de su PIB. En mi modesta opinión, se les ha quitado la opción de salvarse por sí mismos.
Hoy en día los países europeos, y aquí generalizo, están atados de pies y manos. Han perdido la oportunidad de dirigir su propia política económica y dependen de los intereses globales del resto de sus socios y especialmente de sus entidades financieras.
Desde el inicio de la UE, somos muchos los que pensamos que una divisa común precisa de una autoridad económica común (presupuestaria y fiscal) y a ser posible también política. De un ente que dirija el destino común de los europeos. Pero llegar a ese punto si que lo considero imposible.
Antes de la implantación del euro, los Estados podían devaluar sus monedas y podían manejar sus tipos de interés para atraer capitales, pero tras la unión monetaria esas políticas han desaparecido y ahora solo se lucha por salvar a un sistema financiero que sigue demostrando ser irresponsable.
Ahora a Grecia solo le queda aceptar todas las exigencias que les imponga la UE o el FMI y si no aceptan a ser abandonados a su suerte y expulsados del sistema Euro. La exigen tomar una medicina que no cura en ningún caso, si no que la seguirá matando. Alargamos su sufrimiento. Aumentar los impuestos hasta límites insospechados no es la solución. El problema es que detrás de ella, vamos todos los demás.
Realmente el interés surge para defender el sistema financiero que de caer Grecia sería arrastrado detrás de él. Y en especial, resultaría afectado el sector bancario alemán por el volumen de riesgos tomados.
Para finalizar, es curioso como todo esto se traslada al gran público. El pasado viernes por la mañana, en las tertulias radiofónicas de turno, un “experto” se atrevió a asegurar que los griegos tenían que “tragar”. Que no les queda otra. Seguro que no pensó seriamente en lo que decía porque igual lo de tragar se va a extender y visto como crece la prima de riesgo para nuestro país rozando ya casi los 300 puntos básicos, igual tragar, tragamos todos. En realidad, el problema de Grecia es el de todos. El problema de Grecia es el resultado de la imagen que hoy en día presenta Europa.