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La guerra de la banca por los inmigrantes

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La guerra de la banca por los inmigrantes
La guerra de la banca por los inmigrantes
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Re: El arte de mirar hacia otro lado.

El arte de mirar hacia otro lado.
Casi el 60% de los más de nueve millones indocumentados que viven en EE UU proceden de México.
Ana B. Nieto / NUEVA YORK (26-08-2004)
http://www.cincodias.com/articulo.html?xref=20040826cdscdieco_5&anchor=cdscdi&type=Tes&d_date=20040826
Legales o no, los inmigrantes son bienvenidos por la Hacienda estadounidense, conocida por las siglas IRS. Tradicionalmente, este servicio ha puesto la mano para recibir los impuestos de los extranjeros, sin reclamar documento alguno que acredite que su presencia en el país está bendecida por las autoridades de inmigración.
En lugar de un DNI como el español, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos emite un Número de la Seguridad Social (Social Security Number) para todos los ciudadanos y residentes legales que, a la postre, es la identificación del futuro pensionista. Pero el IRS expide a quien lo solicite una identificación fiscal (Tax ID) y, al menos oficialmente, no cruza sus datos con el Departamento de Trabajo ni con el de Seguridad Nacional.
Los indocumentados pueden hacerse con un Social Security Number falso que les permite mantener una apariencia de legalidad. Y, una vez que logran el permiso de residencia, pueden reclamar con carácter retroactivo que se contabilicen sus contribuciones a la Seguridad Social.
Desde el 11-S, la integración del antiguo Departamento de Naturalización (inmigración) en el de Seguridad Nacional ha hecho que aumente la detección de números de la Seguridad Social falsos, pero no de manera masiva.
Sin más papeles que este precario número falso, es muy frecuente que los inmigrantes ilegales cumplan con sus obligaciones fiscales con el Tío Sam utilizando su propio número de identificación fiscal. Según los expertos, así es más fácil lograr a posteriori legalizar su situación.

Aunque paguen impuestos, los ilegales no acceden a las ayudas públicas
Pagar impuestos aunque se esté ilegal en el país facilita también otras tareas cotidianas. 'Es muy frecuente que los indocumentados pidan una identificación fiscal para pagar impuestos y poder así abrir una cuenta en un banco', comenta una asesora fiscal de Brooklyn, cuya clientela es mayoritariamente hispana. Ante esta petición, el IRS suele mirar para otro lado y dar la identificación fiscal. Según un experto en inmigración de la Universidad de Columbia, que prefirió no hacer público su nombre, esta situación viene bien a la banca porque ganan clientes y el negocio de las transferencias, por lo que se conforman con pedir la identificación fiscal y renuncian a reclamar el Social Security Number.
Joel Magallán, de la asociación Tepeyac de Nueva York, dice que al IRS le interesa saber cómo se va a pagar y sólo pide un pasaporte u otro documento que identifique al inmigrante para dar el Tax ID.
Otro asunto vital es el carné de conducir, que junto con el SSN es una suerte de DNI. Hasta ahora, 40 Estados accedían a que éste se emitiera con una identificación alternativa al SSN, pero en algunos como Nueva York se está retirando a quien no tenga SSN, lo que complica la precaria situación laboral de muchos sin papeles.
Aun pagando impuestos, estos inmigrantes contribuyen a aflorar parcialmente la economía sumergida y a sostener las arcas públicas. Pero siguen sin poder votar (algo que tampoco pueden hacer los inmigrantes legales) y tienen dificultades para acceder a cualquier tipo de ayuda oficial o servicio público. Además, la espada de Damocles de la deportación les convierte en presa fácil de empresarios sin escrúpulos.
Sobre el papel, poco ha cambiado tras el 11-S, pero las asociaciones de inmigrantes temen que extraoficialmente se empiecen a cruzar datos entre agencias por razones de seguridad nacional.

Un país que funciona a base de extranjeros
Romper el statu quo en materia de inmigración puede ser un gran problema para un país que, según Joel Magallán, de la asociación Tepeyac, necesitará en los próximos quince años 10 millones de trabajadores, tanto en el