Se invierte, directa o indirectamente, al menos el 70% de la exposición total en activos de renta fija (incluidos depósitos e instrumentos del mercado monetario cotizados o no, líquidos) sin predeterminación por tipo de emisor (público/privado), rating emisión/emisor (pudiendo estar toda la cartera en renta fija de baja calidad) o duración media de la cartera de renta fija. La parte no expuesta a renta fija de la exposición total se invierte, directa o indirectamente, en renta variable (máximo 30%), de cualquier capitalización y sector.