Campox2
22/06/25 12:23
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El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
📍 La Haya – Sede del TPI – Sala 4C La puerta blindada se cerró con un golpe seco. —Si han venido hasta aquí, no es por romanticismo legal —dijo Agnes Varga, sin ofrecer asiento. Gabriel asintió. Luis observaba cada gesto. Marcos, en silencio, sostenía un sobre lacrado. —Queremos saber si es posible tumbarlo legalmente —dijo Gabriel. Varga encendió un cigarro, violando dos normas internas. —Legalmente, sí. Políticamente… no tan rápido. Pero ahora sí tienen algo que nunca antes tuve: traza contable, testigos y exposición pública. Se acercó a una mesa lateral. Abrió un archivador. —Meinhardt usó al menos 6 estructuras fiduciarias para esconder flujos. Tres en Luxemburgo, una en Emiratos, otra en Delaware, y la joya: una fundación de caridad en Namibia que canalizó 22 millones bajo “educación para jóvenes emprendedores”. Luis murmuró: —Nova Terra. Varga asintió. Luego los miró uno a uno. —Hace diez años intenté que cayera. Le cerré un banco en Liechtenstein con sede pantalla en Suiza. Él respondió con una filtración a Der Spiegel sobre un caso falso de soborno que arruinó mi candidatura al Consejo de Seguridad. Marcos apretó los labios. —¿Y ahora? —Ahora, si ustedes están dispuestos a jugar sucio legalmente… yo estoy dentro. Gabriel le entregó el sobre. Ella lo abrió. Revisó la foto de Meinhardt, los informes, la USB de Lacroix. Sus ojos se endurecieron. —Esto no es una trama financiera. Es un régimen paralelo. Luis preguntó: —¿Qué necesitamos? Varga respondió, sin dudar: —Tres cosas. Validar toda la cadena probatoria con firma notarial. Ya.Aislar a Meinhardt de sus apoyos legales: quiero un listado de los despachos que firman sus trusts.Una jurisdicción valiente. Estonia, Letonia o Islandia podrían colaborar. O, si prefieren presión directa: Sudáfrica. Hay un fiscal allá que le debe un favor a la justicia europea.Se hizo un silencio. —¿Y usted? —preguntó Gabriel—. ¿Qué gana con esto?Agnes Varga sonrió por primera vez. —Redención. Se acercó a la ventana. La sede del Tribunal Penal brillaba al fondo. —Meinhardt cree que nadie lo juzgará. Que siempre es un despacho contra otro. Un técnico contra un notario. Una filtración contra una excusa. Se giró. —Yo quiero que suba a un estrado. Que alguien le lea los cargos. Que el mundo vea su cara cuando escuche: “Red Orion contra el Pueblo de Europa”. Gabriel se inclinó hacia delante. —Entonces, vamos a prepararlo. Varga apagó el cigarro. —El primer testigo clave es Lacroix. Vamos a blindarlo. Luego, necesito una cronología completa hasta Nova Terra. Sin huecos. Sin metáforas. Luis abrió el portátil. Marcos ya estaba sacando el mapa. Gabriel solo dijo: —Ahora sí empieza el juicio. Continuará...