Informe abril
Tres son las principales preocupaciones que atemorizan a los inversores y que están provocando una fuerte caída de las bolsas y de la renta fija. En primer lugar, el aumento de la inflación y las subidas de tipos de interés asociadas a ellas, que han resultado en el mayor aumento mensual en la rentabilidad del bono a 10 años europeo y americano en más de una década. En segundo lugar, el conflicto entre Ucrania y Rusia, donde las esperanzas de alcanzar un alto el fuego parecen cada vez más lejanas, con los consiguientes daños económicos y presión en los precios de materias primas e hidrocarburos. Y en tercer lugar, la situación de China, donde al miedo a la crisis inmobiliaria se le unen ahora los diversos confinamientos en las principales ciudades y centros productivos del país, debido a la política de COVID cero que el país ha adoptado y que pueden tener un grave efecto sobre la economía y sobre las cadenas de suministro mundiales.
En el mercado de renta fija, hemos podido ver como estas preocupaciones han tenido un doble impacto negativo sobre la evolución de los bonos, por un lado, por el aumento récord de la rentabilidad de los bonos gubernamentales, y por otro, por la fuerte subida de las primas de riesgo de los bonos corporativos.
En el mercado de renta variable destacaríamos el inicio de la temporada de resultados, donde se ha podido ver el fuerte cambio de sentimiento negativo que se ha producido entre los inversores sobre los sectores de crecimiento y en especial sobre las empresas con un modelo de fuerte crecimiento de ventas, pero cuya generación de caja es baja o negativa.