El subfondo tiene como objetivo proporcionar una rentabilidad total a largo plazo mediante la inversión en una cartera concentrada y diversificada globalmente de valores de infraestructura cotizados, promoviendo a la vez criterios ESG en el sentido del artículo 8 del Reglamento SFDR. Para ello, el subfondo busca obtener una calificación ESG superior, proporcionada por fuentes externas reconocidas y sujeta a un análisis propio de HSBC. Esta calificación se calcula como la media ponderada por capitalización bursátil de las calificaciones ESG otorgadas a los emisores de las inversiones del subfondo, en comparación con la media ponderada del universo de renta variable de infraestructura invertible. El subfondo invertirá un mínimo del 90% de sus activos netos en acciones y valores equivalentes de empresas relacionadas con la infraestructura, domiciliadas, con sede, que desarrollen actividades comerciales o que coticen en un mercado regulado de cualquier país, incluyendo tanto mercados desarrollados como emergentes.