La industria del software continuará el ritmo de la última década y seguirá creciendo al doble de ritmo que el PIB mundial durante los próximos cinco años, según una encuesta realizada por McKinsey & Company a 20 consejeros delegados de empresas europeas del sector.
En 2020 esta industria creció un 2,7%, mientras que la economía mundial se contrajo un 3,3% afectada por la pandemia del coronavirus. Asimismo, el sector del software ya copa siete puestos entre las diez empresas más valoradas del planeta y más de un tercio de las 100 empresas más valiosas de Estados Unidos.
Por el contrario, esta fracción se reduce a una cuarta parte en Asia y apenas un 7% en Europa, con solo tres compañías europeas entre las 20 tecnológicas de software más valiosas del mundo.
El socio líder de la práctica europea de software de la consultora, Alberto Torres, ha destacado tres líneas de trabajo en las que Europa podría tomar la delantera: el software vertical B2B, las pymes y las plataformas europeas construidas sobre innovación.
El primero de estos mercados supone 100.000 millones de dólares en ingresos al año (casi 93.000 millones de euros al cambio) y se prevén ritmos de crecimiento anuales de alrededor del 19% en los próximos cinco años.
En esta línea, McKinsey & Company ha destacado las adquisiciones de tecnológicas como Salesforce, Oracle o SAP para reforzarse en verticales concretos.
En cuanto a las pymes, se trata de un sector que representa la mitad del PIB europeo y que se encuentran en una fase de digitalización retrasada respecto a las grandes empresas y sin que los gigantes tecnológicos atiendan al sector.
Pese a esto, Torres ha señalado que se estima que las empresas con menos de 1.000 empleados gastan 30.000 millones de dólares (27.902 millones de euros) al año solo en software con perspectivas crecientes debido a la necesidad de digitalización provocada por la Covid-19.
El último área abordada es la de la I+D, donde la consultora constata la baja inversión del sector privado europeo, que supone el 1,4% del PIB, frente al 2,2% de Estados Unidos y el 1,7% de China. Pese a ello, Europa mantiene buenos resultados en el sector público y la educación.
Los consejeros delegados encuestados han subrayado que se podría dar una mayor colaboración entre empresas y universidades e instituciones europeas para traducir esta investigación básica en valor económico.
"Para ello, podrían emular el modelo utilizado en los centros tecnológicos de Silicon Valley, Boston, Austin o el Triángulo de Investigación de Carolina del Norte", subraya el directivo de McKinsey & Company.
Otras buenas prácticas de gestión a adoptar en Europa que han sido seleccionadas por los encuestados hacen referencia a la implantación de modelos de venta escalables con la creación de centros de ventas paneuropeos, que podrían ser un 25% más productivos que los tradicionales, según los cálculos.
Los directivos también han hecho hincapié en la necesidad de una gestión y desarrollo de productos con programas de creación y atracción de talento por parte de los gobiernos y un enfoque que se centre en subrayar las fortalezas de las empresas europeas en vez de sus debilidades.