Desde luego que es así. Pero el matiz también está en ese «a su alcance«. El banco puede implantar métodos de acceso con credenciales biométricas y varios factores de autentificación, pero si yo como cliente soy tan inocente como para transferir mi dinero a la cuenta que me indica alguien que me llama diciendo que es un trabajador del banco... El cliente, como máximo interesado en proteger su dinero, tiene también una enorme responsabilidad en la protección de sí mismo.
A los clientes a veces nos cuesta entender que por muchos medios de seguridad tecnológica que se implanten, en última instancia todo depende de una acción humana. Tristemente, los peligros del momento actual hacen que aunque sea incómodo decirlo, no todo el mundo debería poder acceder a según qué cosas.