Las publicaciones que Fisher Investments España examina con frecuencia para formar su opinión centran su atención en las acciones con altos dividendos, y los analistas que seguimos suelen considerarlas superiores a las acciones comunes y corrientes, especialmente para los inversores que realizan retiradas de efectivo. Sin embargo, a nuestro juicio, esta forma de pensar pasa por alto un riesgo importante. Si bien no tenemos nada en contra de las acciones con dividendos, nuestros análisis indican que los inversores que solo incluyen en su cartera títulos con elevados dividendos pueden tener problemas de diversificación.
Los dividendos son una de las formas en las que las empresas pueden utilizar su efectivo y devolver parte de él directamente a los accionistas. Según nuestros análisis, la mayoría de las empresas que pagan dividendos entregan este pago trimestralmente, aunque algunas lo hacen mensualmente o incluso semestralmente. Sin embargo, los dividendos no son pagos extra, sino que se sustraen directamente del valor de una empresa, es decir, que los accionistas reciban un dividendo en efectivo significa que la cantidad se resta del precio de la acción. En otras palabras, los dividendos son un retorno de la inversión, más que un retorno sobre la inversión.En este aspecto, en opinión de Fisher Investments España, son diferentes a los intereses de los bonos.
Cabe señalar que no se garantiza que los dividendos vayan a seguir pagándose. Aunque una empresa haya pagado dividendos regularmente durante años, puede reducirlos o recortarlos en cualquier momento. Por ejemplo, una empresa puede recortar los dividendos para reinvertir el efectivo en un proyecto a largo plazo o para disponer de más efectivo con el que poder atravesar un entorno económico difícil.
Además, las acciones con altos dividendos tienden a agruparse en ciertos ámbitos del mercado. Los análisis de la historia del mercado llevados a cabo por Fisher Investments España para formar su opinión muestran que estas empresas suelen tener beneficios cíclicos (que aumentan o disminuyen en función del ciclo económico), una mayor deuda, y valoraciones más bajas (por ejemplo, una relación precio-beneficio más baja). Es decir, normalmente dependen del crecimiento económico para expandirse —no de la reinversión de capital— y prefieren una estructura de capital con poco efectivo y mucha deuda.
Según nuestros análisis, estas características tienden a concentrarse en los sectores orientados al valor, como el inmobiliario, el de servicios públicos, el de artículos de primera necesidad y el financiero. La figura 1, en la que se clasifican los sectores que integran el índice MSCI World en función de su rentabilidad por dividendo, ayuda a ilustrar esta idea.
Figura 1. Sectores de la renta variable mundial clasificados según su rentabilidad por dividendo
Fuente: FactSet, a 17/3/2025.
En la práctica, el inversor que elige un sector debido únicamente a su rentabilidad por dividendos puede terminar con una cartera concentrada en secciones relativamente pequeñas del mercado mundial general. Por ejemplo, el sector de la energía arroja la mayor rentabilidad por dividendos, pero representa solo el 3,9 % de la capitalización bursátil del MSCI World.[1] El sector de la tecnología de la información, por el contrario, ofrece la rentabilidad por dividendo más baja, pero es, con diferencia, el mayor por capitalización bursátil (24,3 %).[2] Centrarse en las acciones con dividendos puede llevar a perder oportunidades en una gran parte del mercado mundial de renta variable.
Ahora bien, podría usarse un parámetro de referencia —un índice o una combinación de índices— como modelo para ayudar a construir la cartera; por ejemplo, el índice MSCI World High Dividend. Este índice mundial está integrado por las acciones de las empresas que pagan dividendos más altos y consistentes que la media del mercado.[3] No obstante, hay que tener en cuenta que no representa de forma equilibrada a todo el mercado mundial, es decir, está sesgado. Los sectores con mayor peso dentro del índice son los tradicionalmente orientados al valor, como el de artículos de primera necesidad (18,4 %) y el de servicios financieros (13,6 %).[4] En cambio, tiene muy poca exposición a los sectores orientados al crecimiento, como el de la tecnología de la información (5,9 %) y el de servicios de comunicaciones (4,2 %).[5] Lo mismo ocurre con el peso de los países o regiones; este índice tiene mucha más exposición a Europa y al Reino Unido que a Estados Unidos, en comparación con el mercado mundial.[6]
Por ello, en nuestra opinión, el inversor que busca obtener altos dividendos puede enfrentarse a ciertos riesgos inesperados. Por un lado, esto limita su abanico de oportunidades, es decir, su posibilidad de obtener rentabilidad en distintas áreas del mercado. Los análisis de la historia del mercado llevados a cabo por Fisher Investments España para formar su opinión indican que un inversor que solo se centra en los dividendos puede perderse la oportunidad de invertir en sectores y regiones que podrían generarle una rentabilidad útil para lograr sus objetivos financieros a largo plazo y orientados al crecimiento.
También reduce su capacidad para gestionar el riesgo. Según la opinión de Fisher Investments España, en base a los análisis de la historia del mercado que ha realizado, las acciones orientadas al crecimiento y orientadas al valor tienden a alternarse en el liderazgo; es decir, que cuando las primeras van a la cabeza del mercado, las segundas se quedan rezagadas, y viceversa. Por lo tanto, una cartera en la que predominan las acciones con dividendos —y, por tanto, con un sesgo hacia las acciones de valor— podría quedarse rezagada si otras partes del mercado asumen el liderazgo durante un período prolongado.
Ahora bien, puede haber períodos en los que tenga sentido dar mayor peso en las carteras a las empresas que reparten altos dividendos. No por el dividendo en sí, sino porque el sector, el tamaño, la región u otras características específicas de la empresa pueden dar lugar a que esta obtenga mejores resultados que la mayoría. No obstante, en opinión de Fisher Investments España, centrarse permanentemente en esta categoría tan estrecha de valores tiene sus peligros.
Fisher Investments España es el nombre comercial utilizado por la sucursal en España de Fisher Investments Ireland Limited, (“Fisher Investments España”). Fisher Investments Ireland Limited es una sociedad de responsabilidad limitada constituida en Irlanda que opera bajo la denominación de Fisher Investments Europe (""Fisher Investments Europe""). Fisher Investments Ireland Limited y su nombre comercial, Fisher Investments Europe, están inscritos en el Registro Mercantil de Irlanda con los números 623847 y 629724. Fisher Investments Europe está regulada por el Banco Central de Irlanda. El domicilio social de Fisher Investments Europe es 2 George’s Dock, 1st Floor, Dublin 1, D01 H2T6 Ireland. Fisher Investments Europe externaliza parcialmente diversos aspectos de las funciones cotidianas de asesoramiento de inversión, gestión de carteras y operaciones bursátiles a sus filiales. El presente documento recoge la opinión general de Fisher Investments Europe y no debe ser considerado como un servicio de asesoramiento personalizado en materia de inversiones o fiscal ni un reflejo de la rentabilidad de sus clientes. No se garantiza que Fisher Investments Europe siga sosteniendo estas opiniones, las cuales pueden cambiar en cualquier momento a la luz de nuevos datos, análisis o consideraciones. La información que figura en el presente documento no pretende ser una recomendación o un pronóstico de las condiciones del mercado. En su lugar, tiene por objeto esclarecer los aspectos tratados. Los mercados actuales y futuros pueden diferir ampliamente de los que se describen en este documento. Asimismo, no se garantiza la exactitud de ninguna de las hipótesis empleadas en los ejemplos contenidos en el presente documento
La capitalización bursátil es una medida del tamaño de una empresa que se calcula multiplicando el precio por acción por el número de acciones en circulación.